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PARA DETENERSE. Capilla de la Concepción de la catedral de Burgos, situada en el claustro bajo./ FOTOGRAFÍAS: JAVIER PRIETO GALLEGO
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La fiesta de las gárgolas

La catedral de Burgos celebra su declaración como Patrimonio Mundial de la Unesco

JAVIER PRIETO GALLEGO

Domingo, 29 de noviembre 2009, 12:20

E l 31 de octubre la catedral de Burgos celebró su 25 cumpleaños como miembro de una lista a la que sólo se accede por invitación: la del Patrimonio Mundial que elabora la Unesco. Así que las gárgolas, que son los guardianes más profanos del templo, lo celebraron por todo lo alto. Literalmente.

Esta catedral entró en ese club de los elegidos en 1984 y fue uno de los cinco primeros monumentos españoles en formar parte de él. Sus compañeros de timba fueron La Alhambra y el Generalife, la Mezquita de Córdoba, El Escorial y el parque y palacio Güell.

El caso es que una catedral como la de Burgos siempre es merecedora de visita. Y parece que apetece más si uno se la imagina echando las campanas al vuelo de las celebraciones, con el papamoscas como anfitrión tirando de matasuegras y las gárgolas de comparsa. La imaginación es libre. Y prueba de ello es la propia catedral: un cántico a la levedad de la piedra que sólo fue posible porque quienes la pensaron imaginaron que con sus pináculos podían rascarle a Dios la barriga -escrito sea desde el respeto-.

Para empezar por el principio habría que decir que la gestación del templo burgalés, auténtico icono de la Castilla más medieval, lleva sus raíces hasta el momento en el que comenzó la construcción de un anterior templo románico, a comienzos del siglo XI. Burgos comenzaba entonces también un momento de pujanza en el que se iba consolidando como cabeza de Castilla en la que residía el poder real y eclesiástico. Esto hizo que se viera enseguida la necesidad de ampliar aquel primer templo y, poco después, realizar uno nuevo mucho más moderno y acorde a esa condición. El actual edificio gótico se comenzó a construir el 20 de julio de 1221 en un tiempo de gran dinamismo económico y demográfico, en el que Burgos figuraba ya como un lugar destacado del Camino de Santiago. El mismo camino por el que penetraban, además de peregrinos, las ideas, las modas y el gusto de los franceses por levantar catedrales que se elevaran allá hasta donde fuera posible.

Pero las catedrales son seres vivos que no acaban de formarse nunca. Aunque consagrada y en uso, las reformas, añadidos, deterioros y hasta pegotes son constantes. A mediados del siglo XV se realizaron las reformas que culminaron con el añadido de las agujas de las torres que dotaron al templo de su perfil de erizo de la mano de Juan de Colonia. Manos de la misma familia añadieron en la girola una capilla con aires de catedral para que los Condestables, Pedro Fernández Velasco y Mencía de Mendoza, descansaran como auténticos reyes.

Luces y sombras

El espectacular cimborrio se terminó en 1576. Nuevos tiempos dejaron el gusto por el Barroco en la capilla de Santa Tecla y el cerramiento del Coro. Incluso el bombazo que el 13 de julio de 1813 hizo saltar por los aires el castillo de Burgos, que las tropas francesas habían convertido en polvorín, propició sobre la seo una lluvia de pedruscos de tal envergadura que se llevó por delante todas sus vidrieras. Sólo se salvaron la que está sobre la puerta del Sarmental y alguna de las ventanas de la capilla de los Condestables.

Lo que llama la atención después de tanto añadido y quitado es que cuando se pregunta en taquilla por los servicios no haya sitio por alguna parte para tan importante rincón, más en un monumento por el que pueden llegar a pasar miles de personas al día y cuesta 5 euros entrar.

También asombra que si uno quiere enterarse de verdad de lo que hay dentro no quede más remedio que comprarse un libro. O llevarlo de casa. Las audioguías que alquilan -3,50 euros- son unos ancestrales aparatos que en la misma taquilla te recomiendan no usar: no hay forma de hacerles entender que varias zonas de la catedral están cerradas por obra y no se pueden saltar. Tampoco se puede uno entretener mucho: si está más de tres minutos parado el aparato vuelve a empezar la explicación de todo el recorrido, aunque estés ya por el final. Queda dicho: feliz aniversario.

info@javierprietogallego.com

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