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Nathan Drake, en uno de los momentos más emocionantes de 'Uncharted 4'.
Nathan Drake se despide

Nathan Drake se despide

Naughty Dog dice adiós al héroe de 'Uncharted' en una cuarta entrega que suma a la brillantez técnica habitual una madurez inédita hasta ahora en la saga

Iker Cortés

Sábado, 11 de junio 2016, 08:26

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Contar buenas historias nunca ha sido el fuerte de la saga 'Uncharted'. Nathan Drake, su descarado protagonista, funcionaba bien porque, más allá de su vibrante personalidad, era un arquetipo, un lienzo en blanco que escalaba, saltaba y disparaba mientras contaba chistes, algunos ciertamente ingeniosos. Pero apenas nos importaban él y su vida. Eran las espectaculares escenas de acción -trepar por el vagón de un tren que cuelga al borde de un precipicio o sobrevivir a un aterrizaje forzoso son solo dos de ellas- las que hacían de la experiencia algo memorable.

¿Qué puedes hacer cuando tu franquicia cuenta ya con tres entregas en su haber? ¿Y cuando el último capítulo tiene el deber de desembarcar en una consola nueva? Todo el mundo optaría por aumentar el número de explosiones y, en definitiva, la adrenalina. Pero Naughty Dog no es todo el mundo, afortunadamente. El estudio ubicado en Santa Mónica ha optado por contenerse y dejar que la historia respire. 'Uncharted 4: el desenlace del ladrón' habla fundamentalmente de la madurez, de aceptar o no que las cosas cambian y que uno debe pagar las facturas y dejar las aventuras a un lado -sí, jugador treintañero o cuarentón, te habla a ti-, y lo hace con una profundidad ajena a la franquicia hasta este momento.

Para ello, la desarrolladora juega la carta de la empatía, centrando su mirada en las relaciones entre los personajes y su importancia en la narración. Con una serie de flashbacks y en dos plumazos, Naughty Dog construye una sólida relación entre dos hermanos: el más pequeño, Nathan, -sorprende, a los mandos, ver cómo se transmite esa fragilidad al jugador- profesa auténtica devoción por el mayor, Sam, de quien parece haber aprendido a escalar y a jugarse la vida, día sí día también. Otro salto hacia delante en el tiempo: Nathan y Elena ya se han casado y llevan una tranquila vida. ¿Tu misión ahora? Preparar la cena. En todas y cada una esas secuencias, que a veces tienen poco de lo que el común de los mortales entiende como juego, hay pequeños destellos de esa genialidad a la que el estudio nos tiene tan acostumbrados, con innumerables guiños y una forma de hacer las cosas que no abunda en la industria.

Es justo decir que hubo quien ya se olió el giro en la saga. Al fin y al cabo, Neil Druckmann y Bruce Straley se pusieron a los mandos de la cuarta entrega cuando Ammy Hennig -en los créditos el equipo agradece su trabajo en la saga- decidió abandonar el estudio en pleno desarrollo de la cuarta entrega por motivos aún sin especificar. Druckmann y Straley acababan de ofrecer al mundo 'The Last of Us', posiblemente la obra más madura y personal del estudio y uno de los pocos videojuegos con guión redondo que ha dado la industria. 'Uncharted 4: el desenlace del ladrón' no llega a ese nivel pero sí toma prestados ciertos elementos del título ya mencionado para enriquecer la experiencia, como la posibilidad de poder establecer diálogos con otros personajes que enriquecen la parte narrativa.

Tiroteos, escalada y puzles

Si la historia es apasionante, el juego, sin duda, acompaña. Los tiroteos -vaya, un juego de acción y exploración en tercera persona y aún no habíamos comentado nada de esto- han evolucionado mucho. La gran mayoría de ellos se pueden afrontar en un primer momento con el sigilo, aunque faltan acciones para eliminar a todos los enemigos de esta forma y más bien da la sensación de que en Naughty Dog se han planteado el reto como un "que acabe con dos o tres adversarios de forma silenciosa y empiece la fiesta". La fiesta, de hecho, raya lo sublime. El juego te empuja a jugar con las alturas y a encarar la acción de diferentes formas, gracias a los espacios más abiertos, y la precisión en los disparos, uno de los peores recuerdos de las entregas anteriores, es ahora perfecta.

Los combates cuerpo a cuerpo, en cambio, se han simplificado. No hay combos, solo un botón para golpear al enemigo y otro para zafarse cuando Nathan es atrapado. La variedad de las animaciones y la contextualización de las mismas en función del entorno -si golpeando a un enemigo junto a un abismo, Nathan lo lanzará al vacío- evitan la repetición y el hastío. En el caso de la escalada, se han añadido dos elementos. Por un lado, una cuerda con un gancho con el que el jugador podrá acceder a rincones inaccesibles, balanceándose y trepando. Por el otro, un estilete que permitirá a Nathan encaramarse a ciertas paredes. A estos dos accesorios se unen las pendientes resbaladizas que añaden un punto de dificultad a un juego que, en general, sigue siendo tremendamente accesible: no hay más que ver los distintos puzles con los que coloca frente al jugador. Está claro que Naughty Dog no quiere dejar a ningún jugador atrás pero es lícito preguntarse qué sentido tienen estos rompecabezas si apenas hay reto. En este sentido, 'Rise of the Tomb Raider' tiene mucho más que decir, al igual que en el apartado de exploración. Y es que el cuarto capítulo de la saga ha incluído pequeños escenarios abiertos en los que desplazarse por jeep o lancha. Son una 'ilusión' en la que Naughty Dog quiere que vivas porque en realidad, de forma más o menos sutil, te llevan hacia donde la historia quiere.

Apabullante

Pero si hay un aspecto que sobrecoge en 'Uncharted 4', ése es el apartado técnico y artístico. El título de Naughty Dog es posiblemente el que da sentido a la no tan nueva generación de consolas. Visualmente es de otro planeta, un planeta en el que los colores saturados predominan y convierten cada escenario en algo más propio del realismo mágico, pero que sabe ponerse oscuro, sombrío y pesimista cuando la situación lo requiere. Las texturas, luz, la lluvia, el vaivén de la vegetación, el modelado hiperrealista de los objetos Todo es soberbio.

Acompaña a todo este mérito visual una partitura magistral. Greg Edmonson, autor del libreto en las tres entregas anteriores, ha cedido el testigo al compositor británico Henry Jackman. Jackman recupera el tema principal y lo revitaliza, pero añade numerosas piezas con sello propio que funcionarían, sin duda, fuera del juego y que se adaptan perfectamente a la épica de cada momento. Porque sí, todo lo que ha hecho grande a 'Uncharted' -las espectaculares secuencias de acción, el fino sentido del humor- sigue ahí. La diferencia es que ahora el jugador lo vive con mucha más fuerza, la que le dan sus personajes.

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