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J. DÍAZ DE ALDA
Miércoles, 19 de marzo 2008, 10:36
La crisis que atraviesa el sector del ladrillo se ha cobrado su primera víctima de entidad. La constructora Seop, que cuenta según sus datos con mil empleados en toda España, presentó ayer en un juzgado madrileño una solicitud voluntaria de concurso de acreedores, lo que antes se conocía como suspensión de pagos. La empresa, filial del grupo Silver Eagle, justificó su decisión en el impago por parte de algunos de sus acreedores de una cantidad de dinero que no quiso concretar, así como en el endurecimiento de las condiciones que las entidades financieras aplican a la financiación.
Valladolid acoge la delegación noroeste de esta empresa, que tiene oficinas en el número 5 de la calle Miguel Íscar. La constructora ha realizado varias obras en la provincia. Entre las más recientes, la remodelación del Hospital Benito Menni. Ha concluido la primera fase de este centro, a falta de remates, y queda por acometer la segunda. Ahora será el administrador judicial el que decida si Seop, perteneciente a la Asociación Vallisoletana de Empresarios de la Construcción (Aveco), puede afrontar el contrato para finalizar la reforma del complejo de las Hermanas Hospitalarias, ubicado en la avenida de Juan Carlos I. El nombre de Seop también se puede ver en las vallas publicitarias del polideportivo Pisuerga donde juega el Grupo Capitol.
Seop, que desarrolla actividades tanto del ámbito residencial como de la obra pública, no tiene dinero. Al menos de momento, afirman fuentes de la empresa. La compañía subrayó que se ha decantado por el concurso de acreedores «con el objetivo de cumplir de forma ordenada con las obligaciones de pago con los proveedores, para garantizar el futuro empresarial de la sociedad, y por entender que ésta es la mejor solución ante una situación transitoria de falta de liquidez, como es la actual». La noticia cayó como una bomba en Cantabria, pues la constructora es propietaria del 80,38% del Racing de Santander.
Tanto los trabajadores de Seop como muchos de sus proveedores han comenzado a organizarse ante lo que muchos califican de «una muerte anunciada». Los empleados de las muchas obras y proyectos que maneja la constructora buscan amparo y consejo en los sindicatos mientras los segundos, menos organizados, acumulan facturas y contratos en un acopio de material documental que les sirva ante el tribunal.
En el puesto número 13
La nueva víctima del parón inmobiliario (recientemente lo fueron Contsa y varias empresas del grupo Jafe; y a punto estuvo Habitat) cuenta con nueve delegaciones en España. En el 2006 -no hay cifras públicas posteriores- logró unos ingresos de 433 millones de euros que le permitieron apuntarse un beneficio neto de 6,56 millones. A esa fecha, la cartera de obra (los contratos firmados y dispuestos a desarrollar) sumaba 1.262 millones de euros lo que le permitía, según la propia Seop , «tener asegurada la actividad durante los próximos años». Los proyectos de Seop se reparten al 88% en edificación residencial y al 12% restante en obra civil. A pesar de pertenecer a un grupo de tamaño considerable, el descalabro que vive el ladrillo ha podido con la empresa, que ocupa el puesto número trece en la clasificación de constructoras españolas. Silver Eagle se apresuró a resaltar que el problema no afectará a la matriz. El grupo cuenta con promotoras propias y en colaboración con Caixa Catalunya (Alcalá 120 y Seif Procam), así como filiales de servicios como Teginser y Sedi.
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