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Un operario de Macoglass prepara una mampara. G. Villamil

Mamparas como herramienta para frenar al virus

El rápido aprovisionamiento de los negocios para protegerse, que agotaron las existencias, frena la venta de estas pantallas de metacrilato. «Ya se vendió todo en su día», aseguran los empresarios

Eva Esteban

Valladolid

Domingo, 30 de agosto 2020, 07:05

Las mamparas de metacrilato llegaron a cuenta gotas a los negocios de la comunidad. En pleno estado de alarma, supermercados, estancos y farmacias fueron los primeros en rearmarse para reforzar la seguridad y frenar un hipotético contagio por la covid-19 de sus empleados mientras desempeñaban su jornada laboral. Pero pronto, apenas unas semanas después, se extendió a otros sectores como la administración, que blindó sus espacios de trabajo para que, llegado el momento, la vuelta de los funcionarios fuera segura.

La demanda se disparó. Alcanzó niveles que ni los propios fabricantes se llegaron a imaginar. De hecho, se quedaron sin 'stock' durante varias semanas, lo que implicó una subida considerable en los precios de estas pantallas transparentes de plástico resistente. Esta situación fue generalizada, no únicamente en Castilla y León.

Sin embargo, cuatro meses después de aquello, aunque estos productos se continúan vendiendo, lo hacen a un ritmo muy inferior al de entonces. El motivo, tal y como coinciden los empresarios del sector, es que «ya se vendió todo en su día». Quien lo necesitara para su negocio ya se hizo acopio en su día, y quienes son susceptibles de adquirir una mampara, no lo hacen por la «incertidumbre». Así lo considera Silvia Torino, empleada de Macoglass, una de las entidades que en la provincia de Valladolid se dedican a la producción de estos materiales. Durante meses trabajaron a pleno rendimiento para dar salida a los numerosos pedidos que les llegaban, y ahora, «aunque tenemos, no es ni comparable». «Tenemos pedidos de ayuntamientos, de particulares, pero está la cosa mucho más parada que antes; se nota que quien lo necesita ya tiene una», argumenta.

Farmacias, estancos y supermercados fueron los primeros en hacerse con una, y más tarde se sumó la administración

Notan el parón fundamentalmente «en agosto» (cerraron una semana para «desconectar y parar un poco después de tanto trabajo», incide), y Torino cree que no repuntará la solicitud de estos materiales. «No creo que haya; quien lo necesita ya lo tiene, y podíamos tener interés de algún negocio hostelero o colegio, pero como hay tanta incertidumbre y no sabemos lo que va a pasar, pues tampoco se van a arriesgar a comprar algo si luego no es necesario», apostilla, al tiempo que estima que, desde que se decretó el estado de alarma, momento en el que comenzaron a fabricar mamparas anticontagio ante la alta demanda y búsquedas en Internet (se dedican fundamentalmente a mallas y plásticos de agricultura y a la venta de metacrilato cortado con láser y a medida), habrán dado salida a «más de 1.000 láminas seguro», con clientes de diferentes puntos del país.

Un negocio «pasajero»

Quien también ha notado que esta venta se ha detenido «en seco» ha sido Víctor Velasco, propietario de Rotuvall. En su caso, se dedica a la rotulación, pero vio en las mamparas de metacrilato una «buena oportunidad» y se lanzó a la «piscina». Aprovechó ese nicho de mercado, y sabía que el de las pantallas era un negocio «pasajero». «Es un tren que ya ha pasado, nos subimos en su día pero ya está. Al menos a nosotros se nos ha parado la venta de estos productos», señala Velasco, mientras coincide con Silvia Torino en que «no habrá repunte».

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