Un joven estudia en la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras. A. Mingueza
Valladolid

La UVA atiende mil consultas psicológicas anuales y casos cada vez más graves entre alumnos

El pasado curso se suicidaron cinco estudiantes del campus de Valladolid. «No había pasado nunca»

Sofía Fernández

Valladolid

Domingo, 28 de mayo 2023, 00:26

«La universidad es un reflejo de la sociedad actual, que tiene un problema real en cuanto a la salud mental y en cuanto al ... índice de suicidios, que ha crecido mucho. y la universidad no es ajena a esta realidad. Hay que romper el miedo a hablar de ello, tenemos que acabar con ese tabú y asumir la atención a la salud mental como parte de la rutina de nuestro bienestar», dice convencida Rosalba Fonteriz, delegada del Rector para Responsabilidad Social Universitaria de la Universidad de Valladolid (UVA).

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Hace tres años, vieron la posibilidad de poner en marcha un programa gratuito de consultas de atención psicológica que estuviera al alcance de la comunidad universitaria en los cuatro campus: Valladolid, Palencia, Segovia y Soria. «Inicialmente surgió para abordar el estrés durante el curso, como puede ser un cambio de ciudad, de círculo de amigos, afrontar el periodo de exámenes...», pero pronto se vio la necesidad de profundizar más porque han doblado las consultas.

Empezaron poco a poco, en el curso 2020-2021, y por entonces atendieron cerca de 500 consultas desde noviembre (cuando empezó el programa) hasta el mes de junio. El curso siguiente detectaron «un boom en la demanda de consultas», que alcanzaron en el ciclo 2021-2022 cerca del millar repartidas en todo el año. «Este curso rondaremos esa cifra», señala Fonteriz.

El programa de orientación psicológica de la UVA ha logrado evitar dos suicidios en los tres años que lleva activo

Cifras similares pero con un preocupante cambio de tendencia. «Observamos que si antes las consultas eran en un 95% relacionadas con la ansiedades, en el último año se han detectado consultas de procesos mucho más graves», subraya. Algo en lo que coinciden desde el Centro Psicopedagógico Don Sancho, cuyas profesionales, Carolina Puertas y Ana García, son las encargadas de atender a los pacientes ligados a la UVA en Valladolid.

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Gracias a este programa anónimo y confidencial han conseguido «abortar situaciones conflictivas y muy graves», añade la delegada del Rector para Responsabilidad Social Universitaria. Se refiere, en concreto, a dos casos en los que, gracias a este programa, se evitó el suicidio de dos estudiantes. «Afortunadamente llegamos a tiempo, tanto en el curso pasado como en este, pero hay que seguir trabajando en ello y poner el foco en una realidad que no se puede eludir», puntualiza.

Fonteriz recuerda especialmente duro el anterior año académico. «Tuvimos cinco suicidios en el campus de Valladolid, lo del año pasado no fue normal, es algo que no se había vivido nunca», lamenta la profesional, quien reconoce que «siempre ha habido algún caso» en los campus, pero de forma más aislada y mucho menos numerosa. «Ahora está pasando en todas las edades y en la etapa universitaria también, aunque este curso, afortunadamente, no es ni comparable y solo se ha detectado un caso».

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De las casi 130 consultas que llevan en lo que va de año a través de este programa (ofrecen incluso en verano), cifran en un 20% los casos considerados como muy graves. «Nos llegan pacientes con depresiones prolongadas y muy severas en edades comprendidas entre los 20 y los 25 años, también tratamos intentos de suicidio o pacientes con trastornos de la personalidad. En algunos se produce una mezcla de patologías. Se trata de casos muy graves que en muchas ocasiones se combinan con el tratamiento psiquiátrico de la Seguridad Social», explica Puertas. A ellos les dan prioridad absoluta, «evidentemente no pueden esperar».

En las entrevistas de orientación, apoyo y asesoramiento psicológico que mantienen con los estudiantes, las profesionales detectan rápido los problemas de baja autoestima o de relaciones sociales. Aunque ahora no tienen activos casos de 'bullying' siempre profundizan en la etapa de la infancia y la adolescencia. «En muchos casos, afloran episodios pasados de acoso escolar que se dieron a finales de educación primaria o a principios de secundaria».

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Saben que no pueden llegar a los 21.279 matriculados de los cuatro campus de grados, máster y doctorado pero el objetivo es estar ahí para quien lo necesite. La mayoría de las consultas, el 95%, son solicitadas por alumnado, que tiene derecho a tres sesiones gratuitas con un psicólogo experto. «Si se detecta una mayor gravedad siempre se recomienda continuar, de hecho, siguen un tercio de los pacientes a los que se hace descuentos especiales por formar parte de este programa. Si bien es cierto que deberían continuar muchos más somos conscientes del esfuerzo económico que supone para muchos», dice la psicóloga del centro Don Sancho, que el lunes atendió otros cinco nuevos casos.

No hay una predominancia llamativa entre géneros, puesto que la proporción en las sesiones es como la del global de la comunidad educativa, «un 57% mujeres y un 43% hombres». Para llegar a más alumnos pusieron en marcha el curso pasado un curso online en el que participaron más de 300 personas para enseñar técnicas sobre el manejo del estrés en la etapa académica.

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En Valladolid, con 12.906 matriculados, se llevan a cabo muchas de estas consultas. «No paramos, no hay un periodo en el que no tengamos pacientes de la UVa, el año pasado teníamos una lista de espera de 30 y 40 personas en los momentos de mayor demanda de consulta que se repiten cada años y que son enero y mayo, coincidiendo con el período de exámenes», explica Puertas, que también es profesora en el Departamento de Psicología de la Universidad de Valladolid.

La psicóloga Carolina Puertas en el Centro de Psicopedagogía Don Sancho, donde recibe a sus pacientes. Rodrigo Jiménez

La detección temprana, clave para evitar intentos autolíticos

La gravedad de los problemas con los que acuden los jóvenes universitarios a la consulta en el Centro Psicopedagógico Don Sancho ha hecho pensar a las profesionales del mismo en la importancia de poner en marcha un programa específico que vaya orientado a padres y profesores. «Lo haremos en un futuro e irá encaminado a edades más tempranas, enfocado a colegios para que docentes y familias tengan herramientas y conocimiento para detectar posibles síntomas o comportamientos antes de que se consume un suicidio», explica Carolina Puertas.

El tiempo es fundamental en la detección de niños, adolescentes y jóvenes que estén atravesando algún problema de salud mental. «Estamos seguros que será de gran utilidad destinar tiempo y recursos a reforzar la problemática del suicidio», apuntan desde el centro psicopedagógico.

El programa de asesoramiento psicológico de la UVA, con el que mantienen convenio, tiene vistas a consolidarse. «Es el programa estrella que tenemos ahora mismo en este aspecto y lo ideal sería no tener límite de sesiones gratuitas, llegar a todos y ampliarlo y, sobre todo, contar en un futuro con una atención psicológica propia de la Universidad y esperamos que pronto así sea», desvelan desde el Departamento de Responsabilidad Social Universitaria.

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