Crónica negra de Valladolid
El joven hostelero de Tordesillas que murió desnucado en la puerta de su barÓscar Gómez falleció tras una pelea con cuatro personas que intentaban robar el mobiliario de la terraza. La Guardia Civil identificó al supuesto autor, pero el juez le dejó en libertad por falta de pruebas
Óscar Gómez, de 29 años y dueño del bar La Bodeguilla de Tordesillas, murió después de una pelea con cuatro jóvenes, de nacionalidad portuguesa, en la que recibió un empujón que le llevó a caer de espaldas sobre un bordillo y golpearse la nuca.
Los hechos ocurrieron de madrugada del 25 de mayo de 2007, en torno a las 2:15 horas, cuando la víctima y su novia acababan de cerrar el establecimiento hostelero, situado en la esquina de la avenida de León con la calle Huesca. Desde su vehículo, la pareja observó cómo cuatro personas la emprendían a patadas contra el mobiliario de la terraza para robar las sillas y mesas apiladas y encadenadas en la entrada.
Entonces comenzó la discusión, a escasos metros del local y en un área de estacionamiento de vehículos en batería. El hostelero les recriminó su actitud y comenzó una pelea en la que la novia recibió varios puñetazos y Óscar fue empujado. Los autores de la agresión huyeron y dejaron al hostelero desangrándose. Su novia alertó al 112 a las 2:24 horas, llamó al padre del joven y a una pareja de amigos, pero para cuando la ayuda llegó Óscar ya había muerto.
Su novia, la única testigo
Según la autopsia, el hostelero murió desnucado por la contusión en la parte posterior del cráneo y descartó que sufriera traumatismos previos más allá del empujón en el pecho que hizo que perdiera el equilibrio y cayera. Los vecinos de la zona no vieron la agresión, ni oyeron la discusión, aunque sí se despertaron minutos después de los hechos al escuchar los gritos de la novia, única testigo del crimen.
Su familia, oriunda de La Bañeza (León), residía desde mediados de los años setenta en Tordesillas. El fallecido y su padre, junto a otras dos hijas, regentaban el bar La Bodeguilla desde hacía dos años. Entre toda la familia «habían conseguido sacar adelante el negocio después de un primer año duro». «Estaba muy contento por cómo le iban las cosas» y gozaba de una clientela fija, sobre todo a la hora del vermú o por la noche en la terraza.
«Nos lo han matado, nos lo han quitado justo cuando las cosas le iban bien con el bar», lamentó un tío del joven hostelero. «Esto nos ha hundido y nos dejará marcados para toda la vida», resumió otro familiar a este periódico. «Estaba muy ilusionado porque le iban a dar su casa y se iba a ir a vivir con su novia en un mes».
Sin pruebas concluyentes
El abogado del único sospechoso como presunto autor de un delito de homicidio por imprudencia y otro más de omisión del deber de socorro solicitó el sobreseimiento del caso por falta de pruebas contra su cliente, a pesar de que la novia de la víctima le reconoció a través de una fotografía días después de los hechos.
El caso parecía resuelto cuando los agentes de la Guardia Civil, en colaboración con la policía lusa, localizaron a J. M. B. D. C., en el país vecino y le enviaron una citación para que declarara en el juzgado. Así lo hizo el trabajador de la construcción el 16 de agosto de 2007.
Además, presentó al juez unos justificantes «un tanto dudosos», según indicaron fuentes jurídicas, de que el día del crimen estaba trabajando en Portugal. El magistrado le dejó en libertad con cargos a la espera de unas pruebas que deberían concretar el grado de participación de las otras tres personas que aquella noche iban con él. Su versión fue dada por buena por el magistrado, pero con la oposición del abogado de los padres de la víctima.
Proceso judicial lento
Catorce meses más tarde, las cosas seguían sin estar claras. Los otros implicados, acusados de un delito de omisión del deber de socorro -que conlleva penas de hasta ocho años de prisión- al abandonar al herido desangrándose, seguían sin localizarse. Debido a la lentitud del proceso, los familiares del fallecido tuvieron que contratar a un abogado particular.
Dos años después, la única testigo compareció por primera vez desde el inicio del procedimiento y volvió a reconocer al supuesto autor cuando le mostraron su foto. Sin embargo, el juez le denegó poder participar en una rueda de reconocimiento en la que estaría presente el principal sospechoso.
Así, el caso se paralizó dado que el testimonio de la joven era lo único que podía haber arrojado luz sobre lo ocurrido. El 19 de mayo de 2010, el juez sobreseyó la causa contra el sospechoso ante la imposibilidad de situarle en el escenario del crimen.
Una familia que no se rinde
En varias ocasiones, la familia de Óscar -encabezada por Roberto Gómez, su padre- reclamó públicamente a jueces, fiscales y guardias civiles «más implicación» para resolver el caso. El problema, según declaraciones del progenitor a este diario, venía de muy atrás. «Cuando mataron a mi hijo no sabía que tuviera que coger a un abogado, porque confiaba en que la Fiscalía iba a hacer su trabajo, pero no han hecho nada y para cuando nos personamos en la causa parece ser que llegamos demasiado tarde».
«La Guardia Civil hizo un buen trabajo, dio por resuelto el crimen cuando detuvo al sospechoso, pero nunca permitieron que mi entonces nuera, única testigo, pudiera reconocerle en una rueda de reconocimiento», recordaba hace tres años Roberto Gómez antes de concretar que en los autos figura «un escrito de la Seguridad Social de Portugal que parece modificado a mano –esta prueba situaría al sospechoso en su país en el momento de los hechos– y que estamos tratando de cotejar con el original para intentar, si lo conseguimos, que se pueda reabrir el caso», añadía por entonces el padre de la víctima.
Hace dos años la Audiencia de Valladolid desestimó el recurso de la familia de Óscar Gómez para reabrir el caso y esclarecer los hechos. Los abogados de la familia presentaron un recurso de apelación después de que el juez rechazara la documentación aportada en noviembre de 2022 en base a la posible manipulación de un documento en el que se detallaba la coartada del principal sospechoso.
La próxima semana
Cuatro disparos, un ajuste de cuentas y dos víctimas en un club de alterne de Medina del Campo.
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