El IBGM acoge en Valladolid el 50% de los proyectos de investigación sobre covid del noroeste de la península
Reúne a docenas de expertos en una videoconferencia en la que se avanzaron los trabajos que buscan ayudar a los hospitales a regular el triaje de contagiados en función de su gravedad
Mientras el mundo y la comunidad científica asisten esperanzados al anuncio de la primera vacuna efectiva contra el coronavirus, la investigación para vencer a ... la pandemia no deja de diversificarse. Va mucho más allá de su derrota médica. El Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM), centro mixto de la Universidad de Valladolid y del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) reunió ayer en su sede a una parte de los 300 grupos de investigación que forma la plataforma Temática Interdisciplinar Salud Global. Esta red integra a equipos de 93 centros del CSIC de toda España.
Unas paredes más atrás (el IBGM esta pegado al Clínico Universitario) mientras los pacientes y los médicos luchan contra la covid-19, expertos de todo el noroeste peninsular se conectaron y debatieron sobre los trabajos que están desarrollando. «Hemos reenfocado la investigación de todo nuestro centro hacia este reto», resume el director del IBGM, Carlos Villalobos.
En el instituto que dirige se realizan siete de los 14 proyectos que investigan diversos frentes de la covid repartidos por Castilla y León, Galicia, Cantabria y Asturias. La comunidad autónoma suma nueve de estas iniciativas.
Durante dos horas, los diferentes equipos fueron exponiendo por videoconferencia sus líneas de trabajo que, solo entre los equipos de trabajo del IBGM, han logrado 1,2 millones de euros en financiación pública y privada.
Entre las presentaciones se pudo conocer el ensayo clínico que coordina la genetista molecular Margarita González-Vallinas para tratar de confirmar que el tratamiento con células mesenquimales (células madre óseas) es «potencialmente eficaz» para tratar los casos graves de covid, que requieren ingreso en UCI.
González-Vallinas recordó que estas células tienen unas propiedades regenerativas e inmunomoduladoras, por lo que utilizaron en pacientes el producto MSV (aprobado la Agencia Española del Medicamento) tras acceder a un estudio chino. Ya se ha tratado al primer paciente en España con el MSV, con resultados «prometedores» -explicó a sus colegas González-Vallinas- , ya que en pocas horas «remitió la fiebre, mejoró su estado y abandonó la UCI».
Menos tiempo de ingreso
El proyecto ha logrado ya el reclutamiento de 24 pacientes que requirieron ingreso en UCI e intubación para hacer su propio ensayo propio. Los resultados no se pueden cerrar ya que algunos participantes siguen ingresados. Al menos, destacó esperanzada esta experta, «no hubo problemas en la administración, ni respuesta adversa vinculada al MSV».
Si se demuestra su viabilidad podría reducir el tiempo de intubación. González-Vallinas reclamó «financiación externa» para ampliar su trabajo y dar el salto a un ensayo en varios centros de toda España.
Entre la docena de trabajos que se fueron presentando, en tandas de cinco de minutos de exposición cada uno, el catedrático de Medicina de la Universidad de Salamanca e investigador del Centro de Investigación del Cáncer (CIC-IBMCC) de Salamanca, Alberto Orfao, presentó un trabajo para analizar el impacto de los linfocitos B (similares a células B tumorales), para determinar la evolución de la infección en adultos. Los resultados iniciales indican que estos pequeños clones son un factor de grave riesgo.
Tras analizar a 350 pacientes, algunos con hasta diez estudios secuenciales cada día, y que se han comparado con una cohorte previa de 728 individuos de la misma edad y sexo, descubrieron que la linfocitosis B es dos veces superior en varones de 50 a 70 años. La prevalencia es cuatro veces superior en los que ingresan en el hospital. «De esta forma se puede predecir cuando un enfermo acude al hospital cuál va a ser su evolución», resumió Orfao.
Biomarcadores para detectar los casos más graves
La lucha contra esta enfermedad no es solo por la supervivencia del paciente sino también del sistema sanitario, que vuelve a sufrir el riesgo de un colapso ante la enorme demanda de pacientes covid. En este sentido, ayer se presentaron dos proyectos con sello IBGM que podrían ayudar a crear 'semáforos' que ayuden al tráfico de pacientes en los triajes hospitalarios.
Así, Sacyl, la Junta y CSIC trabajan en un proyecto sobre biomarcadores de pronóstico y mecanismos de inflamación mediante citometría de masas y múltiplex. Lo dirige el investigador del IBGM David Bernardo (medio millón de euros en fondos) y su objetivo es identificar el alto riesgo de algunos pacientes de sufrir la enfermedad de forma grave. Para ello, su equipo ha analizado más de 1.500 muestras de pacientes de hospitales y UCI, así como 280 muestras de enfermos a los tres meses después del alta hospitalaria y desde septiembre, de nuevos pacientes graves.
Su metodología consiste en realizar una citometría de masas. Después se estudia la tormenta de cotoquinas, es decir, la respuesta desmesurada de nuestro sistema inmunitario. Esto podría desarrollar nuevos biomarcadores, las sustancias que se usan como indicadores del estado biológico. Y así ayudar a predecir el pronóstico de los pacientes en el ingreso (mejor y peor, definido este último como ingreso en la UCI), lo que permitiría un uso más racional de los recursos sanitarios.
En esta línea de racionalizar la labor de los hospitales se enmarca también el trabajo presentado en la jornada de ayer y que coordina el también jefe del Servicio de Neurología del Clínico, Juan Francisco Arenillas, que también la logrado medio millón de euros para completar su trabajo para aprovechar la Inteligencia Artificial y el 'Big Data' multimodal para mejorar en el control de la enfermedad.
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