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RUBÉN V. JUSTO / INÉS GALLASTEGUI
Valladolid
Lunes, 24 de septiembre 2018, 13:45
Cada vez son más habituales pese a no agradar a todos los viandantes. El concejal de Seguridad y Movilidad de Valladolid, Luis Vélez, considera que ante un vacío legal como el actual «se abordará su regulación en el medio plazo, pero no de una forma urgente», y demanda que sea la DGT quien regule una normativa estatal similar a la de Barcelona, pionera en todo el territorio español en ordenar el uso del patinete eléctrico, cada día más extendido también en Valladolid. Sin embargo, y hasta que la norma esté en marcha, el Ayuntamiento se fijará en la ordenanza de Barcelona –la única en España– para tratar de aplicarla en la ciudad.
Ante la tendente generalización del patín eléctrico como medio de transporte urbano, el concejal explica que lo único que pueden hacer, por el momento, «es intentar que no haya problemas de convivencia».
El aumento de las ventas vivió su 'boom' durante las navidades del año pasado y desde entonces no ha hecho más que crecer. En sus comienzos fue un juguete de niños, pero en la actualidad no son pocos los adultos que recurren a este tipo de dispositivos para desplazarse, según informaron fuentes de algunos puntos de venta como El Corte Inglés o Justo Muñoz.
El Ayuntamiento de Barcelona –a través del informe público 'Nueva regulación de vehículos de movilidad personal y ciclos de más de dos ruedas'– resuelve que estos «deben respetar la prioridad de los peatones» y que «es obligatorio reducir la velocidad y tomar las precauciones necesarias cuando se cruce un paso de peatones».
Uno de los primeros puntos que aborda trata de acotar qué es un VMP. Según establecen, «es un vehículo que facilita otro tipo de movilidad» y que generalmente es «eléctrico». A su vez distinguen entre los VMP de Tipo A de los de Tipo B, cuya diferencia es su volumen, peso y tamaño.
En la ciudad condal infringir la normativa podría suponer el pago de multas que oscilan entre los 100 y 500 euros. Los VMP –de tipo A y tipo B– tienen prohibido circular por las aceras y calzadas, condición que, salvo modificaciones puntuales, descartaría muchas opciones en Valladolid. Sin embargo, «si la zona es exclusiva para peatones», los Tipo A pueden circular a un máximo de 10 kilómetros por hora. Bajo esa premisa, en Valladolid, los ciudadanos podrían visitar a bordo de estos patines lugares tan emblemáticos como la calle Santiago, Pasaje Gutiérrez, Plaza Mayor, plaza de San Pablo, Acera de Recoletos o la plaza de los Estudiantes.
En los parques podrían circular los VMP de Tipo A y B sin superar los 10 km/h. Eso significa que los vallisoletanos con VMP podrían circular, por ejemplo, dentro del Campo Grande, Contiendas o el Parque Ribera de Castilla.
TIPO A: 25 Kilos de masa máxima ,una longitud de 1 metro, una anchura de 0,6 m. y una altura de 2,1 m.
TIPO B: 50 Kilos de masa máxima, una longitud de 1,9 metros, una anchura de 0,8 m. y una altura de 2,1 m.
Por su parte, solo los VMP Tipo B podrán disfrutar de los 3.837 metros de ciclobici (regulados a 30 por hora) que se desarrollan en toda la urbe. 4.875,79 metros más cuando entren en funcionamiento los ciclocarriles que el Ayuntamiento, tal y como anunció, tiene pensado pintar próximamente.
Los patinetes eléctricos son rápidos, ligeros, baratos y no contaminan. Pero también son los últimos en llegar a la ciudad y, mientras sus usuarios los reivindican como una forma alternativa de movilidad urbana –solos o en combinación con el transporte público o privado–, hay quien los ve como un peligro, para sí mismos en la calzada y para los peatones en las aceras. Ruedan en una especie de limbo normativo: la competencia de regular su uso es de los ayuntamientos y estos no se han puesto las pilas a tiempo para responder a lo que ya es un auténtico 'boom', tanto por la irrupción de las empresas de alquiler –a través de 'apps' para el uso compartido o por el sistema tradicional– como por el auge de las ventas a particulares, convertido en furor tras el desembarco en España del gigante tecnológico chino Xiaomi, que comercializa un modelo básico por menos de 400 euros.
La Ley de Seguridad Vial y el Reglamento General de Circulación contemplan la presencia en las carreteras de carros tirados por caballos, pero no de patinetes y 'scooters' eléctricos, ni mucho menos de los futuristas 'segways', monociclos y 'hoverboards', porque estos ni siquiera existían cuando entraron en vigor, así que hay muchas dudas por resolver. ¿Deberían circular con los peatones, con los coches o con las bicis? ¿Es obligatorio llevar casco? ¿Qué pasa en caso de accidente? ¿Hay una edad mínima para conducirlos? ¿Necesitan seguro? ¿Pueden llevar a dos personas? ¿Qué velocidad máxima pueden alcanzar? «La tecnología y los servicios van por delante de las leyes», recuerda Pedro Zapata, fundador de Koko, que la semana pasada se convirtió en la primera empresa nacional en distribuir sus patinetes en una ciudad española, Zaragoza, con el acuerdo tácito del Ayuntamiento.
La Dirección General de Tráfico propuso en 2016 a través de una instrucción unos criterios básicos para el uso de los llamados Vehículos de Movilidad Personal (VMP) pero, más allá de reconocer su presencia en las calles y de clasificarlos por peso y velocidad, no aclara gran cosa y delega este espinoso asunto en las autoridades municipales.
- 20.000 usuarios de patinetes eléctricos hay en España, según la AUMVP, con datos de fabricantes europeos, sin contar el 'boom' de los aparatos chinos.
- Es plegable y ligero, por lo que es ideal para el transporte urbano, solo o en combinación con bus, metro o automóvil, sobre todo en ciudades con zonas restringidas al tráfico rodado.
- 350 euros es el precio de un patinete básico. Los más seguros y potentes –aptos para largas distancias y pendientes– pueden alcanzar los 2.000 euros.
- Clasificación de la DGT: La instrucción de la DGT clasifica los Vehículos de Movilidad Personal en los de tipo A (patinetes, monociclos y 'hoverboards' que alcanzan hasta 20 km/h), tipo B ('segways' y patinetes tipo 'scooter', con asiento, hasta 30 km/h) y tipo C (diversas variedades de bicicletas de hasta 45 km/h). No precisan licencia de conducción, seguro ni casco. El objetivo es que los municipios autoricen o limiten el tráfico de cada tipo de VMPen aceras, carriles-bici, calzadas, parques, etcétera.
La respuesta ha sido diversa y, sobre todo, lenta. Solo Barcelona ha aprobado ya su ordenanza:limita su uso a los carriles-bici, vías de 30 km/h y plataformas de uso compartido para vehículos y peatones. Igual que en Valencia, la Policía local ha requisado decenas de artefactos porque las compañías de alquiler no tenían licencia de explotación.
La firma norteamericana Lime, líder mundial de patinetes de uso compartido, aprovechó el vacío legal y la calma chicha de agosto para desplegar por sorpresa sus artilugios en Madrid. Ahí siguen, de momento. La normativa, pendiente de su aprobación en pleno, aborta la posibilidad de que estos aparatos se conviertan en un modo alternativo de transporte urbano –como en muchas ciudades de Estados Unidos y Asia– y solo contempla un uso recreativo en parques, ciclocalles y carriles-bici mal conectados entre sí, denuncia Juan Jiménez, presidente de la Asociación de Usuarios de Vehículos de Movilidad Personal (AUVMP), que la semana pasada convocó una protesta en Cibeles.
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