Un semillero conjunto que hace más agradable la cuarentena
Dos vecinos de Pollos intercambian simientes y consejos sobre vergeles urbanos en pleno encierro
A los ocho días de decretarse el estado de alarma decidió montar su propio huerto en el patio de su casa. El aburrimiento, la monotonía cotidiana y la necesidad de mantenerse activo fueron los motivos principales por los que el alcalde de Pollos, Javier García Rojo, decidió dar el paso y convertir parte del patio de su casa en un huerto urbano de cerca de 200 metros cuadrados. «Estaba ya aburrido de hacer siempre lo mismo y necesitaba entretenerme en algo que además me hiciera sentir activo y satisfecho», asegura el regidor, ahora convertido en hortelano confinado.
A pesar de que en su familia algunos tíos disponían de huerta propia, no ha sido hasta la llegada de la cuarentena cuando pico en mano decidió reconvertir el triste y baldío patio en un vergel con más de una docena de variedades que van desde los tradicionales tomates, lechugas y patatas a otros productos más sofisticados como los fríjoles, las fresas y el maíz para hacer palomitas en el microondas.
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Casi todo el corral ocupado
«Al final me lié la manta a la cabeza y el huerto pequeño que tenía pensado hacer lo fui ampliando hasta hacer un huerto que me ocupa casi todo el corral», concreta el joven agricultor, que explica satisfecho que «las lechugas en unos 20 días ya estarán listas y las cebollas y guisantes van muy bien, por lo que antes de que todo vuelva a la normalidad tendré una buena cosecha que repartiré entre la familia, los vecinos y otra gente del pueblo».
El huerto urbano de García Rojo lleva el sello de identidad de su vecino, Ambrosio Peláez, quién a sus 86 años no duda un segundo en subirse a una escalera y, a través del muro de separación de ambos domicilios, dar las indicaciones oportunas al alcalde para conseguir las mejores verduras. «Desde que me jubilé he tenido huertos urbanos para entretenerme», dice el octogenario que, además de compartir sus semillas con Javier, también le dio «unos petardos, ya que tiene muchos pájaros rondando las lechugas y lo mismo se queda sin ellas».
Junto a las aves, los caracoles son el enemigo público número uno del sembrado del primer edil de Pollos, que «el otro día no podía dormir» y se dedicó a quitarlos de las plantas a las dos de la madrugada. Y es que desde que arrancó el confinamiento sus desvelos y sus mejores ratos los pasa en su jardín frutal y vegetal. «Me siento en una silla, me pongo un verdejo y agarro un libro, y frente al huerto se me pasan las horas de otra manera diferente», confiesa Javier García Rojo.