Los peregrinos valencianos emprenden la ruta desde el hospedaje de los Padres Carmelitas en Medina del Campo hacia Santiago. P. G.
Valladolid

Los primeros peregrinos llegan a cuentagotas en otro verano de pandemia

18 establecimientos forman la red de albergues vallisoletanos, de los que 12 están a pleno rendimiento

Patricia González

Domingo, 4 de julio 2021, 08:42

Una pequeña caja de metal guarda instantáneas de sus primeros viajes por España. Las imágenes de los cientos de kilómetros recorridos junto a sus compañeros ... de camino se mezclan con las credenciales que el italiano Paolo Pasamontii atesora como oro en paño en su casa de Pavía. Ahora, después de seis abrazos al Apóstol Santiago, ansía poder llegar en dos semanas a la plaza del Obradoiro para completar su séptimo recorrido.

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«Hacer el Camino de Santiago es una maravilla, ya que además de conocer gente de todos los lados, el paisaje acompaña y los vecinos de los pueblos en los que hago parada son muy amables», explica el italiano en Medina del Campo, momentos antes de subirse a la bici que facturó el pasado 14 de junio en un vuelo de bajo coste procedente de Roma. A pesar de tener un conocimiento escaso del castellano, esto nunca ha sido impedimento alguno para pedalear desde Alicante por el Camino de Santiago del Suroeste y sus variantes por la provincia de Valladolid, ruta que Pasamontti disfruta, ya que «no está tan masificada como el Camino Francés por lo que el viaje es más solitario, más auténtico».

El peregrino italiano Paolo Pasamontti pregunta por el próximo albergue al fraile Francisco Puerto. P. G.

Esta elección es la que cada año eligen más peregrinos. Ya sea caminando o en bicicleta, hacen parada en alguno de los 18 albergues oficiales diseminados por la provincia, en los que además de hacer noche, también disfrutan de una convivencia especial con los vecinos de los municipios en los que hacen alto.

De las largas caminatas diarias al uso de las dos ruedas

P. G.

Medina del campo. Los perfiles de los peregrinos han cambiado en los últimos años y ahora son muchos los que deciden hacerlo sobre dos ruedas y pedaleando. Antes, la forma más habitual era la de realizar largas caminatas de entre 25 y 30 kilómetros al día, pero ahora las bicicletas son la fórmula elegida. Este es el caso de los valencianos Pedro José Martínez Monteagudo y Luis Pareja Gil, que han aprovechado varios días de vacaciones para realizar alguna etapa.

«Nosotros hacemos el camino por fases. En esta primera pensamos llegar hasta Puebla de Sanabria y después, a finales de verano, más o menos en septiembre, si podemos juntar varios días realizaremos la fase final hasta Santiago de Compostela», aseguran estos valencianos que, durante esta primera parte del viaje, han coincidido con otros peregrinos de diversas nacionalidades que también se desplazaban en bici. La elección del Camino de Santiago del Suroeste, a su paso por la provincia, fue para estos peregrinos la más acertada, ya que «no hay mucha gente, no está masificado como el Camino Francés, por lo que es más íntima, personal o espiritual».

En sus rutas diarias, de cerca de 80 kilómetros, van descubriendo el paraje castellano y «si tenemos fuerza, también hacemos algo de turismo o nos damos una pequeña vuelta por los pueblos en los que paramos». Ahora, tras pasar por Medina del Campo y compartir experiencia con otros peregrinos, esperan poder llenar su pasaporte santiaguero de sellos vallisoletanos.

A pesar de que este 2021 es Año Santo Xacobeo, los huéspedes santiagueros están llegando a cuentagotas. Desde el pasado mes de mayo, cuando finalizó el estado de alarma y los cierres perimetrales desaparecieron, cerca de un centenar de caminantes ya se han alojado en los 12 albergues abiertos hasta el momento de los tres caminos –Madrid, Suroeste y Levante– que transitan por la provincia.

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«Poco a poco parece que se están animando y cada día recibimos más peregrinos», asegura el presidente de la Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de Medina de Rioseco, Antonio Fuentes, quien explica que con el parón de la pandemia la gente tiene ganas de salir y de hacer el Camino, «tal es así que desde mayo hemos recibido a unos 40 peregrinos, no son las cifras de otros años con cerca de 700, ni las de un Año Santo Xacobeo, pero la situación de la covid es lo que ha provocado».

Ante la llegada de los peregrinos, las diferentes asociaciones vinculadas al Camino de Santiago en la provincia están poniendo a punto los albergues con los diferentes protocolos sanitarios. Las sábanas desechables, la limpieza extrema de todos los espacios comunes con dispensadores de gel hidroalcohólico, los aforos reducidos con menos camas y la imposibilidad de compartir espacio con no convivientes dificultan al máximo la apertura, pero son muchos los hospitaleros que han decidido abrir. «Nuestra premisa es no dejar a ningún peregrino tirado por el camino, por lo que poco a poco los albergues y los hospedajes se están abriendo», asegura la presidenta de la Asociación Camino de Santiago Suroeste a su paso por Valladolid, Rebeca Justos.

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Esta misma semana ya ha empezado a actualizar el listado de alojamientos y puntos de acogida con un trabajo en red con todos los municipios que dan fonda. «Hay municipios, como Medina del Campo, que no tiene en uso el albergue municipal, pero los Padres Carmelitas ofrecen un punto de acogida; y ayuntamientos como el de San Vicente del Palacio, donde los peregrinos pueden dormir en el polideportivo municipal», destaca Justos. «Algunos albergues o puntos de acogida no abrirán por el momento y se lo están pensando y otros, como el de Tordesillas, han estado abiertos todo el año, dando servicio a los pocos peregrinos que han pasado. Está empezando a ver movimiento, algo que nos alegra».

Mikel Kuettel, junto a la portada plateresca de la iglesia de Santiago de Rioseco. Fernando Fradejas

El ejecutivo 'hippie' en el Camino de Madrid

Mike Kuettel, aventurero originario de Minnesota, ha optado por esta vía, tras haber realizado la del Norte en biciy con tabla de surf

M. G. Marbán

Desde que en el año 1000 se iniciaran las peregrinaciones a Santiago de Compostela al descubrirse la tumba del apóstol, el Camino ha sido un constante ir y venir de personas, ideas, devociones, mentalidades, estilos artísticos, tradiciones, costumbres, experiencias y leyendas. Tras superarse algunas restricciones y los miedos de la pandemia, los peregrinos han regresado al Camino llevando, junto a sus mochilas, sus particulares y enriquecedoras historias vitales, como las de Mike Kuettel, aventurero con orígenes norteamericanos en Minnesota.

Después de haber hecho el Camino del Norte hace años en bici y con tabla de surf para disfrutar por las tardes con una de sus pasiones, Mike ha decido hacerlo ahora por la ruta de Madrid «al ser un buen momento, no haber gente y poder andar solo, con el objetivo de estar más tiempo en silencio y conmigo mismo». Llevaba siete meses queriendo empezar, pero «tuve que esperar a que se abrieran las fronteras entre comunidades». Sin embargo, reconoce que todavía se nota el efecto de la pandemia. De hecho, tuvo que empalmar las dos etapas anteriores a Rioseco, con 50 kilómetros, al no estar abiertos los albergues de algunos pueblos.

Su objetivo no es llegar a Santiago y luego ir a Finisterre, sino «lo que va ocurriendo en el día a día, por eso constantemente voy reflexionando sobre las cosas que pasan y qué aplicación tienen en mi vida personal y profesional».

A sus 33 años, ha convertido su filosofía de vida en una iniciativa empresarial que ha denominado el 'Ejecutivo Hippie', con la que «ayudo a personas que están desconectadas de sí mismas, posiblemente haciendo un trabajo que no les gusta, que no les llena, y les ayudo a que reconduzcan su vida hacia aquello que desean, a que vuelvan a vibrar, a sentir la ilusión, a emocionarse con lo que hacen en el día a día». Su dedicación es «iluminar el alma de las personas con las que trabajo, porque creo que vivimos en un mundo de muchísimo stress y ansiedad, centrados en el hacer y nos olvidamos del ser».

Este leve movimiento es el que han notado ya en el albergue de Puente Duero, gestionado por la Asociación Jacobea Vallisoletana. Su presidente, Arturo García, asegura que desde el pasado 9 de mayo han llegado más caminantes, «pero las perspectivas son leves, ya que nosotros que estamos situados en el Camino de Madrid, frecuentado por más extranjeros que nacionales, y estamos notando un descenso de ingleses, holandeses y alemanes que, con las restricciones de movilidad y las cuarentenas, no están llegando».

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