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Varias de las ilustraciones que forman parte de la exposición de la sala Museo de la Pasión.
Un artista en la portada
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Un artista en la portada

Eduardo García Benito ha vuelto a la iglesia de la Pasión, donde soñó dirigir un museo contemporáneo, con 150 ilustraciones realizadas para 'Vogue' y 'Vanity Fair'

MARÍA AURORA VILORIA

Sábado, 12 de septiembre 2009, 04:42

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«Lo que vengo a buscar en Valladolid es un adolescente que busco en vano en las orillas del Sena. Un adolescente que encuentro a cada paso en el laberinto de sus calles, en los soportales de una plaza», escribió Eduardo García Benito en uno de los artículos que entre 1958 y 1962 publicó en EL NORTE DE CASTILLA.

Ahora, el más universal de nuestros artistas del siglo XX, ha vuelto a la ciudad donde nació en 1891 y al lugar, la iglesia de la Pasión, donde en las décadas de los cincuenta y sesenta soñó dirigir un Museo de Arte Contemporáneo. Y lo ha hecho a través de 95 reproducciones de las portadas que entre 1921 y 1940 diseñó para dos de las publicaciones de Condé Nast, 'Vogue' y 'Vanity Fair', junto con otras 55 ilustraciones originales, pinturas, fotografías y revistas.

Con el título de 'Eduardo García Benito, los años en Nueva York', la muestra, que inaugura las obras de remodelación de la sala, ha sido producida por la Fundación Municipal de Cultura y el Archivo Condé Nast de Nueva York -donde están depositadas las ilustraciones-, y tiene como comisarios a su director, Shawn Waldron, y a Juan González-Posada, director de Museos y Exposiciones de la Fundación.

Pensión municipal

A la presentación asistió el alcalde, Javier León de la Riva, quien recordó que el pintor marchó a París en 1912 pensionado por el Ayuntamiento, donde conoció a algunos de los artistas más importantes del pasado siglo, de Picasso a Modigliani, Gargallo, Julio González, Juan Gris o Raoul Dufy, además de Manet y Gauguin.

Edward Klaris, vicepresidente de Condé Nast, afirmó que la muestra es el «reconocimiento debido a uno de los artistas con más talento que haya trabajado nunca en nuestras revistas», mientras que Waldron recordó que Benito -nombre con el que se conocía en los Estados Unidos- era un excelente pintor, «pero los problemas económicos, a pesar del éxito que desde 1915, cuando participó en su primera exposición colectiva, tuvo en París, le obligaron a realizar trabajos comerciales». Explicó que a comienzos de los años 20 empezó a hacer retratos y murales para la clase alta, entre ellos uno del modisto Paul Poiret, quien le presentó a Condé Nast en una fiesta. El vallisoletano ya había publicado entonces ilustraciones en las revistas francesas 'Fantasía' y 'Fémina' y, después de la Primera Guerra Mundial, trabajó con un grupo de artistas -conocidos como los 'Bellos Brummels' del pincel- para la 'Gazette du Bon Ton', de Lucien Vogel.

En marzo de 1921, el editor patrocinó una exposición en la galería Wildenstein de Nueva York con los artistas de la 'Gazzette', lo que animó a Benito a trasladarse a la ciudad americana, llegada que anunció el número de octubre de 1923 de 'Vanity Fairy', revista para la que ya llevaba dos años trabajando. Ahora esas 95 portadas que acoge la exposición se encuentran distribuidas por el museo, las de 'Vogue' en la planta baja y las de 'Vanity Fair' en la superior. A través de ellas es posible comprobar la evolución de García Benito, influido por diversas tendencias, desde el fauvismo y el cubismo al futurismo y el expresionismo, aunque fue sobre todo uno de los protagonistas de la creación y desarrollo del llamado art-déco. Así, a lo largo de estas ilustraciones va pasando el artista de las cabezas y los cuellos alargados de sus figuras minimalistas, en las que se percibe la huella de Modigliani, a un realismo expresionista más acorde con los tiempos. Pero todas ellas son indiscutiblemente bellas, además de testimonio del arte de una época.

Sacristía

Luego, en la sacristía del antiguo templo están expuestas algunas de las portadas originales -combinaciones de lápiz, tinta, acuarela, guache o carboncillo sobre papel-, junto a las revistas que las publicaron. Algunas de estas ilustraciones se pueden contemplar también en vitrinas repartidas por la sala y en la planta superior hay además fotografías, caricaturas y viñetas.

García Benito vivió toda su vida profesional entre París y Nueva York, hasta que en 1958, escribió una carta al alcalde como antiguo pensionado del Ayuntamiento en la que donaba 300 dibujos originales y 100 óleos como fondo de un futuro Museo Municipal de Arte Contemporáneo, iniciativa que ya había propuesto tres años antes y a la que se sumaron, entre otros, la Academia y la Universidad. Sin embargo, al parecer por razones económicas, el centro, que iba a levantarse en los abandonados terrenos de la Iglesia de la Pasión y él dirigiría, nunca llegó a hacerse realidad.

En 1958 regresó definitivamente a Valladolid, donde 20 años después recibió el homenaje de las instituciones con una gran exposición en el Museo Nacional de Escultura, y murió el 1 de noviembre de 1981. En 1982, la Diputación organizó una gran muestra de su obra en el Castillo de Fuensaldaña, a la que ha seguido posteriormente otra retrospectiva en el Colegio de Nuestra Señora de Lourdes.

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