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V. M. NIÑO
Sábado, 23 de enero 2010, 11:45
«Tenemos dos orejas y una sola boca justamente para escuchar más y hablar menos», reza una de las citas de la exposición 'Inaudito, la aventura de oír', inaugurada ayer en el Museo de la Ciencia. Dedicada al mundo del oído y organizada por Gaes, empresa líder en la producción de audífonos, la muestra temporal estará en Valladolid hasta el 9 de mayo. Descubrir el sentido de la comunicación oral, conocer su fisiología y prevenir las pérdidas de audición son los objetivos que se han marcado los organizadores.
Una gran oreja recibe al visitante. Apéndice tan conflictivo como la nariz cuando excede del tamaño estándar, blanco de burlas infantiles y de amputaciones traumáticas en el crimen y la locura, es sin embargo la antesala de un mecanismo de precisión que alberga los huesos más pequeños de nuestro cuerpo. Que las ondas sonoras se transformen en información en el cerebro depende de que lleguen bien al pabellón auricular y de allí al tímpano, en el que impacta de forma irregular. Las diferencias de presión se transmiten a una cadena de huesecillos que se golpean entre sí. Las vibraciones, ya en el laberinto, pasan a dos líquidos -fuera y dentro del caracol- y son percibidas por las células ciliadas que convierten la vibración en impulso nerviosos. Es este el que identifica en el cerebro el ruido con una cafetera, el paso del tráfico o un instrumento musical.
Cuestión de frecuencias
Una serie de paneles interactivos permiten jugar con esos impulsos y comprobar la cantidad de datos que recibimos por los oídos antes que por la vista. Universos sonoros, las voces de la granja, los sonidos de la casa, son algunos de los retos que la muestra propone. La música y el reconocimiento de los distintos instrumentos explica la diferencia entre frecuencia (la misma nota en los instrumentos tiene la misma frecuencia e incluso mismos hercios), intensidad (decibelios) y timbre (particular en cada instrumento).
Los límites de frecuencias que escucha el ser humano está entre los 20 y los 20.000 Hz, mientras que los murciélagos o los delfines llegan a los 160.000Hz y el limitado topo sólo a los 4.000. Beethoven, el sordo universal, al que la naturaleza le arrebató el sentido al que debe su gloria, no llegó a escuchar su 'Novena sinfonía' tal como la oye el público. Sin embargo, hay quien se resiste a llamar a eso sordera. El pianista Krystian Zimerman, que el pasado domingo tocó en Valladolid, afirma que Beethoven no era sordo sino que «escuchaba en otra frecuencia».
Los oídos expuestos a sonidos intensos durante mucho tiempo acaban padeciendo pérdida de audición. El ruido que supera los 90 decibelios es nocivo para las personas y sirvan como referencias los 80 decibelios del tráfico, los 115 de una discoteca o los 130 de un avión al despegar. Así como las gafas están más aceptadas que el audífono, según los profesionales de Gaes, es más conocida la presbicia que la presbiacusia, el desgaste del oído producido por la edad. Una revisión anual a partir de los 55 años es el consejo médico además de advertir que sólo uno de cada cuatro españoles con problemas auditivos acuden al especialista.
Un 8% de la población española, 3,5 millones de personas, padecen pérdida auditiva. En Valladolid son 25.000 los afectados y 42.000 en la provincia. La exposición incluye un test para que cada uno evalúe el estado de sus oídos.
El exhaustivo y ameno recorrido por el mundo del oído termina con la exhibición de los instrumentos ingeniados para suplir las deficiencias auditivas. Desde la trompetilla al audífono digital y los implantes cocleares son las respuestas médicas explicadas. La trompeta sube los tonos agudos y graves, aumenta la intensidad de entrada de las ondas. El audífono digital ha superado al analógico en cuanto que no sólo amplifica sino que puede subir los tonos de forma discriminada según la deficiencia del paciente. El implante coclear se propone en casos de sordera profunda, cuando hay destrucción de células ciliadas. El implante transforma las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo.
Lenguaje de signos
Inés Rodríguez, directora del Museo de la Ciencia, anunció que durante el mes de abril se celebrarán cuatro conferencias sobre los aspectos físicos del sonido, la acústica arquitectónica, la organología (que impartirá Luis Delgado) y la fisiología de la audición. Además el programa del planetario será traducido al lenguaje de los signos, como lo fue ayer la presentación de la exposición.
Acudieron a la misma el doctor Luis M. Gil-Carcedo, jefe de servicio de ORL del Río Hortega, Darío Morais, su homólogo en el Clínico, el alcalde Javier León de la Riva y las concejalas Ángeles Porres y Mercedes Cantalapiedra, así como el director de Gaes, Antonio Gassó. La muestra recorrió cuatro ciudades el año pasado y ha sido vista por 300.000 personas.
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