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Marcial Castro rodeado de dulces en su tienda de la Plaza Mayor. L. N.

Heredero de una tradición de antaño: el garrapiñado

Marcial Castro González: Caramelizarte

Laura Negro

Valladolid

Domingo, 7 de abril 2019, 13:12

A sus 30 años, Marcial Castro es heredero de una tradición de antaño. Es vendedor de dulces recuerdos de infancia y se siente muy orgulloso de ello. Él es la cuarta generación de una familia de artesanos garrapiñeros. Siendo un niño aprendió el oficio de su madre, Yolanda, y ésta, a su vez, lo aprendió de su abuela Bibiana, una confitera y castañera que durante décadas caldeó los inviernos vallisoletanos con su hornillo de castañas asadas en la Bajada de la Libertad. Este joven ha querido mantener la tradición, el sabor y la esencia de este oficio tradicional, abriendo su propio obrador y tienda, Garrapiñarte, en la Plaza Mayor de Valladolid.

No iba para confitero. Marcial estudió un Grado Medio de Instalaciones Eléctricas y más tarde un Grado Superior de Estructuras Metálicas. Hizo sus prácticas en Electricidad JM, donde además de aprender la práctica de un oficio, recibió consejos que le han marcado para su vida profesional. «El que fue mi jefe me dijo en una ocasión que yo tenía todo lo necesario para llegar donde quisiera. Que tenía la escalera perfecta para ascender en la vida y que sólo tenía que utilizarla. Es algo que recuerdo cuando las cosas se complican», reconoce.

La familia es el gran pilar que le sustenta. El otro, el rugby. En este deporte encontró un aliciente y una forma de entender la vida. Durante los 8 años que jugó en el primer equipo del Salvador aprendió valores que ahora aplica en su trabajo diario. «Jugué al máximo nivel y con mi equipo aprendí lo que es la disciplina, el esfuerzo, la humildad, la capacidad de superación, el juego limpio y el respeto por el adversario, valores que me acompañan en mi negocio. Dejar el rugby ha sido la decisión más difícil que he tomado en mi vida, pero tuve que hacerlo porque era imposible compaginarlo con el trabajo. Mi entrenador, Juan Carlos Pérez, me exigía mucho y ahora es algo que agradezco enormemente», dice.

Su historia de emprendimiento arranca con la de sus bisabuelos, a los cuales, la necesidad y una prole de 12 hijos, les obligó a buscarse la vida haciendo garrapiñadas y vendiéndolas por los pueblos. Su abuela Bibiana heredó el oficio de sus padres. Ella era una trabajadora incansable e inconformista. Aprendió a hacer guirlache y fundó una tienda de frutos secos. «Mis abuelos eran conocidos en toda la provincia. Toda la vida se dedicaron al garrapiñado y a las castañas asadas y transmitieron su saber hacer a sus hijos. Yo me he criado vendiendo almendras en las ferias. Por circunstancias familiares empecé a trabajar desde muy joven para ayudar en casa. Eso me hizo madurar pronto. Si no hubiera tenido que trabajar tan duro, posiblemente ahora estaría jugando al rugby. Pero no me arrepiento de nada, soy feliz con lo que hago», cuenta este emprendedor.

Su abuela le enseñó de niño a hacer guirlache y su tío Marcelino le mostró los secretos de la receta familiar del garrapiñado. «Durante años estuve contratado en la empresa familiar, hasta que hace cuatro años decidí darme de alta como autónomo. Mi sueño siempre ha sido tener mi propio obrador de garrapiñados en la Plaza Mayor y hace dos años decidí convertir ese sueño en realidad. Toda mi familia siempre ha tenido negocios y yo quería continuar con la tradición», relata Marcial. Buscó un local con una planta comercial amplia y un espacio para el obrador. Lo encontró bajo los soportales de la Plaza Mayor que tanto ansiaba y para la puesta en marcha del negocio, contó con un gran apoyo de todos los suyos. «No he capitalizado paro y no he recibido ninguna subvención. Todo ha salido de mis ahorros», dice este emprendedor que, en tres meses, tuvo su tienda abierta. «Me di prisa para poder abrir en Semana Santa. Es una de las temporadas de más trabajo del año», añade.

Caramelizarte es una tienda y obrador de productos garrapiñados. La almendra de Jijona es su producto estrella, pero Marcial garrapiña diez tipos de frutos secos. Los más vendidos son los cacahuetes, anacardos, pipas de girasol y calabaza, nuez de macadamia, nuez y también el coco. «La receta ha pasado de generación en generación y es exquisita. Sólo lleva almendra, azúcar y agua. El secreto está en las proporciones, en la materia prima de calidad y en hacerlo todo a mano. No es difícil, pero tiene su técnica», explica mientras mira las cicatrices de las quemaduras en sus manos.

Caramelizarte

  • Emprendedor: Marcial Castro González (30).

  • Fecha de inicio de la actividad. 23 de marzo de 2018.

  • Contacto. Plaza Mayor, 15 47001 Valladolid Telf: 983 517 838 www.caramelizarte.com

También hace guirlache, pirulís artesanos, manzanas caramelizadas y algodón de azúcar. «Mucha gente viene a comprar mis pirulís, porque les recuerda a su infancia. Me encanta hacer algodón y la receta también es familiar, sólo con ingredientes naturales. A todo el mundo le sorprende el sabor». Es un vendedor nato y como tal, sus estanterías están repletas de rosquillas del convento de Santa Clara, chocolates, turrones, pastas, té de importación alemana, regaliz finlandés e inglés, gominola natural artesana y helados elaborados por la artesana vallisoletana El Carrito.

«Todo es producto de calidad. Tenemos la certificación de Alimentos Artesanos de Castilla y León y mantengo proveedores que mi madre y mi abuela tenían hace más de 40 años. Eso me llena de orgullo», remarca Marcial, quien también prepara mesas dulces para todo tipo de eventos familiares y empresariales. Vende en ferias y mercados como el navideño de la Plaza Mayor y acude a otras ciudades de España. «Creo que debería haber más ayudas para los autónomos. La cuota que pagamos es desorbitada. Cuando viene un mes malo, es muy difícil asumirla», lamenta este emprendedor, que no descarta abrir un segundo establecimiento para seguir dando continuidad a la tradición familiar.

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