Feijóo y Mañueco aceleran el ritmo electoral del PP como alternativa a Sánchez y a Vox

Feijóo y Mañueco clausuraron en Valladolid una convención de alcaldes y concejales que tuvo la gestión municipal como percha, pero donde lo que realmente se ha vivido es una contraprogramación al congreso federal que los socialistas celebraban en Sevilla, prietas las filas en torno a Pedro Sánchez. «Este fin de semana el PSOE se ha reunido para autoelogiarse y prometer más de lo mismo, para acallar a quien no le da la razón, para amenazar a los jueces, para que sólo se escuche a uno, o mejor dicho, para que sólo se escuche al 'Uno'. Una política que los ciudadanos sienten cada vez más lejos de la verdad y de la realidad», criticó el líder nacional del PP.

El dirigente estatal y el autonómico compartieron mano a mano acto mitinero. Con duras críticas al Gobierno y a Pedro Sánchez con la corrupción como hilván de sus intervenciones, pero también apuntando con el índice a los, a su juicio, 'cómplices' del sanchismo. Tres, según los populares. Primero, los socios que permiten ganar votaciones en el Congreso de los Diputados y sostienen desde el hemiciclo al Gobierno socialista y Sumar. Después, los dirigentes del PSOE en desacuerdo con la deriva interna del partido y que callan. «Allá los socialistas que en lugar de alzar la voz permiten que se arrastre a todo el partido a los líos del círculo más cercano, al hermano, a su mujer, de quien vuelven a elegir como secretario general... Si no cambiáis, sois tan culpables como él, por permitirlo», zanjó Núñez Feijóo.

Y Vox completa la pinza triple que bloquea el paso a abrir una etapa de Gobierno del PP. «Somos la única manera de que en España haya un cambio, no lo olvidéis. Cualquier otro voto a un partido distinto del Partido Popular, es para que se quede el sanchismo», arreció Feijóo, con el punto de mira en los de Abascal, a los que antes se había referido Mañueco desde otra perspectiva, la de haber compartido un matrimonio político gobernando la Junta de Castilla y León que acabó en julio en divorcio por decisión unilateral de los ultraconservadores.

El salmantino centró la crítica a Vox en un ámbito en el que pugnan con los ultraconservadores por el voto de los electores: el medio rural, la gente de los pueblos, el campo. Y aseguró, sin mentar personas ni formación política, que el que fuera su vicepresidente, Juan García-Gallardo, y los consejeros que éste sitúo en el Gobierno de Castilla y León han demostrado no ser gestores de fiar. «Hay otros que les piden (a agricultores y ganaderos) el voto cuando llegan las elecciones, entran en los gobiernos y luego lo abandonan. Dejan el trabajo a medias, dejan tirados a los agricultores y ganaderos y desprecian a los votantes. Estos prometían ser la voz del campo y sólo son la voz de su jefe, les da igual la gente y el territorio. Sólo hacen lo que les dictan sus jefes desde esos oscuros despachos de Madrid».

No hizo falta que Mañueco pusiera destinatario al mensaje. Estaba claro. Vox, Santiago Abascal, Juan García-Gallardo, incluso Carlos Pollán, si el presidente de las Cortes termina por ganar entidad como candidato autonómico. Para el hasta hace nada socio y que contó con sus votos para volver a ser presidente de la Junta, todos ellos conforman una opción política fallida.

El máximo responsable del PP de Castilla y León no dejó pasar tampoco la oportunidad de referirse a Pedro Sánchez, con el que se entrevistó hace poco más de una semana, de presidente a presidente, en La Moncloa. «El Partido Popular está en la calle, con la gente, con las personas. Lo contrario que Sánchez, que no puede pisar la calle. Cuando se encuentra a personas que tienen problemas, sale huyendo, porque cercano, lo que tiene cerca de verdad, es la mentira y la corrupción», subrayó Mañueco.

Esa fue la línea argumental de los dos oradores. Leña a líder socialista y horizonte electoral. Y ya en este último terreno, Alberto Núñez Feijóo dejó un vaticinio: «El cambio está más cerca. ¿Por qué? Porque se siente en la calle y se percibe también en las caras del Gobierno, en su actitud cada vez más arrogante, y en lo que dicen, cada vez más absurdo y surrealista».

Bajó el sonido de los micrófonos y atronó la sintonía popular en la Feria de Valladolid poco antes de la hora de comer. Los actos que este sábado empezaron en el auditorio, con aforo para unas 700 personas, concluyeron en uno de los pabellones, con bastante más holgura y que acogió asistentes de pie, que marcharon para sus casas con el ánimo subido. Y con el convencimiento de que las elecciones se acercan. Las nacionales... y con ellas quién sabe si las autonómicas en Castilla y León. Ese botón está en manos de Mañueco, a quién Feijóo respaldó expresamente, en Valladolid, como cabeza de cartel. «Está mejor que nunca», piropeó el gallego al salmantino.