«A mi niño casi le matan estas bestias por dar con el balón a su hermana en el colegio»
La madre del menor de 10 años apaleado en Arturo Eyries reclama más seguridad y que las autoras sean castigadas
Los ánimos están «muy caldeados» en el barrio de Arturo Eyries. «Esta familia tiene que irse del barrio o, al final, va a haber un ... problema muy gordo», apuntan sin cortarse dos menores mientras apuntan al bloque de viviendas en el que residen las dos hermanas, de 15 y 17 años, que han sido detenidas este lunes por la mañana acusadas de golpear con un palo en la cabeza a un niño de 10 en la entrada del colegio Jorge Guillén del mismo barrio.
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«A mi niño casi le matan estas bestias por dar con el balón a su hermana -una niña también de 10 años- en la clase de gimnasia», apuntaba poco después de la agresión la madre de la víctima, que recibió varios puntos de sutura en dos brechas en la cabeza, antes de reclamar «justicia y que paguen por lo que han hecho porque no hay derecho a que dejes a tu hijo en la puerta del colegio y cinco minutos después te lo encuentres con la cabeza abierta y metido en una ambulancia».
«Gracias a Dios que se metió un hombre y salvó a mi hijo de que siguieran dándole golpes»
Varias patrullas de las policías Nacional y Local tuvieron que calmar los ánimos entre el vecindario para sacar escoltadas, en calidad de detenidas, a las dos menores acusadas de la agresión, en la que también resultó lesionado el abuelo de un alumno que medió para parar los golpes.
«Gracias a Dios que se ha metido este hombre y le ha salvado, porque podían haber seguido dándole en la cabeza», destaca agradecida la madre de la víctima, quien explica que su hijo solo le contó que «parece que le había dado a una hermana con el balón en la clase de gimnasia sin más».
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Decenas de vecinos del barrio, congregados esta mañana en torno a la casa de la madre para mostrarle su apoyo, señalaron que la familia de las dos detenidas apenas lleva «unos meses en el barrio» y explicaron que «ya han tenido movidas con un montón de gente». Algunos residentes aseguraron que habían iniciado, incluso, «una recogida de firmas para que esta familia se vaya».
El colegio en el que ocurrieron los hechos, por ahora, ha pedido más vigilancia policial en los próximos días para evitar posibles altercados.
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