El hilo
Los pozos más curiosos de los pueblos de ValladolidUn recorrido por una decena de localidades de la provincia para visitar albercas con historia
A lo largo y ancho de la provincia de Valladolid se esconden secretos subterráneos que han intrigado a generaciones. Los pozos han sido testigos silenciosos ... de la historia de nuestros pueblos que han cumplido una función vital en la provisión de agua, han servido de punto de encuentro y son un símbolo de la vida rural. El ser humano no puede vivir sin agua y es importante que sea potable. Gracias a estas construcciones, antaño la gente podía beber agua sin enfermar. Pero es que, además, también encierran historias fascinantes y curiosidades únicas que merecen ser descubiertas.
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Muchos destacan por su singularidad, ya sea por su diseño arquitectónico, su avanzada ingeniería o sus características geológicas únicas. Aquí recogemos algunos de los más destacados y curiosos de la provincia de Valaldolid. Exploraremos sus misterios y hasta los milagros que a algunos se les atribuye y descubriremos lo que subyace bajo su superficie. No están todos los que son, pero sí son todos los que están. Dentro hilo.
↓ En Santa Eufemia del Arroyo la antiquísima ermita de Villagonzalo, cuya primera referencia documental es del año 1190, tenía un pozo de sillería. Las crónicas del municipio recogen la triste noticia de que en 1520 allí se ahogó la hija del ermitaño, Lope de Vega, que recibió sepultura allí por orden del entonces alcalde de Santa Eufemia. Este pequeño templo desapareció a principios del siglo XIX pero, sin embargo, su pozo sigue en perfecto estado. Tras muchos años tapado fue redescubierto en 1945 para hacer frente a una severa sequía. El investigador local Miguel Ángel Cañibano encontró unos documentos que detallaban cómo el Consistorio volvió a abrir el pozo con la aprobación de los concejales.
↓ La Seca es un municipio eminentemente vitivinicultor desde el siglo XVI, algo que queda patente a través de su arquitectura religiosa y civil, heredera del esplendor del cultivo de la vid durante los siglos XVII y XVIII. De aquellas fechas se conservan importantes construcciones que hoy forman parte del patrimonio local como son las bodegas subterráneas, con kilómetros y kilómetros de galerías a través del subsuelo del casco urbano. En ellas, los pozos son un elemento primordial que cumplían una triple función: extraer agua de manera accesible para las limpiezas en bodega, hacer las veces de zarcera (respiraderos) y, surtir de agua a la vivienda y el ganado. En la actualidad, los pozos de las bodegas lasecanas se encuentran secos aunque, por fortuna, algunos de ellos mantienen sus brocales de piedra de una única pieza. Son la prueba de lo importantes que eran para la supervivencia doméstica y la industria del municipio. El primero de ellos que se conserva en la localidad es el de la bodega municipal, pero no es el único.
↓ El segundo pozo de La Seca pertecene a José Antonio Martín Sanz, vecino de la localidad. Su pozo se ubica en el primitivo corral que era la antesala del antiguo lagar. Bajoplanta se encuentra la bodega subterránea familiar, hoy en desuso. «La casa era de mi bisabuelo Mariano Sanz, que se dedicó a la elaboración del vino desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX, concretamente hasta la fundación de la Cooperativa Agrícola Castellana, actual Bodega Cuatro Rayas, en 1935», explica Fernando Martín, hijo del propietario.
↓ En Torrelobatón se conservan varios pozos particulares y uno municipal, en el barrio del Rollo. No se sabe con certeza, pero puede que sea éste pozo donde tuvo lugar un milagro el 20 de abril 1853. Entre los exvotos de la Ermita del Cristo de las Angustias se conserva un pergamino dedicado al Cristo por Santos Puerta y su mujer Cándida.
↓ En ese escrito se relata que a las dos de la tarde de aquel día Eumenio, el hijo pequeño de este matrimonio, se asomó «a un pozo de diez varas» precipitándose al fondo. «Cándida triste madre, corre ansiosa a librar de la muerte a aquel querubín y de su amor el fruto ve penosa que de la superficie al agua sube», relata este pergamino. «¡Cristo de las Angustias, ten piedad de mi acerbo dolor, la madre grita. No uses con la inocencia crueldad, puesto que tu clemencia es infinita», prosigue el escrito. «En esto, diez minutos 'ban' pasando y el corazón materno comprimido, al ver en la agonía expirando, de su vejez el báculo querido». El escrito acaba de la siguiente manera: «Vos benigno os mostrasteis haciendo resaltar vuestro poder, e ileso de las aguas le sacasteis, ¡Raro milagro! Al inocente ser. Y su padre D. Santos de la Puerta, para perpetuidad de tal favor, ha querido que en lienzo quede abierta, la gran omnipotencia del Señor».
↓ Como en tantas otras ermitas de la provincia, en la del Villar, a la orilla del río Hornija, en Gallegos de Hornija, encontramos un pozo. En este caso se encuentra cubierto y protegido por un tejadillo sostenido por cuatro columnas. La ermita, que data del siglo XVII fue construida con piedra del páramo cercano y conserva una hospedería adosada. Se trata de lugar de peregrinaje y romería para los vecinos de los pueblos del Valle de Hornija, muchos de los cuales se cobijan bajo el tejadillo del pozo antes y después de las misas festivas.
↓ Hay un precioso pozo que preside el claustro del Hotel AC Santa Ana, antiguo Monasterio de Santa Ana de La Flecha que perteneció a la comunidad de frailes Jerónimos de Nuestra Señora de Prado de Valladolid. El edificio actual fue construido en 1781 y su pozo destaca por su hermoso brocal con armadura de piedra organizada por dos columnas que soportan un dintel rematado por pirámides. Tiene trazado neoclásico como todo el edificio. Del dintel pendía la soga para extraer el agua. La vida en el monasterio concluye en 1836, con la Desamortización de Mendizábal y la subasta por parte del Estado de los bienes rústicos y urbanos de las órdenes religiosas, quedando abandonado el lugar hasta la inauguración del hotel de cinco estrellas en el 2002. Hoy, el pozo es uno de los elementos más emblemáticos del hotel por ser testigo silencioso de siglos de historia y símbolo de la transformación de un espacio sagrado en un lugar de hospitalidad y confort.
↓ En Urueña, durante un tiempo, fue muy importante la labor viticultora y horticultora y, para tener una mayor aportación de agua que mejorara la producción, fue necesaria la construcción de pozos y norias. Una de las norias más importantes y que todavía se conserva en buen estado es la que construyó Joaquín Gañán, con ayuda de familiares, hace ya más de medio siglo.
↓ Según un estudio realizado por el arquitecto Oscar Abril Revuelta, esta noria antaño contó con una caseta de planta cuadrada. «Su tamaño era pequeño, lo suficiente para el vigilante de la huerta y el majuelo y para guardar al animal que hacía girar la noria, la cual es el elemento de interés de este conjunto», señala. Al parecer allí existía un pozo y el propietario decidió construir esta noria para aumentar la producción de las hortalizas que después se vendían en el pueblo. «Resultó que el agua tenía mucha concentración salina, por lo que el sistema no dio los beneficios esperados. Cuando el gran agujero tenía cierta profundidad, el agricultor se ayudaba de una cuerda para continuar con la perforación. El sistema de rotación de los calderos que sacaban el agua fue encargado a una empresa especializada. Un madero alargado haca girar el sistema a modo de manivela gracias a la fuerza de una mula o caballo», remata el estudio de este arquitecto.
↓ Este gran pozo en el castillo de Portillo fue construido por los Condes de Benavente alrededor del año 1470 para abastecerse de agua. Es una espectacular obra de ingeniería. Que se sepa, no existe nada parecido en ninguna otra fortaleza. Está en el centro del patio de armas y tiene 1,20 metros de diámetro y una profundidad de 32 metros. Su manantial puede dar más de 30.000 litros diarios. Se accede por una escalera de caracol de 123 peldaños que está en perfecto estado de conservación y cuyo mantenimiento y reparación se realizaron a finales del siglo XX.
↓ Lo más curioso de este pozo es que dispone de varias salas subterráneas perimetrales cuyo uso se desconoce y tienen ventanas a su interior para ventilación. Antiguamente tenía un brocal y un torno para subir el agua. El torno fue recuperado cuando se limpió el pozo en 1982. Del brocal todavía se conserva alguna piedra.
↓ Muy cerca de uno de los guardaviñas de Ceinos de Campos se encuentra el Pozo de los Carboneros, que aprovecha el curso del arroyo de los Carboneros para la extracción del agua. Cuenta cerca de él con un abrevadero que todavía hoy usan los pastores para sus ovejas.
↓ En Villabrágima encontramos un buen ejemplo de pozo anejo a un chozo pastoril. En este caso, la cúpula del chozo se ha perdido, aunque la estructura está entera.
↓ En Villalba de los Alcores encontramos el conocido como 'pozo Matamula' que, según el arquitecto Óscar Abril, no forma una planta circular «se queda casi cortada a media naranja, por lo que la bóveda se adapta a la figura de una manera elipsoidal». Tiene un pequeño abrevadero que cruza el muro a modo de pileta y pila en uno. La bóveda se cierra con una losa tipo tapadera. Se ha rehabilitado recientemente.
↓ En la entrada del pueblo por la cuesta conocida como el reventón encontramos un curioso chozo en cuyo interior existe un pozo. Según el arquitecto y entendido en construcciones tradicionales Óscar Abril, «su planta no es exactamente cuadrada, tiende a redondearse en los bordes y la cúpula se prolonga para formar un único conjunto, aunque sabemos que el pozo era de uso comunal». En el chozo existe un abrevadero en uno de los costados por su cara exterior. El abrevadero del pozo ya no existe.
↓ En el pueblo existen otros chozos con pozo. Uno de ellos es el de Marucha, con forma casi piramidal, en cuyo interior hay un pozo que conserva la antigua polea de madera. Existe otro cuyo pozo conserva la polea, la pileta y el canal para verter el agua sobre un pilón que ya no existe en la parte exterior del cerramiento. En una era encontramos también una caseta reformada que antiguamente era de piedra en su exterior y madera en su interior. Dentro alberga un pozo que todavía hoy se conserva.
↓ El pozo más famoso de Mucientes era el de Celestina, del que los vecinos se surtían para la limpieza de las cubas del barrio de bodegas de San Pedro. Estaba en una casa de piedra hoy ya derruida pero permanece en el recuerdo de todos los mucenteños gracias al gran mural del pintor leonés Manuel Sierra. «Los hijos de su última propietaria, Agapita Escudero, recordaban recientemente cómo la puerta que daba acceso al patio donde estaba el pozo permanecía abierta día y noche para que todo aquel que necesitara agua pudiese abastecerse, bien para la limpieza de los utensilios de la bodega o bien para limpiar los utensilios de hacer queso. En ocasiones la familia de Agapita recibía un pequeño queso como muestra de agradecimiento. Era el pozo del que se surtían muchos vecinos, el agua estaba a poco más de dos metros y cuando el caldero de zinc se rompía eran los propios vecinos quienes lo reponían. Era tal la cantidad de gente que lo usaba que la familia llegó a instalar una mirilla de cristal en la pared que comunicaba la cocina con el portal para saber quién entraba sin necesidad de tener que salir», cuenta Gloria Martín, responsable de la oficina de turismo.
↓ Otro pozo mucenteño es de la Bodega-Aula de Interpretación, fundamental para la limpieza tanto de las cubas, del resto de utensilios y de la propia bodega ya que se ahorraba el trabajo de tener que ir a buscarlo con cubos hasta el pozo de Celestina.
↓ El famoso Pozo Bueno de Serrada es una construcción de gran arraigo popular que se convierte en protagonista cuando se bendicen los campos el 15 de mayo, día de San Isidro. Está cubierto por un pequeño edificio de planta cuadrada con cuatro grandes arcos de ladrillos que culminan en una cubierta de tejas a cuatro aguas. En la piedra se puede apreciar bien el desgaste producido por la soga a lo largo de los años al sacar el agua.
↓ La finca El Rebollar, que cuenta con una superficie de 390 hectáreas, se encuentra enclavada en el término municipal de Valladolid, a 15 kilómetros. de la capital, pero entre los términos de Ciguñuela, Robladillo y Castrodeza. Allí encontramos un pozo pastoril digno de admirar. Tiene planta circular y unos gruesos muros de mampostería que se rematan en forma de cúpula y un abrevadero para el ganado.
↓ En la ermita de Nuestra Señora de Tiedra Vieja encontramos un precioso pozo con brocal de piedra en perfecto estado de conservación. Era el que abastecía de agua a la hospedería de la ermita, al ermitaño y a los animales que éste tenía. La hospedería se construyó en el siglo XVI por Francisco Alderete y su hija Francisca Alderete. Actualmente el pozo se encuentra cerrado y en desuso.
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El décimo paso sobre el Pisuerga, el viaducto de 130 metros que une La Victoria con La Rondilla, ha cumplido su primer cuarto de siglo. El puente Condesa Eylo, en honor a la primera esposa del Conde Ansúrez, tiene un trazado peculiar, en forma de 'ese'.
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