Fruta y verdura casera para aderezar el confinamiento
Alimentación natural ·
El encierro para contener la pandemia de la covid-19 ha potenciado los huertos, vía de escape para quienes los tienen en casa y oportunidad de negocio para los profesionalesCon salsa roja y chorizo, jamón y huevo cocido; guisadas con carne; acompañando a un pollo de corral, o cocidas para ser aderezadas con aceite y vinagre. Son algunas de las recetas que usará la vecina de la localidad vallisoletana de Santa Eufemia del Arroyo Gregoria Rodríguez, 'Goyi', para cocinar las alcachofas que estos días está recogiendo del huerto que tiene en su propia casa, del que también, en estos tiempos de confinamiento forzoso, ya está saboreando espárragos y fresas.
Pimientos, tomates, pepinos, calabacines, melones, sandías, lechugas, cebollas o puerros son otras de las verduras que en los próximos meses podrá recolectar 'Goyi' de su huerto, con el problema este año de «no saber cuándo podremos salir a comprar las plantas, ya que de haber sabido que se iba a producir esta situación hubiera hecho un semillero a principios del mes de marzo, como se hacía antes».
Noticia Relacionada
Un semillero conjunto que hace más agradable la cuarentena
'Goyi', de 55 años, vive el confinamiento con su marido, el agricultor y ganadero Isidro Francos, de 60 años, quien señala que «lo que importa no es lo que te ahorras, sino la calidad de lo que comes, porque ves los tomates que venden y te dan ganas de llorar». Algo en lo que está de acuerdo su esposa, para la que también cuenta «el orgullo de comer algo que tú misma has trabajado, como una especie de premio». Todo ello sin olvidar que la huerta da bastante trabajo, aunque se ha avanzado bastante en los medios y el riego está automatizado, y sabiendo que «si haces cuentas sale más caro que comprarlo, pues al final la mayoría lo regalas, con ilusión, a familia y amigos».
«Es un orgullo comer algo que tú misma has trabajado, como una especie de premio», cuenta una hortelana
En esta labor la vecina de Santa Eufemia del Arroyo tiene experiencia, puesto que viene de familia de hortelanos –su abuelo Raimundo, su madre Ignacia y su tía Decorosa–, actividad profesional que ella misma desarrolló en la década de los noventa y ahora lleva a cabo su sobrino Tomás.
El matrimonio pasa el confinamiento con la excelente ventaja de contar con una gran parcela, pero echando mucho de menos el encuentro en la calle con los vecinos, el café con las amistades y poder conversar, porque «aunque somos pocos nos llevamos muy bien». El 9 de mayo, será el patrón de Santa Eufemia, San Gregorio Nacianceno, y el cumpleaños y santo de Gregoria. Pese a no poder estar con su hijo y su nieto de pocas semanas, que viven también en el pueblo, y de los miles de kilómetros que le separan de su otro nieto, que reside en Brasil con su madre, 'Goyi' mira con optimismo el futuro, recordando que fue peor cuando sus abuelos vivieron guerra y posguerra. La madrugada del día de Año Nuevo de 1961, cuando empezaban a recuperarse de aquello, una riada del arroyo Bustillo se llevó la casa y la huerta, matando también a todas las gallinas que tenían. «Si ellos lo superaron, ¿por qué no lo vamos a superar nosotros? No hay que olvidar que de las cuestiones económicas se sale y que lo más importante es cuidar la vida», señala.
Cuatro veces más trabajo
«Estamos muy expuestos, pero lo que queremos es que la gente siga comiendo fresco», señala Santiago López. Él es el gerente del centro agrícola ecológico La Dama de Torozos, que inició su actividad en 2016. Cada semana pone a disposición de sus clientes, a través de su blog y sus redes sociales, una amplia carta con frutas y verduras de temporada recién recolectadas. La mayor parte provienen de sus huertas, situadas en las localidades de Ciguñuela y Castrodeza. El resto son de proveedores, en su mayoría de la comarca de Torozos, aunque también de otros puntos del país. El fuerte de su negocio se encuentra en la entrega a domicilio.
Santiago y su hermano Javier, que acaba de incorporarse a su empresa, han visto cuadriplicar sus ventas desde que el Gobierno decretó el estado de alarma. «En la venta particular hemos pasado de 25 pedidos semanales a más de 100. Las dos primeras semanas nos vimos desbordados, ahora ya estamos mucho mejor organizados y hemos incorporado al equipo a un socio autónomo que nos ayuda con los repartos», dicen estos hortelanos. Por el contrario, las ventas derivadas de los mercados ecológicos a los que acudían regularmente se han reducido por completo. «Echamos de menos acudir. Eran parte importante de nuestro negocio y ahora están cerrados. Por eso, nos hemos centrado en la venta a particulares con el reparto a domicilio», dicen.
Han pasado de servir en el día, a llevar los pedidos en un plazo de dos días, algo que sus clientes comprenden y que a ellos les da cierto respiro. «Estamos hasta la una de la madrugada preparando pedidos y al día siguiente arrancamos la jornada a las seis de la mañana. Antes los excedentes los vendíamos a las tiendas convencionales, aunque teníamos que bajar el precio. Ahora ya no tenemos excedente», informan los hermanos López, que esta semana se van a certificar como pequeños distribuidores.
Durante el confinamiento los productos más demandados están siendo los de temporada, como lechugas, acelgas, espinacas y coliflores, aunque su oferta es amplia y pasa también por macrobióticos, productos a granel, caldos, cafés y productos de limpieza, todo ello ecológico. «Hasta el mes pasado solo vendíamos frescos, pero los clientes nos lo están demandando porque no quieren salir a la calle y nosotros lo que queremos es dar servicio. Así que lo que nos piden se lo vendemos, es la forma de poder competir en el mercado», subrayan.
Un nexo entre familias
La mayor parte de su clientela reside en Valladolid capital, aunque tienen también numerosos compradores en distintos pueblos de la comarca e incluso en Segovia. «El reparto es gratuito para los pedidos de 20 euros como mínimo. Guardamos todas las medidas de seguridad. No entramos en las casas, utilizamos mascarillas, guantes y desinfectamos continuamente. La forma de pago que empleamos es a través de Bizum o transferencia bancaria», detallan los hermanos López.
Ante el gran aumento de la demanda, estos hortelanos están pensando en ampliar su huerta. Han empezado a instalar dos nuevos invernaderos y no descartan buscar también nuevos socios. «La gente está muy agradecida porque les llevamos el producto a su casa y nosotros queremos devolver esa confianza ayudándoles en lo que podemos. Hay clientes que nos han pedido que llevemos mascarillas y hasta objetos personales a otros familiares que también son clientes. Nosotros encantados de hacerlo. Esto no es una cuestión de dinero, sino de ayudarnos los unos a los otros», concluye Santiago.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión