Tordehumos: tradición, patrimonio y folclore para mirar al futuro

Hace cientos de años, desde el castillo de Tordehumos se hacían señales de humo para que desde decenas de kilómetros se supiera que el enemigo llegaba. Ahora es la vida social, la actividad económica, su celo por conservar su patrimonio y tradiciones con los que los ahumados llaman la atención para abrirse camino hacia el futuro.

En lo referente al patrimonio, Tordehumos dio un paso decisivo con la adquisición por parte del Ayuntamiento del castillo, que ha sido objeto de una importante intervención con mejora de los caminos para personas y coches, plantación de plantas autóctonas e instalación del riego para conformar el Mirador de Campos como atractivo turístico desde donde divisar magníficas vistas. Más recientemente se han consolidado las paredes que corrían gran peligro para la conservación del castillo y para los visitantes. De esta manera el pueblo ha puesto en valor lo que ocurrió el 20 de abril de 1194 con la firma del tratado de Tordehumos entre los reyes de Castilla y los reyes de León. Un hecho histórico que la localidad ha sabido poner en valor con la recreación de la firma del histórico tratado creando un importante recurso turístico.

En este interés por el patrimonio local, la localidad también ha puesto empeño en la conservación y rehabilitación de la iglesia de San Miguel convertida en centro multiusos para disfrute de los vecinos en fiestas, encuentros o actividades deportivas. Por su parte, la iglesia de Santiago, cedida por el Arzobispado al Ayuntamiento, también ha sido objeto de importantes intervenciones, al igual que la iglesia de Santa María la Sagrada, abierta al culto, con el cambio de tarima del suelo, pintura de las paredes, retejo en el tejado y torre, cambio de alumbrado interior, instalación de calefacción, arreglo del atrio y restauración de los retablos laterales y mayor. Esta inquietud por el patrimonio no olvidó a la ermita del Santo Cristo de la Vega, en la que la junta directiva de la cofradía, con la ayuda de algunos vecinos, han llevado a cabo importantes labores.

Como su más preciado tesoro, los ahumados no dejan de conservar y poner en valor sus fiestas y tradiciones, con los quintos y sus cintas a caballo y su subida al monte en el Día de la Leña y su plantar el mayo, con las hogueras de la víspera de San Isidro Labrador, con los belenes vivientes, con la rogativa de San Marcos con la tradicional merienda en el campo o con la devoción al Cristo de la Vega y la Virgen de las Candelas, a la que nombraron Alcaldesa Perpetua en 2018. También, desde hace más de dos décadas, han puesto en valor su artesanía, el folclore y la gastronomía con la celebración en agosto de su tradicional Mercado Artesanal, que ya es una cita obligad del turismo comarcal. Una cultura popular cuya memoria se guarda en el Ecomuseo, al que se ha venido a unir el Museo de Objetos del Ayer. Por su parte, la música tradicional tiene en el pueblo a su mejor embajador en el grupo de dulzaineros Zarabandos, con más de 25 años de historia. Un tiempo en el que la revista La Zarcica ha ido contando el acontecer de la vida de los ahumados.

Mención especial merece el Centro de Desarrollo Rural El Sequillo, que, desde el 1988, ha puesto en marcha servicios de proximidad en la comarca intentando favorecer la dinamización social y año para mejorar la calidad de vida de la población que vive en la zona.

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