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Los historiadores Juan Andrés Blanco y Rubén Sánchez, en el Centro de Estudios de la Emigración Castellana y Leonesa en Zamora

El Centro de la Emigración recopila 50.000 documentos y 300 historias de los emigrantes de la región

La mayor parte del material es de leoneses, zamoranos y salmantinos, el grueso de los que partieron a América

Alicia Pérez

Martes, 28 de febrero 2017, 13:39

El Centro de Estudios de la Emigración Castellana y Leonesa, ubicado en un aula del Centro Asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Zamora, ha logrado recopilar 50.000 documentos y 300 historias de vida de los emigrantes de Castilla y León. Supone este fondo de 300 relatos la mayor colección de memorias de la emigración de España. Reproducciones de fotos panorámicas de las colonias leonesa y salmantina de Cuba, imágenes del Club Villarino de La Habana, formado por naturales de Villarino de los Aires (Salamanca); el encuentro inmortalizado de un zamorano en Cuba que emigró con 16 años y conoció a su hermano pequeño con 101, o el proyecto en dibujo de la vitrina en la que la Colonia Zamorana de Cuba tiene colocada la bandera de Zamora forman parte del archivo.

Cuenta este con una parte, la menor, de documentación original obtenida por cesión, donación, depósito o compra, y con un fondo digitalizado. Hay documentos escritos, personales, cartas, audiovisuales, fotográficos, de prensa, libros de actas o referencias a la entrada a diferentes países de los que se fueron. La mayor parte del material es referente a las provincias de León, Zamora y Salamanca, las más marcadas por el éxodo a América en ese sueño de hacer las Américas que llevó al otro continente, según los datos del Centro de Estudios de la Emigración, a entre 300.000 y 400.000 castellanos y leoneses entre los años 1880 y 1962. A partir de ese año ya no hubo emigración a América, el periodo estudiado hasta ahora por el centro, sino a Europa, fundamentalmente a Alemania, Suiza y Francia.

Emigraron principalmente a Cuba y Argentina y en menor medida a Brasil, y después de la Guerra Civil, a Argentina y Venezuela. La emigración a América estuvo presente, sobre todo, en las provincias del norte y el oeste de la comunidad, es decir, León, Zamora, Salamanca, Palencia, el norte de Burgos, principalmente Las Merindades, y Soria. Viajaban en tercera clase en barcos de vapor y partían de los puertos de Santander, Vigo y La Coruña en el caso de los leoneses, zamoranos, salmantinos y palentinos; de Santander y Bilbao los burgaleses y sorianos y por Oporto en el caso de la emigración ilegal.

"Se va mucha gente a América y probablemente volviera la mitad, aunque a lo mejor no a sus provincias de origen", explica el historiador y director de la UNED de Zamora y del Centro de Estudios de la Emigración Castellana y Leonesa, Juan Andrés Blanco. El número de los que emigraron es importante y la provincia de la que más salieron es la de León, más próxima a comunidades con mucha tradición emigratoria como Asturias y Galicia. Zamora y Salamanca registran el mismo volumen de emigración a América y es significativa la marcha de sorianos a Argentina y México, y de burgaleses a Argentina y Cuba. Les siguen Palencia y Valladolid y por último, Segovia y Ávila, en las que también hay emigración, pero menor en el caso de América por su cercanía a Madrid, según explica Rubén Sánchez, otro de los historiadores que, junto con Arsenio Dacosta, completan el equipo de investigación.

Reflejo de esto son las asociaciones, mínimo 40, que constituyeron los emigrantes castellanos y leoneses en el continente americano. Algunas globales como el Centro Castellano de La Habana, que llegó a tener casi 10.000 asociados entre los años 40 y 50, pero también provinciales como el Centro Soriano Numancia de Buenos Aires e incluso asociaciones de los procedentes de un pueblo, como es el caso de Villarino de los Aires (Salamanca), Fermoselle (Zamora), o de pueblos de Soria y algunos de la montaña de León.

Es de estas asociaciones de donde procede mucha de la documentación recopilada. También de archivos de otros países, nacionales, del Archivo de Castilla y León y de los provinciales. A esto se suma la aportada por gente a título particular y la obtenida a través de las cinco ediciones de los Premios Memoria de la Emigración Castellana y Leonesa, en las que han participado cientos de personas.

Entre los motivos de partida, hay factores de expulsión como las condiciones económicas, la reforma agraria y el intento de librarse de ir a la guerra durante las guerras de Cuba y de África. Entre los motivos de atracción de la nueva tierra, destacan la pujanza de las economías americanas, los mitos sobre esa pujanza y el abaratamiento de los transportes.

Si algo tienen presente los emigrantes de Castilla y León es el viaje de partida. "Puede haber muchas lagunas de memoria, pero el viaje marcaba mucho. Generalmente, el emigrante se acuerda del día que se fue exacto, del día que llegó, del tiempo que hacía, de cómo era el barco", apunta Rubén Sánchez. Tienen en común también que mantienen siempre una relación con su lugar de origen, con el que hay una vinculación emocional importante que tratan de mantener físicamente, así como la ayuda que prestaron a sus pueblos y familias intentando mejorar las condiciones de vida de los que se quedaron.

"La mayoría no consigue esa riqueza que buscaban. Algunos consiguen mejorar un poco la situación, otros consiguen lo imprescindible para volver y otros se arraigan allí y se quedan allí, pero todos mantienen la vinculación y los que pueden hacen una labor de mecenazgo que estaba y está muy presente", afirma Juan Andrés Blanco sobre el apoyo que han realizado de tipo asistencial, de creación de asilos, escuelas, lavaderos, ayudas para carreteras o a conventos e iglesias de sus lugares de origen. "Hay esa vinculación y ese desarraigo y el emigrante busca lo mejor para él y para su familia. Siempre pretende triunfar y volver, pero a veces no le va tan bien y a veces establece otras raíces en los lugares a los que va", destaca sobre una vinculación con el lugar de origen que también mantienen los descendientes.

Se pretendía que el centro fuera el germen del Archivo-Museo de la Emigración de Castilla y León con el apoyo de la Junta de Castilla y León, un proyecto que perdió fuerza con la crisis económica. Sin embargo, el centro, que se fundó de forma oficial como unidad de investigación adscrita a la UNED en el año 2011 aunque la labor se desarrolla desde los 90, continúa trabajando en la recogida de documentación y en su estudio y ha contado con el apoyo de la Junta y de la Diputación de Zamora para diversos proyectos de investigación, publicaciones, congresos y exposiciones.

El objetivo, con el Archivo de la Emigración Gallega como referente, sería poner a disposición de la sociedad castellana y leonesa, de los emigrantes y de sus descendientes este trabajo, al que se unirá la emigración a Europa y dentro de España. "Quedan muchas cosas por hacer todavía y muchas cosas por recoger", afirma Juan Andrés Blanco, quien pide a los que emigraron, a sus descendientes o a los familiares que faciliten la documentación que tengan. "Que se pongan en contacto con nosotros, que nos acercamos donde sea, la reproducimos y no es necesario quedarse con los originales", explica sobre una labor de recopilación que considera muy relevante que se haga como "una parte importante de la memoria de nuestra historia, de nuestro pasado y de nuestro presente" porque "Castilla y León es mucho más que los que estamos en Castilla y León".

De tercera clase en barcos de vapor a viajes 'low cost' en avión

El Centro de Estudios de la Emigración Castellana y Leonesa ha puesto en marcha un nuevo proyecto del Ministerio de Economía en el que analiza las nuevas asociaciones de emigrantes a partir de las asociaciones históricas que siguen existiendo en Argentina y Cuba, los dos países donde hay más emigrantes y descendientes, y cómo son las nuevas asociaciones en dos países de la nueva emigración, Alemania e Inglaterra. Y es que los historiadores del centro trabajan convencidos de que el estudio del pasado sirve también para entender un poco más el presente.

"Al fin y al cabo volvemos a estar prácticamente en la misma situación. Hemos estado muchos años recibiendo inmigrantes y ahora los volvemos a enviar. Es una emigración más joven, más cualificada, pero es una emigración igualmente", explica Rubén Sánchez sobre unas condiciones de viaje y unas comunicaciones que han mejorado mucho desde la tercera clase de un barco de vapor a billetes 'low cost' en avión. Todos ellos, los de antes y los de ahora, defienden los historiadores que son la parte más emprendedora de la sociedad. "Emigraba el que tenía arranque, valentía y era emprendedor y un poco aventurero", destaca sobre una idea que también defiende el director del centro. "Los emigrantes han sido y son gente que tiene una enorme capacidad de iniciativa. La primera generación de emigrantes tiene un mérito tremendo porque son gente con una enorme capacidad de iniciativa, de riesgo, de trabajo y en muchos casos, de ahorro".

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