Un mercadillo que fomenta la economía circular en el medio rural
Los vecinos de San Cebrián de Mazote celebran su 'Recyling Market' para dar una segunda vida a objetos reutilizables
Peluches, juegos de mesa, bisutería y hasta tomates de la huerta. Un gran número de objetos, propiedad de los vecinos de San Cebrián de Mazote, cobraron este sábado, una segunda vida. El pueblo acogió, en el marco de su Semana Cultural, su ya tradicional Recycling Market, una cita muy ansiada por todos, especialmente por los más pequeños, y que se celebra con gran éxito y que cumple ocho ediciones.
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Tras dos años de parón por la pandemia, la Plaza Concejo se volvió a convertir en un gran bazar, en el que los lugareños pusieron a la venta aquellos artículos que ya no utilizaban y de los que querían deshacerse. Fue un gran evento social, que sirvió para que los raposos (como se conoce a los habitantes del pueblo), pasaron una entretenida jornada intercambiando sus viejos objetos y recuerdos. «Esta iniciativa trata de fomentar la reutilización de artículos de segunda mano y la comunicación y convivencia entre los vecinos. La cuestión no es ganar dinero sino reutilizar aquello que alguien pueda ofrecer«, señaló Miguel Ángel Gil, presidente en funciones de la Asociación recreativa Cultural Miguel Delibes, que cuenta con 400 socios y organiza esta cita. «Intentamos dinamizar el pueblo y que los que viven fuera, al pasárselo bien, quieran regresar año tras año», añadió.
Entre los numerosos puestos de venta, destacaba el de los pequeños raposos, Luna y Leo Primo y su primo Gael Puertas, quienes se afanaron en vender los productos de la huerta de su abuelo Lolo. Los visitantes a este mercadillo les quitaban de las manos sus girasoles, tomates y pimientos italianos. «Durante el año, ayudamos en lo que podemos al abuelo y luego él nos cede algunos de los productos que siembra para que nosotros los podamos vender y sacar un dinerillo. Con lo que ganamos nos compramos lo que nos apetece en otros puestos», dice Gael, de 8 años. «De momento llevo ganados 16 euros y ya me comprado un peluche, una pulsera y unas gafas de sol», prosigue este pequeño, mientras su tío Juan Manuel Primo está muy pendiente de ellos. «Es una actividad muy enfocada sobre todo al público infantil, que fomenta la economía circular, ya que todo lo que ganan lo invierten en otros puestos. A lo largo de estos años hemos visto como han ido cambiando las generaciones. Algunos de los niños que empezaron vendiendo sus pulseras, ahora vienen con sus hijos», dice Juan Manuel.
Allí estaba también María Priego, de 13 años, quien, con buen criterio emprendedor, puso a la venta sus viejos peluches para darles una segunda casa. «He vendido 15 en lo que va de mañana. Creo que el mío es uno de los puestos de más éxitos del mercado. Mis clientes son otros niños y también algunos padres. El dinero que consiga lo invertiré en la peña que tengo con mis amigas. Me parece una iniciativa genial para que aprendamos como funcionan los negocios», dice esta niña con alma de comerciante.
Otro que puso a la venta aquellos artículos que ya no usa, fue Juanjo Parra, un gran aficionado a los juegos de mesa. «Estoy vendiendo algunos juegos muy curiosos con los que ya no juego. Algunos de ellos tienen miniaturas pintadas y a buen seguro harán pasar un buen rato al que los compre», comenta este vecino de San Cebrián. «Hasta ahora he comprado más de lo que he vendido en el mercadillo, pero lo importante es que otras personas puedan disfrutar de aquello que nosotros ya no utilizamos. A los niños esta actividad les encanta. Llevan toda la semana haciendo pulseras de abalorios para ponerlos a la venta en el baratillo. Así ellos disfrutan y nosotros también», completa.
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Por la tarde, en San Cebrián continuaron las actividades con 'Lorca, lírico y flamenco', un espectáculo que fusiona el canto lírico de Paula Mendoza y la guitarra más flamenca de Raúl Olivar, en la iglesia de San Cipriano. La noche siguió con una gran cena en la que los vecinos degustaron hamburguesas. Para hoy domingo está prevista la celebración de una misa y un vermut popular en el Tele-club, un bingo en la plaza y traca final.
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