Valladolid
María Milán, la riosecana que nació en Tordesillas, cumple 100 añosA una edad tan longeva, presenta un excelente estado de salud, aunque durante su vida tuvo que asistir al amargo trago del fallecimiento de su esposo, a los 38 años, en accidente de tráfico, y de un hijo, a los 56 años
Yo nací el primer día de las fiestas de Tordesillas. Son las palabras que tantas veces ha recordado la riosecana María Milán Labajos, como siempre ... le había contado su madre y que el pasado viernes, 12 de septiembre, rememoró de una manera especial al cumplir los 100 años, aunque se esperó al domingo para la celebración familiar, que tuvo lugar en el Hotel Vittoria Colonna de la Ciudad de los Almirantes, sin que faltasen sus hijos, José, Mari y Juan Carlos; sus nietos, Ana, Esther, Elena e Inés; sus bisnietos, Rubén, Diego y María, y su yerno y nueras, Tomás Gómez, Sara Cabezas y Mara Blanco. Tras la comida, la tarde fue para disfrutar de la tarde tomando algo en una terraza.
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La historia de María es de nuevo la de tantos y tantos hombres y mujeres que con su esfuerzo, perseverancia y generosidad construyeron el presente. Una larga historia de alegrías y tristezas, de experiencias, vivencias y anécdotas, que no duda en contarlas a nietos y bisnietos. Hija de los hortelanos Anastasio Milán `Tani´ y Francisca Labajos `Paca´, la duodécima de 14 hermanos, esta veterana riosecaca nació un lejano 12 de septiembre de 1925 en Tordesillas, donde pasó la infancia y la juventud, y donde conoció, por vivir en la misma comarca, al que iba a ser su esposo, Francisco Álvarez, vecino de Mota del Marqués, con el que, recién casados, se trasladará a vivir a Medina de Rioseco, donde su marido ya trabajaba en el registro de la propiedad de esta localidad, en la que nacerán sus cuatros hijos. En la Ciudad de los Almirantes la adversidad golpeará muy duro a María con el repentino fallecimiento de su esposo, conocido como Paco el del registro, a los 38 años, en trágico accidente de tráfico que conmocionó a todos los riosecanos hace 62 años un 16 de septiembre al perder la vida todos los ocupantes del coche que les llevaba a ver una corrida de toros en las entonces fiestas de San Mateo de Valladolid, cuando chocó con el autobús del Real Sporting de Gijón, en la Nacional 601, en el cruce de la carretera Palencia. Tras el mortal accidente, con sus cuatro hijos con edades de entre 12 y 2 años, María tuvo que hacer de tripas corazón para sacar a su familia adelante, sin sospechar que años después la vida la iba a dar otro mazazo terrible al tener que asistir a la muerte del tercero de sus hijos, Javier, con 56 años en 2012.
A sus cien años, María presenta un excelente estado de salud, tanto física como mental, sin que falte el paseo diario por el paseo del Bulevar, junto a la casa donde ha vivido siempre. Una casa en la que recibe la visita de sus nietos y bisnietos, que «les gusta mucho ir a verla y la dan mucha vidilla», en palabras de su hija Mari, con quien vive María, quien expresó su alegría por ver cumplir a su madre los 100 años «en plenas facultades», a la vez que expresó de su madre que «ha sido una mujer muy trabajadora, afable, muy agradable, de gran simpatía y devoción al Cristo de Castilviejo, del que mi padre fue presidente y por eso mi madre nos apuntó a todos». En años recientes, María tuvo la afición de ir a todas las excursión a las que se pudiera apuntar.
Con motivo del centenario de María, su nieta Elena Álvarez escribió a su abuela unas bellas palabras expresando que «celebramos algo único y maravilloso: tus 100 años de vida. Un siglo lleno de recuerdos, de historias, de aprendizajes y de amor que nos has regalado a todos los que tenemos la suerte de tenerte cerca». Además se dirige a su abuela con «tu vida es un ejemplo de fuerza, ternura y sabiduría. Con cada sonrisa nos has enseñado la importancia de la alegría, con cada gesto tuyo hemos aprendido lo que significa la bondad, y con tu forma de ser nos has demostrado que lo más valioso que podemos dejar en este mundo es el cariño que damos a los demás». El texto termina con un «gracias por ser nuestra raíz, nuestro refugio y nuestro orgullo. En cada palabra tuya se esconde la voz de la experiencia, y en cada abrazo tuyo se siente el calor de la familia», a lo que añade «ayer no solo celebramos tus años, celebramos la huella imborrable que has dejado en nuestros corazones», poniendo el broche final con un «que este día esté lleno de amor, gratitud y sonrisas, porque tú mereces todo eso y mucho más». Por ahora, María tiene claro que no pone pegas a seguir cumpliendo más años.
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