Carlos Morán, usuario del aparcamiento de la avenida de Palencia, señala el techo carcomido por las humedades de las filtraciones. José. C. Castillo

Valladolid

Veinte años con goteras en el aparcamiento de la avenida de Palencia: «Entramos con paraguas»

Los usuarios del estacionamiento subterráneo, que cuenta con 600 plazas, reclaman soluciones al Ayuntamiento

Carolina Amo

Valladolid

Sábado, 6 de abril 2024, 13:34

«Hay cosas que son un sinsentido, y lo que pasa en este aparcamiento es una de ellas», indica Carlos Morán, uno de los usuarios ... del subterráneo de tres plantas de la avenida de Palencia que desde hace veinte años lleva denunciando los problemas de filtraciones de agua en las plazas de garaje. «Esto se viene avisando de atrás», explica al señalar que la situación no es fruto de un contratiempo. Seis meses después de que el entonces alcalde, Francisco Javier León de la Riva (PP), hiciera oficial la inauguración del estacionamiento municipal el 27 de febrero de 2003, llegaban los problemas en forma de grandes charcos de agua.

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«El agua caía y cae aún a chorro por las paredes y rebosaba dejando todo encharcado. Luchamos porque la constructora Corsán-Corviam pusiese una solución a las deficiencias detectadas, incluso la llegamos a denunciar», explica. Gracias a la denuncia, la empresa pudo ofrecer un dinero que sirvió para reparar todas las paredes del subterráneo y quitar parte de las fugas. Veinte años después, el agua continúa haciendo de las suyas. Las tres plantas de aparcamiento de propiedad municipal que albergan a más 587 coches de la zona son «dignas de película de terror». Una iluminación pobre, humedades y grietas de las paredes y el sonido persistente del goteo de agua forman un clima con el que los usuarios tienen que lidiar a diario.

Historia del subterráneo

  • Apertura La inauguración del aparcamiento se produjo el 27 de febrero de 2003 de la mano de la constructora Corsán-Corviam. Tres plantas para 587 plazas de garaje que se comenzaron a ocupar en julio de 2002. Los residentes desembolsaron por cada una de ellas 9.015 euros, impuestos incluidos y por una duración de 50 años.

  • Filtraciones Las primeras goteras vinieron seis meses después de la inauguración. Los ocupantes comenzaron a criticar la presencia de filtraciones en las paredes y escaleras de acceso. Los usuarios reclamaban a la constructora que cubriera la entrada y salida peatonal del subterráneo. «No paraban de formarse charcos y de entrar agua cuando llovía»

  • Puertas de protección En 2005 salía a relucir otro problema. Los propietarios querían instalar puertas acristaladas en los accesos al subterráneo para evitar la entrada del agua y de un grupo de drogadictos a los sótanos.

  • Estado actual Los usuarios del estacionamiento se mantienen 20 años después sin una solución por parte del Ayuntamiento. Piden arreglar las filtraciones que aún persisten en al menos dos plantas del subterráneo. La tercera planta ha renovado su alumbrado y las goteras de las paredes. La planta dos del aparcamiento presenta humedades en sus paredes y algunos charcos en el suelo. La planta uno es la peor parada, boquetes formados por goteras cerca de conductos de la luz y largos regueros de agua corriendo por el suelo.

«Esto va de menos a más. En la planta tres del estacionamiento se ha cambiado el alumbrado público y se han quitado las filtraciones que habían en las paredes. Si se ha podido hacer en esta, se puede hacer en las demás», indica Morán, que se dirigía al ascensor para adentrarse en el aparcamiento. El tour entre goteras había comenzado. Unas luces con sensor automático recibían a la tercera planta. Sin charcos, sin rastro de agua. «Este sería el resultado ideal para todo el parking. Apenas hay filtraciones y cuenta con buena iluminación», añade.

De nuevo en el ascensor con destino a la segunda planta, Morán venía advirtiendo de un entorno diferente que para nada se comparaba con el anterior. Las luces tintineantes y varios charcos en el suelo daban la bienvenida a la planta dos. «Esta no es la peor, hay alguna que otra filtración pero no mucho más», apunta, mientras señala a unas humedades que estaban carcomiendo la pared del aparcamiento. «El recubrimiento de chapa de las paredes tiene un corte al final que permite que el agua caiga por debajo del suelo y lo absorban las arquetas», añade. Las paredes chorrean agua como si de una fuente se tratase, algo que según califica Morán «ya es normal en el entorno»

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«Aquí tienes 600 coches que si los sacas a la superficie no van a saber ni dónde meterlos»

«Las paredes de las salidas del parking también tienen agua en su interior, por eso hay tantas humedades», señala abriendo una puerta que daba salida a la calle Linares. El aparcamiento de avenida Palencia cuenta con tres salidas al exterior, dos de ellas con ascensor. Unas salidas que «en su momento se hicieron rápido y mal», según indican los usuarios, que en 2005 tuvieron varios problemas con el acceso al estacionamiento. «Se nos metía gente de la calle en el interior y tuvimos que pedir que pusieran puertas acristaladas para evitar que entrasen», continúa señalando otra de las salidas.

De nuevo en el ascensor y esta vez las expectativas puestas en que se trataba de «la peor planta del aparcamiento», que es justo donde Morán tiene su plaza. Un reguero de agua se extendía a lo largo del pasillo principal y el deterioro de las paredes (sin reformar) se hacía más notable. Morán inclina la cabeza hacia arriba para enseñar uno de los mayores destrozos. «Por aquí cae la mayoría del agua», apunta al señalar un boquete del techo de un tamaño considerable.

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Boquete en el techo de la primera planta del subterráneo de la avenida Palencia. José.C.Castillo

Es la planta que se lleva la peor parte del pastel y se nota. El agua no respeta, cae en la superficie de los vehículos mezclada con el cemento que deja una masilla, que a la larga, crea desperfectos en el coche. Los usuarios con plaza en esta planta no solo van con cuidado, sino que muchas veces pasean por los pasillos con paraguas para evitar que las goteras les salpiquen. «Si no te cubres con algo y está lloviendo te mojas entero», apunta.

Por encima de un techo corroído por la humedad y que gotea constantemente se encuentra la carretera de la avenida de Palencia. «Se trata de una zona que está directamente en contacto con la calle, abarca desde la calle Real de Burgos hasta la calle Penitencia. De ahí creemos que vienen las filtraciones. De hecho, el asfaltado de la calle que pasa por encima está abierto, se ve desde fuera», subraya, al explicar que esta es una de las razones por las que la comunidad de usuarios del subterráneo ha intentado contactar con el Ayuntamiento en busca de una solución.

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«El aparcamiento es propiedad municipal y aún así nos dicen que el problema es de la constructora, que en su día puso el aislamiento mal y nuestro por no saber conservar el espacio en buenas condiciones», apunta el usuario, que asegura que «la comunidad ya no sabe quién se tiene que responsabilizar del estropicio». El Ayuntamiento no es el único que está al tanto de la situación. Morán señala a la parte final del subterráneo donde se encontraban estacionados dos coches de la policía municipal. «Hay diez plazas reservadas para coches de policía de la comisaría de Rondilla. Tienen conocimiento de lo que nos pasa y no hacen nada», completa.

Actualmente la comunidad del subterráneo de la avenida de Palencia está intentando corregir los desperfectos del aparcamiento con sus propios gastos. «Cada uno tenemos que aportar 400 euros para pagar el reparo de ambas plantas. Hay que quitar toda la chapa y desviar las filtraciones al exterior», indica. Desviarlas, porque su eliminación «se va de presupuesto», así lo expresó el arquitecto que llevará a cabo la gestión de la obra en la última asamblea general con la comunidad.

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Aún así la gran mayoría de vecinos piensan que la solución reside en poner de ambas partes. «Nosotros tenemos que hacer la labor de tener un buen conservamiento del estacionamiento y ellos de solucionarnos las filtraciones. Que sigamos así después de 15 años y nadie nos dé una solución más allá del propio arquitecto…», reflexiona al dirigirse a la salida del aparcamiento. Desde fuera todo cobra otro aspecto. Las dos entradas acristaladas que dan acceso al parking están impolutas. Pero dentro es todo muy diferente. «Hay una lista de espera de sesenta personas para comprar plazas aquí. No veo cuál es el motivo para no mejorar esto. Aquí tienes 600 coches que si los sacas a la superficie no van a saber dónde meterlos», concluye. Por el momento «seguiremos dando guerra es lo único que nos queda»

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