Un momento de la multitudinaria procesión. F. Fradejas

Medina de Rioseco celebra los 450 años de la Quinta Angustia

Los pasos del Descendimiento, el Santo Sepulcro y la Soledad participaron de una procesión extraordinaria con la presencia de miles de personas

Sábado, 25 de mayo 2024, 21:18

El primer día de mayo de 1574, la capilla del Santo Cristo de la iglesia de Santa María de Medina de Rioseco acogía el primer ... cabildo de la Archicofradía de la Quinta Angustia y Soledad de Nuestra Señora para la redacción y aprobación de su regla. Un momento histórico de la Semana Santa de la Ciudad de los Almirantes que 450 años después las hermandades de la Crucifixión, el Descendimiento, el Santo Sepulcro y la Soledad, herederas de aquella archicofradía, conmemoraron este sábado con distintos actos de gran emoción.

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A media tarde, el corro de Santa María acogía la solemne misa pontifical oficiada por el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, con la presencia de los cuatros pasos de la Quinta Angustia: el paso de la Virgen de la Soledad, colocado bajo el dintel de las puertas abiertas de la capilla de los pasos grandes, único resto en pie de la histórica penitencial, a escasos metros de la Crucifixión y el Descendimiento, los populares Longinos y Escalera, y en el exterior, el Santo Sepulcro.

Para el presidente de la Cofradía de la Soledad, Rodrigo Antón, «celebrar esta efeméride es un acto importante para la Semana Santa de Medina de Rioseco y sus cofradías, porque hemos conmemorado que durante 450 años hemos conseguido mantener una serie de ritos, tradiciones y costumbres, al igual que una devoción a la advocaciones de nuestros pasos».

Poco después de la misa, se iniciaba la procesión extraordinaria, en la que, a toque de las campanas de la iglesia de Santa María, salía de la capilla de los pasos grandes el Descendimiento, conocido popularmente como La Escalera, que, una vez más, pudo ver la luz tras traspasar el dintel de la puerta el codo de Nicodemo en un gran esfuerzo de los cofrades ante el aplauso de los cientos de personas que no se quisieron perder una jornada histórica. La Crucifixión no procesionó por una decisión de su cofradía.

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A continuación, la Escalera, el Sepulcro y la Soledad iniciaron la procesión, que, siguiendo el mismo recorrido que el Viernes Santo, llegó hasta la plaza Mayor, donde se llevó a cabo el rezo de una oración de acción de gracias en recuerdo de la Vera Cruz y la Pasión, las otras dos archicofradías riosecanas que en el siglo XIX dieron lugar al resto de hermandades que han llegado hasta la actualidad. La procesión tuvo el mejor acompañamiento musical de las bandas del Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre de Valladolid, al inicio, de una unión de las del Santo Cristo de la Clemencia y de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Santiago y la Santa Verónica, a la mitad, y de la municipal de música, al final.

Por el mismo recorrido, cruzando de nuevo la calle Mayor, entre cientos de miradas, se regresó al corro de Santa María, donde se rezó un responso por los difuntos de la Quinta Angustia y de sus cofradías herederas, antes de que el Descendimiento, sin que sonara La Lágrima, para distinguirse del Viernes Santo, entrara en la capilla de los pasos grandes, y el Santo Sepulcro y la Soledad, a la que se le cantó la popular salve, hiciera lo mismo en la iglesia de Santa María.

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