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I. T. R.
Jueves, 21 de febrero 2008, 11:37
A sus 24 años, el zamorano Abraham Redondo lleva siete viviendo en Madrid, donde cursó estudios en la Escuela de Arte Drámatico de Cristina Rota y donde desarrolla su profesión. Amante de la magia del teatro y el cine, ha trabajado en televisión y en publicidad. Hoy llega a Zamora con la ilusión de realizar su primer trabajo en su tierra de la mano de David Furones en el metraje 'Crónica de una lágrima'.
-¿Qué le llevó a tomar la decisión de ser actor?
-Es algo que desde muy pequeño me llamó la atención y supongo que tuvo mucho que ver mi madre, es pintora y fue quién me inculcó la pasión por el arte. Comencé con el teatro en el colegio y después me apunté a un grupo de Zamora con el que me pasé un verano entero actuando por los pueblos.
-Tuvo que desplazarse a Madrid para buscarse la vida...
-Sí, tuve la suerte de que mis padres se dieron cuenta de que realmente me gustaba esto y era feliz, y a los 17 años me dieron la oportunidad de trasladarme a Madrid para estudiar en la escuela de Cristina Rota.
-Siete años después, ¿qué balance hace?
-El balance es muy positivo a nivel personal y profesional, pero estos años he tenido de todo. En esta profesión hay mucho intrusismo y como no tengas un padrino que te apoye, tienes que buscarte la vida, y así lo he hecho. He trabajado de camarero, dependiente o azafato y lo compagino con lo que me sale como actor, porque ésta es una profesión nada constante.
-De todos los proyectos en que ha participado, ¿Con cuál se queda?
-La mitad de lo que sé de esta profesión lo he aprendido de cásting en cásting. Me quedo con muchos proyectos, aunque la mayoría son del pasado. Un montón de cosas que hice con amigos, que por pequeñas que fueran, son importantes para mí.
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