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Palazuelo de Vedija convierte la vaca enmaromada en un divertido juego
Numerosos niños participan en las actividades organizadas por la Asociación Taurina La Maroma para iniciar a los más pequeños en la centenaria tradición
El futuro de la tradición pasa por su vivencia, por hacerla presente, pero también por la necesidad de promover entre niños y jóvenes su iniciación ... en una enseñanza que es más efectiva si se realiza a través del juego. Algo que ha sucedido durante los últimos días en Palazuelo de Vedija, donde la Asociación Taurina La Maroma, en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad, ha organizado distintas actividades lúdicas con el fin de iniciar a pequeños y jóvenes en la centenaria tradición de la vaca enmaromada.
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Como la teoría tiene que venir antes de la práctica, fue el presidente de la asociación, Rafael Irimia, el que dio una clase de enmaromamiento, en la que explicó cómo se hace el nudo, antes de que cada niño lo hiciera y probara a intentar enmaromar a un carretón, con más o menos dificultad dependiendo de la edad. Irimia señaló que se trata de un nudo correrizo, pero que tiene que tener un tope para que no apriete al animal. Para poder amarrar la maroma a los cuernos de vaca por encima de sus orejas «hay que tener una mezcla de valentía y habilidad». Antes se ponía desde un burladero, ahora se hace desde la parte alta del corral desde donde se van a soltar.
También hubo tiempo para un concurso de pintura con el tema de la tauromaquia, donde hubo acertados dibujos con la vaca enmaromada corriendo por las calles de Palazuelo o una vaca asomando entre girasoles en referencia al encierro por el campo de la localidad. Pero sin duda, los momentos más divertidos de este inicio a la tradición vedijana tuvieron cuando saltaron a la calle dos carretones enmaromados que, con la colaboración de varios socios, hicieron las delicias de niños y jóvenes, tanto de la localidad como de pueblos cercanos, recorriendo las calles que cada septiembre acoge el tradicional festejo, con divertidas carreras y más de un susto, convirtiendo las cornadas o embestidas en las mojadas de un refrescante chorro de agua. Después de la recreación lúdica de la vaca enmaromada, todos los participantes degustaron un sabroso perrito caliente.
Entre los niños que corrían delante del la vaca de juguete o que sujetaban la maroma estaban las hermanas Julia y Carolina González Bueno, que, aunque viven en Palencia, no dejan de volver al pueblo de su abuelo materno, Francisco Bueno Escudero. Las dos coincidieron en que las había encantado correr delante del carretón. Muy cerca estaba su madre, Judit Bueno, quien recordó que ella corría la vaca de pequeña junto a su padre, «cuando no había recorrido, ni talanqueras, y te subías a una ventana cuando venía». Además señaló que el problema es que ahora los jóvenes no pueden correr la vaca enmaromada hasta los 18 años, entonces «cuando lo hacen, no saben, de ahí la importancia de esta actividad que les enseña a correr, a tirar de la maroma y a estar pendiente de ella para no tropezarte y caerte, que son las perores caídas, porque la vaca la ves y la temes, pero a maroma te la encuentras».
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El presidente de la Asociación Taurina La Maroma, Rafael Irimia, valoró muy positivamente las actividades organizadas por la gran participación de niños, que tenían el objetivo de que «los más pequeños de la casa se vayan iniciando, que se identifiquen con la tradición, que cuando en un futuro entren al festejo no lo hagan a ciegas, sino sabiendo», añadiendo lo fundamental de «que haya recambio, porque nosotros ya nos hacemos mayores». Además explicó la importancia de insistir en el respeto a las vacas, porque el festejo no tiene otro sentido de que la vaca corra de un lado para otro, que todo la gente la vea y que todo el mundo disfrute».
Irimia adelantó que el próximo fin de semana la asociación viajará, como el año pasado, hasta las fiestas de Chiva (Valencia), donde volverán a realizar una multitudinaria degustación de jijas, pastas y limonada. Como novedad, en esta ocasión, realizarán la suelta de una vaca enmaromada al estilo de Palazuelo. Semana después, nada más que acaben las fiestas de San Mauricio, una nueva expedición de la asociación viajará hasta La Ràpita (Tarragona) para participar en el XX Congreso Nacional de Toros con Cuerda, del 25 al 28 de septiembre.
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El amarre de una maroma a una vaca que es sujetada por los participantes en el festejo, únicamente en supuesto de peligro, es la base de cada una de las vacas enmaromadas que se sueltan por diferentes calles cerradas durante las fiestas patronales de San Mauricio en la segunda quincena de septiembre. Hablar de Palazuelo de Vedija es hablar de la vaca enmaromada, una preciada tradición que cada año los vecinos renuevan, dando lugar a recuerdos, como el del año 1965 cuando se soltaron cinco toros de la ganadería del vecino Andrés Asensio Escudero, que poco tiempo después vendería a Victorino Martín como último reducto de los Albaserrada. No es de extrañar que la localidad cuente con un centro de interpretación dedicado a la vaca enmaromada, como un importante recurso turístico del pueblo que fue inaugurado en el año 2009 por el ganadero Victorino Martín.
En el año 2000, la vaca enmaromada de Palazuelo de Vedija era declarada por la Junta de Castilla y León como espectáculo taurino tradicional. En el expediente se adjuntaban copias de documentos del archivo municipal, datados en los años 1802 y 1805, que se refieren a la tradición de enmaromar dos vacas y a la gratificación de costumbre de los vaqueros, así como a una cuenta de gastos por la compra de una soga destinada a tal fin.
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