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MUNDO

El refugio de los barbudos

Sendas angostas y casi impenetrables conducen hasta Sierra Maestra, el cuartel en el que Fidel Castro hizo fuerte a su ejército rebelde

MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO

Martes, 30 de diciembre 2008, 02:30

Los 82 expedicionarios del yate 'Granma', entre ellos Fidel y Raúl Castro, Ernesto 'Che' Guevara, Juan Almeida y Ramiro Valdés, se internaron el 2 de diciembre de 1956 en las aguas cenagosas próximas a la playa Las Coloradas, en el extremo oeste de la costa sur, tratando de evitar a las tropas del coronel Fulgencio Batista. Fueron descubiertos y la aviación los atacó el día 5.

«Éramos un ejército de sombras, de fantasmas que caminaban siguiendo el impulso de algún oscuro mecanismo psíquico. Habían sido siete días de hambre y de mareo continuos durante la travesía en el yate 'Granma' sumados a tres días más, terribles en tierra», describió el Che en 'Pasajes de la Guerra Revolucionaria'.

Ese fue el comienzo de poco más de dos años de vida nómada. Para el día 15, los 'casquitos', como llamaban a los soldados, habían logrado exterminar a casi la mitad de los viajeros del 'Granma'. Tres días después se produjo el reencuentro de los dos hermanos en la finca de Mongo Pérez en Cinco Palmas. Una conversación entre ambos dio origen a una frase para la historia. «¿Cuántos fusiles tienes?», preguntó Fidel. «Cinco», dijo Raúl. «Y dos que tengo son siete. ¡Ahora sí ganamos la guerra!».

Primera victoria

Según el relato del Che llegaron a la zona del río La Plata el 14 de enero. «Seguíamos un angosto trillo del bloque marcado especialmente para nosotros a punta de machete por un campesino de la región, llamado Melquiades Elías».

El 17 de enero de 1957 atacaron el cuartel y lograron la primera victoria del Ejército rebelde. Entre marzo y abril ya sumaban 80 hombres. Camilo Cienfuegos comandaba la vanguardia, Raúl Castro encabezada el siguiente grupo, seguido por Fidel Castro. Detrás iba la columna de Juan Almeida y en la retaguardia Efigenio Amejeiras. Dieron origen a las Columnas invasoras. El Estado Mayor del Ejército rebelde quedó instalado en la Comandancia de La Plata.

En el 2005, el huracán Dennis sólo dejó en pie 3 casas, entre ellas la utilizada por Fidel Castro que tenía dos partes, el dormitorio-estudio sólo para él y la cocina que sí comunitaria. En el suelo de la cocina, había una trampilla para facilitar la huida en caso de acorralamiento de los soldados.

En una de las cimas se instaló la primera emisora de Radio Rebelde que emitía partes de los rebeldes o barbudos como los conocían los campesinos. Dejarse la barba tenía doble ventaja, no hacía falta afeitarse y era una seña de identidad que distinguía a los rebeldes auténticos y delataba la presencia de infiltrados.

Pendientes imposibles

Ese lugar se ha convertido en un santuario revolucionario. Enclavado en el Parque Nacional Turquino, nombre del pico de mayor altura de la isla, 1.974 metros sobre el nivel del mar, es visitado anualmente por estudiantes, turistas y cubanos que desean ver por sí mismos la cuna de la revolución. A cada tramo aparecen carteles: 'Ante el bloqueo multiplicaremos nuestro esfuerzo y abnegación', 'El esfuerzo nos dará la victoria', 'Chequear y controlar, ésa es la clave'.

Después, faltan 20 kilómetros de pendientes y curvas muy pronunciadas antes de llegar al Hotel Villa Santo Domingo, la última señal de civilización antes de emprender la subida a la sierra. Allí nos espera a las 8.30 de la mañana Luis Ángel Segura Castillo, el conservador de piezas históricas de la Comandancia de la Plata.

La marcha se hace muy cuesta arriba a causa del barro. Cualquiera puede imaginarse las caminatas de Celia Sánchez, Vilma Espín y Haydé Santamaría, que más delgadas y mejor pertrechadas, aunque cargadas con cinturones de cartuchos y escopetas, fueron de las pocas mujeres no campesinas que subían hasta la comandancia.

Tras kilometro y medio de lenta subida está la casa Medina, un espacio para reponer el aliento donde viven y trabajan a turnos guardabosques y empleados del parque. A similar distancia, está la cabaña usada como hospital y la clínica dental donde el Che hizo su primera operación estomatológica.

Bajando unas escaleras improvisadas con troncos de árboles está la casa de Fidel. Prácticamente cubierta por la vegetación. Y si la subida fue dura, la bajada fue peor, casi de costado. Algunos de los expedicionarios modernos tienen que bajar de espaldas para evitar salir rodando.

Pero el paisaje es impactante. La Sierra Maestra es la mayor cadena montañosa del país situada en el oriente de la isla. En ella se funden bosques, cumbres y valles, las palmeras se elevan sobre todo tipo de árboles y la vegetación es exuberante. Después de todo, merece la pena el esfuerzo.

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