Medina de Rioseco: histórica y legendaria Ciudad de los Almirantes

«Rioseco tiene tanta historia que toda ella se ha convertido ya en leyenda», escribe el escritor Jesús Torbado al llegar a la Ciudad de los Almirantes en su viaje por Tierra de Campos. Siempre hay un buen motivo para visitar una localidad que sorprende por su rico y variado patrimonio y que invita al visitante a realizar «un viaje a la emoción».

Una visita que bien podría iniciarse en el Museo de San Francisco, instalado en la bella iglesia del antiguo convento franciscano fundado a finales del siglo XV por los Almirantes de Castilla. Su sorprendente visita guiada con luz y sonido acercará al visitante a sus notabilísimas colecciones, entre las que brillan con luz propia los grupos escultóricos en barro cocido del insigne Juan de Juni.

Más tarde, el viajero pasará por la Plaza Mayor para llegar a la monumental iglesia de Santa Cruz, que acoge el Museo de Semana Santa, un espacio que le permitirá conocer una tradición secular, cargada de fe, historia y arte, declarada de Interés Turístico Internacional y Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial. En sus fondos sobresale la importante colección de pasos procesionales de los siglos XV al XX. En el corro de Santa María, una capilla guarda los monumentales pasos grandes de la Crucifixión y el Descendimiento.

Un paseo por los centenarios soportales de la calle Mayor, corazón de la vida riosecana, donde resonarán los tiempos de las grandes ferias y mercados, guiará al visitante a la iglesia de Santa María, cuya esbelta y elegante torre barroca domina todo el espacio. En su interior se distingue la Capilla de los Benavente, uno de los conjuntos más relevantes del Renacimiento español.

Por la calle Mediana, se llegará a la iglesia de Santiago, que presenta una elegante síntesis de estilos, del gótico al barroco, tanto en el exterior como en el interior, donde la fascinación llegará con el impresionante retablo mayor churrigueresco con escultura de Tomás de Sierra.

No deberá el viajero olvidar acercarse hasta el Canal de Castilla, un gran proyecto nacido del sueño ilustrado de crear una vía de transporte que uniera el interior con los puertos del norte. Junta a la dársena, puerto interior de Tierra de Campos, desde donde parte el barco Antonio de Ulloa, se levanta la fábrica de harinas de San Antonio. Tampoco debe dejar de ver la centenaria plaza de toros, las vetustas puertas de Ajújar, San Sebastián y Zamora, restos de la muralla de la ciudad, y la ermita de la Virgen de Castilviejo, patrona de los riosecanos.