El vandalismo, los botellones y los robos destrozan el 'nido' de Pingüinos en Valladolid
Los edificios principales han perdido puertas, ventanas y cableado, los aseos están destrozados y las antiguas ecoterrazas han sido desmanteladas
El abandono y la falta de vigilancia en las instalaciones del nido de Pingüinos, unido a la falta de uso de los vastos terrenos de ... quince hectáreas situados entre la carretera del pinar y la vía, han facilitado en los últimos meses la entrada de gamberros y ladrones de chatarra, cuyo paso evidencian ahora todas y cada una de las dependencias llamadas a acoger de nuevo en enero del año que viene una nueva concentración motera «si las circunstancias lo permiten», según anuncian ya sus organizadores, el club Turismoto, que ha fijado entre los días 13 y 16 de enero del año que viene el regreso de las motos a la campa de la antigua Hípica Militar. El problema es que el nido pingüinero está ahora literalmente destrozado y los huecos en las vallas del perímetro, del lado más próximo a la línea férrea, permiten el paso sin control de cualquier persona.
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La falta de uso de las instalaciones después de más de un año de pandemia, en la que no se pudo celebrar la concentración el pasado enero, ha facilitado la entrada, sobre todo, de ladrones de chatarra, que han arramplado con el cableado de los edificios de servicios, tanto los aseos como la nave principal que servía de comedor; además de arrancar ventanas y puertas de su interior. Las dos ecoterrazas situadas en el corazón del recinto presentan también las cristaleras rotas a pedradas, así como daños evidentes en su interior, donde faltan instalaciones eléctricas, conductos de saneamiento e, incluso, las tablas de las rampas de la entrada. A los robos se han sumado en paralelo el paso de gamberros y grafiteros, que han destrozado cristales y embadurnado de enorme pintadas el interior de los edificios principales.
Las batidas de las patrullas de la Policía Municipal, que recorren el perímetro del nido con cierta regularidad, no han podido evitar el saqueo de unas instalaciones en las que el Ayuntamiento invirtió en distintas fases más de medio millón de euros, a los que sumaron más de treinta mil antes de las últimas citas para acondicionar precisamente los edificios de servicios que ahora han sido desmantelados. En los aseos, por ejemplo, los ladrones han sustraído la grifería de los baños, lavabos y duchas y los vándalos han rematado la faena reventando estos últimos y rompiendo ventanas y espejos a pedradas. Las puertas tanto de este inmueble auxiliar como del principal del comedor están abiertos, o arrancadas de cuajo, y en su interior apenas quedan ya marcos de ventanas, al margen de lucir restos evidentes de la celebración de botellones en su interior.
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El estado de las dos peceras de las antiguas ecoterrazas es aún peor y, al margen de carecer ya de cristales, destrozados a pedradas, falta el cableado y alguna tablillas del firme. En su interior también hay botellas vacías de refrescos y alcohol o latas de cerveza fruto de la evidente celebración de botellones recientes.
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Todo un contratiempo que obligará al Ayuntamiento, titular de las instalaciones, a rascarse el bolsillo de nuevo de cara al anunciado regreso de la concentración motera al recinto el tercer fin de semana de enero, dos años después de la última cita en 2020.
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