Pablo Mata en la cocina de su casa muestra algunos productos de su compra habitual. / José c. castillo

«Procuramos comer por menos de 5 euros al día, con la pensión no da para más»

Tras pagar varias facturas, el Centro de Día, la comunidad y el alquiler a Pablo Mata y su madre, Pilar Fernández, apenas les queda dinero para alimentación

Sofía Fernández

Valladolid

Domingo, 3 de abril 2022, 00:03

Bien sabe Pablo Mata (56 años) lo que es vivir al día. No poder ahorrar a fin de mes. Lleva diez años sin encontrar trabajo y vive con su madre en un piso de Laguna de Duero. «Nos mantenemos con su pensión y llegamos muy justos. Por eso, procuramos comer por menos de 5 euros», explica este vallisoletano. Son 1.300 euros mensuales los que entran en su casa, «pero se esfuman con los gastos del Centro de Día que necesita mi madre, que suponen unos 400 euros, la cuota de la comunidad, que son otros 125, y un préstamo que estamos acabando de pagar de 120 euros al mes. A eso hay que sumar las facturas de teléfono (40 euros), de la luz, que ha subido mucho, por lo menos 10 euros, porque ahora pagamos 54, y también tengo unos gastos de desplazamiento de unos 200 euros mensuales para cuidar a los animales que tengo en una casa cuyo alquiler me supone 250 euros», señala Mata.

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«Nos hemos privado de la ternera y el pescado yo no lo como porque no llega, pero hago el esfuerzo para mi madre, que lo come de vez en cuando»

El resto, «lo poco que sobra, que serán unos 130 euros, son para comida», explica. Como apenas les salen las cuentas, han dejado de consumir ternera: «Nos hemos tenido que privar, en vez de eso comemos pollo o cerdo, que es más barato, y pescado yo no como porque no llega, pero hago el esfuerzo para mi madre, que lo come de vez en cuando», apostilla este vecino de Laguna, que aprovecha los productos de su huerta para ahorrar costes.

Ha notado un incremento de precios «en casi todo» a la hora de ir al supermercado. «Aunque compro todo de marca blanca es imposible no fijarse en los precios. Por ejemplo, el bote de alubias ha pasado de costar 0,95 céntimos a 1,20 euros, la tortilla de patatas de 1,85 a 2,35, el aceite de girasol ha subido de 1 euro a 3,20...». Para Pablo y su madre esto supone «una barbaridad» en su maltrecha economía doméstica. «Lo mismo pasa con la fruta o las conservas. Los kiwis, que antes valían 1,95 euros, han llegado a estar a casi 3, y el atún en lata, de 4,95 a 5,95 la de 900 gramos. Con estos precios si ya lo teníamos complicado antes, ahora ya es preocupante», asegura.

Durante un tiempo estuvo recogiendo chatarra, «pero ahora lo pagan tan mal que te cuesta más el diésel que lo que te dan», explica Pablo, que mira con incertidumbre el futuro. «No sé dónde nos llevará esta subida de precios, lo que sí sé es que muchos lo estamos pasando muy mal y nos vamos a empobrecer todavía más, porque no parece que esto se vaya a solucionar pronto». Mata ha trabajado «en lo que ha ido saliendo«, pero ahora cuida a su madre, de cuya pensión dependen los dos.

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