El gasto en lotería repunta ligeramente con una media de 79,35 euros por vallisoletano
Las administraciones constatan un pequeño aumento de las ventas, mientras que los números preferidos son las terminaciones en 15 y en 18
Ya están los bombos en el Teatro Real y están listas las 1.807 bolas que pondrán a prueba las gargantas de los niños de San Ildefonso. Solo falta la ilusión, depositada en los 680 millones de euros que el Gordo repartirá el próximo sábado entre los agraciados con el primer premio de Navidad. Y a tenor de las cifras de ventas que maneja Loterías y Apuestas del Estado, la fe en el sorteo navideño crece en Valladolid y lo hace con retrovisor al pasado, a cuantías que recuerdan a etapas previas a los peores años de la crisis.
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Diciembre, el tradicional mes de los loteros, mira así este año con expectación y optimismo hacia el Sorteo Extraordinario del 22 de diciembre, que repunta ventas ligeramente, con una previsión que alcanza, de media, un gasto de 79,35 euros por vallisoletano (2,45 euros más que en 2017 y casi 13 más que en 2013, cuando se adjudicó a los vallisoletanos 67 euros de media). O, lo que es lo mismo, casi cuatro décimos de media por jugador de cara a una de las jornadas loteras que más atención capta a lo largo del año.
Cubillas; 26 millones de euros para 300 vecinos que siguen trabajando
Aguarda Jesús Gallego en su vehículo a las puertas del bar que regenta Pilar Portela. Es la una del mediodía y el único establecimiento hostelero que permanece abierto en Cubillas de Santa Marta, de 295 personas empadronadas y apenas un centenar de vecinos en invierno, tiene a esa hora fijada su horario de apertura. Pero más allá del deseo de ingerir una caña antes de comer, su impaciencia por entrar radica en la lotería, en adquirir alguno de los décimos que esta hostelera vende por decenas en su restaurante El Gallego. «Ya casi no le quedan, van que vuelan», comenta.
No son del sorteo de Navidad. Esos hace semanas que se agotaron (los 1.300 que puso a la venta). Los codiciados ahora son los de El Niño. Porque cada boleto que pasa por las manos de esta mujer se convierten en oro. O eso, al menos, atestiguan los casi trescientos vecinos de Cubillas, a quienes desde 2011 ha regado con más de 26 millones de euros en sendos sorteos de la lotería, uno especial de enero y otro semanal. «Esto es suerte, yo pensaba que no tocaba y mira, me tocó», argumenta José Luis, jubilado tras 42 años cotizados y una paga de apenas 600 euros para quien la lotería fue «un buen colchón».
La culpa fue del número 5, el que Pilar Portela vende cada semana. Una vez en el sorteo del sábado y la segunda en uno extraordinario posterior al Niño. Y desde que regó de millones al pueblo, su establecimiento, que a punto estaba de cerrar en víspera del premio gordo, es santuario de peregrinación de quienes buscan la suerte (bis). «Tengo que pedir al Gobierno que aumente las series, porque no lo hago con un número», bromea. Este año, además, no ha podido obtener uno completo, por lo que las 130 series que recibió hace semanas que se agotaron. Y hay más, porque los jueves y sábados agota un número y tiene incluso lista de espera para poder acceder a esos billetes cuando alguien falle. «Que te toque una vez bueno, pero dos y tan seguidas...», comenta aún casi incrédulo Luis Alberto, quien recuerda que las dos veces estuvo muy repartido entre gente joven y mayor. « A unos les quitó hipoteca, otros se compraron un coche, pero nadie ha sido ostentoso, de eso no ha habido nada».
De hecho aseguran no conocer a ningún vecino que dejara de trabajar. Sí dio, en cambio, más empleo de lo habitual en la reforma de casas o edificios. «Porque el pueblo es verdad que está más bonito», admite el alcalde, Javier González. Y añade: «Y seremos de los que mayor renta per cápita tengamos ahora, pero seguimos igual». En eso, según añade Luis Alberto, no ha habido cambio. «Porque aquí nos llevamos todos bien, hay gran ambiente, y eso no hay dinero que lo pague».
Las cifras consignadas para este 2018 hablan así de 41.350.920 euros, depositados en 206.754 billetes. Supone un incremento de 1,1 millones de euros con respecto a lo previsto en 2017, cuando se asignaron 201.357 billetes, con un gasto por vallisoletano de 76,90 euros y un montante global de 40.271.400 euros. Pero son las cifras estimadas, porque las reales de venta resultan del habitual descuento de las devoluciones que llegan en los días previos al sorteo. De tal forma que aunque el pasado año estaba previsto que cada vallisoletano gastara 76,90 euros, la venta real fue finalmente de 68,09 euros, algo más de tres décimos o boletos por persona.
Entre el 6 y el 7% más
A falta así de conocer las posibles devoluciones, las administraciones de lotería sí palpan «más alegría» a la hora de adquirir boletos para Navidad. Con cifras concretas, Ángel Carro, responsable de la número 13, en la calle Regalado, estima un incremento de entre el 6 y el 7% con respecto a 2017. «No sé si porque la calle es peatonal o porque la situación ha mejorado, pero lo cierto es que este año tenemos un poquitín más de ventas», señala el lotero.
El 13, abonado de quienes tientan a la suerte desde el número grapado a la superstición, es el que más tira en este depacho de lotería, acompañado de los habituales 5, 7 y 18, este último por aquello de los nacimientos registrados este año. «Y hemos tenido también demanda en uno muy curioso, el 10.129, que atrae porque toda la cifra también suma 13», añade Carro.
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Aunque los vallisoletanos, según coinciden los loteros, son más de dejar las compras para última hora, sí es cierto que desde julio, en la época vacacional, turistas y visitantes han empezado ya a adquirir sus números. «Y ahora sí se nota más animación en las ventas, aunque es verdad que esta semana llegan las devoluciones y habrá que recalcular después», señala Flor González, de la Flor de Loto de Medina del Campo. Aquí el 13 y el 15 son los más buscados, junto con el 18, «porque siempre se busca el del nacimiento de algún hijo o familiar directo, ocurre con la terminación de todos los años».
Las terminaciones en 18 y 15 están casi agotadas en El Gato Negro, la administración que este año estrenó ubicación en la Plaza Mayor. Y aunque no pueden comparar con años anteriores (y previos a las obras en el aparcamiento), sí perciben que las ventas «no van mal». «Especialmente en las terminaciones de los últimos años, de esta década, pero por ejemplo en el 18 y el 15 no hay nada que hacer».
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Porque este es el año de efemérides cercanas, también de «fechas de bodas, porque los divorcios no se buscan», bromea Javier García Chico, de la administración de Medina de Rioseco. En este despachó se vendió el primer premio del Niño del año 2007. Y aunque los dos siguientes años las ventas sí se notaron, después regresó al ritmo habitual. «Y no nos quejamos, porque estamos igual o un poco mejor que el pasado año».
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