Javier Mardones: una voz que no se apaga, un corazón que deja huella

Mardones era mucho más que una voz en la televisión o una presencia amable frente a la cámara. Era una energía contagiosa, una sonrisa que desarmaba la rutina y una mirada que siempre encontraba la historia humana detrás de cada medalla, derrota o esfuerzo anónimo de los deportistas de Castilla y León. Amaba el deporte, pero más aún a las personas que lo hacen posible. Y las contaba como solo él sabía: con respeto, cercanía y verdad.

Siempre fue un ejemplo de vitalidad y optimismo. Aún en los momentos más duros -y tuvo alguno-, nunca permitió que su ánimo decayera. Tenía el don de levantar a los demás con una broma, una anécdota absurda o esos gestos suyos tan característicos.

Quienes compartimos con él las largas coberturas y las madrugadas de redacción, sabemos que era imposible aburrirse a su lado. Junto a él, el silencio no existía. Pero, esta vez sí. Esta vez nos hemos quedado sin palabras, justo de lo que siempre iba sobrado Mardones. De palabras y de alegría. Por eso fue, y será siempre, un ejemplo de vida.

Se ha ido demasiado pronto, pero nos deja el recuerdo de alguien que vivió intensamente, que amó lo que hacía, y que supo estar siempre donde se le necesitaba: cerca.

Descansa en paz, amigo. Te echaremos de menos cada día. Siempre en nuestro equipo.