El puente de Simancas y el Colgante de Valladolid, incluidos en el libro 'De puentes por España', de Carlos Polimón. Alberto Mingueza / Rodrigo Jiménez

Dos puentes de Valladolid, entre los cien imprescindibles de España: un «superviviente» y otro con un nombre que no es el suyo

El ingeniero Carlos Polimón selecciona el Colgante y el de Simancas para un libro que reúne los más significativos de todo el país

Víctor Vela

Valladolid

Domingo, 3 de agosto 2025, 08:26

«En España puede haber cerca de 60.000 puentes», dice Carlos Polimón (Madrid, 1974), ingeniero de caminos, canales y puertos, apasionado de esas infraestructuras ... que salvan ríos y barrancos, que cosen campos y ciudades, que vertebran territorios y abren senderos allí donde parecía que el terreno era insalvable. «Son muchos, ¿verdad?» Pues entre todos ellos, Polimón ha seleccionado un puñado (los más espectaculares, los históricamente más relevantes), para armar 'De puentes por España', un libro publicado por Geoplaneta que propone «un paseo por los cien imprescindibles» del país. Y entre esos cien, hay dos de Valladolid.

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«¿Sabes una de las cosas más curiosas de los puentes?», pregunta Polimón. Y él mismo lanza la respuesta: «Que la mayoría no se ven. Que cuando los cruzas, cuando los usas, no te das cuenta. Normalmente nos fijamos en las catedrales o en otro tipo de monumentos que arquitectónicamente son muy llamativos. Pero cuando hablamos del patrimonio de una ciudad, muy pocas veces pensamos en los puentes, en estas obras de ingeniería que, en muchos casos, son la construcción más antigua que hay en ese lugar. Lo más permanente que hay en muchos paisajes es y ha sido el puente».

Así que, eso que para tanta gente pasa inadvertido, se ha convertido en pasión para Polimón. «Soy ingeniero de caminos. He construido muchos puentes. Me dedico a restaurarlos, repararlos. Y además, para mí tienen un valor estético y social muy importante. En 2006, empecé a contar historias de puentes en las redes sociales, sin tecnicismos, con una clara intención de divulgación». Y ese espíritu es el que impulsa este libro en el que se incluyen dos obras vallisoletanas.

El puente de Simancas, ejemplo de «superviviente». Alberto Mingueza

El primero es el de Simancas. «Tengo una relación bastante estrecha con este puente porque yo participé muy activamente en la construcción del nuevo, el que está al lado y permitió quitar definitivamente el tráfico por el antiguo». ¿Y qué tiene este de especial para aparecer en el libro? «Es el prototipo de puente superviviente. Ha sido capaz de superar la triada del colapso, que son las tres grandes amenazas que pueden afectar a un puente histórico. Y el de Simancas ha sufrido las tres». La primera es el propio río, que con sus crecidas y riadas provoca daños en la estructura.

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La segunda es un mal terreno de cimentación. La tercera son las guerras (sobre todo la de Independencia), con los puentes como objetivos prioritarios de los ejércitos para evitar el avance de las tropas enemigas. «El de Simancas, de inicio, transmite sensación de fatiga. No queda ningún arco sin reconstruir y a lo largo de la historia ha sido sometido a un sinfín de obras, con mayor o menor calidad». Así, ves arcos de distintas tipologías, de diferentes épocas, porque se han reconstruido. Y, a menudo, estas obras se tienen que llevar a cabo de forma urgente porque se necesita restituir cuanto antes el tráfico de personas y mercancías. Pero luego, históricamente, »esas obras de emergencia se han convertido en permanentes», explica el autor de 'De puentes por España'.

«El listado de los cien puentes ha variado mucho durante la escritura del libro, pero el de Simancas siempre ha estado ahí. He intentado transmitir cien ideas a través de cien puentes… y el de Simancas, además de ser muy importante desde el punto de vista histórico, es el que mejor ejemplifica esa idea de puente superviviente», dice Polimón, quien en ese mismo apartado incluye también el puente 'romano' de Córdoba, el mayor de Orense, el de piedra de Zaragoza, el puente romano de Salamanca, el de Triana en Sevilla o el puente de Requejo (en Zamora).

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El Puente Colgante, segundo ejemplo incluido en el listado de los cien puentes imprescindibles de España. Rodrigo Jiménez

El otro ejemplo extraído de Valladolid es el Puente Colgante… «que en realidad no es colgante». El nombre es el recuerdo que queda del proyecto inicial porque, efectivamente, al principio este iba a ser un puente colgante. Sin embargo, dos desgraciados accidentes (ocurridos años antes y a cientos de kilómetros) obligaron a modificar la idea original. El primer siniestro tuvo lugar en Manchester (Reino Unido), cuando en 1831 el puente colgante de Broughton se vino abajo, en una noche de tormenta, mientras lo cruzaba un pelotón militar. Murieron 76 personas. Muchos más soldados (226) perdieron la vida al colapsar el puente de Basse-Chaîne, en Angers, Francia. Durante años, Francia prohibió este tipo de construcciones, que llegó a considerar trampas mortales.

«A la vista de lo ocurrido, el puente colgante de Valladolid, que se había comenzado a construir en 1851, queda en suspenso. Se crea una comisión que revisa el proyecto y piensa: 'Puede que no sea una buena idea construir un puente así. Vamos a replantearlo'. Y entonces, se acaba haciendo el puente que puede verse en la actualidad… y que es fantástico». Un ejemplo claro de puente atirantado y que, según consigna en su libro el autor, «merece una gran visita». «Merece la pena recorrer su tablero y ver bajo el suelo de trámex (rejilla metálica) la fuerza con la que fluye el Pisuerga y escuchar el característico sonido del tráfico al pasar. Yo creo que estuve allí en diciembre… y hay épocas en las que el río baja con muy mala leche. Es una visita un poco incómoda, incluso, cuando estás ahí arriba del puente y miras hacia abajo… pero no hay nada que temer», dice Polimón, quien reconoce que algún otro puente de la provincia pudo incluirse en el listado final.

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«Por ejemplo, el Puente Mayor, de la capital. Aunque es una pena que se añadieran esas pasarelas metálicas, con las tuberías por debajo. Siempre me ha dado pena este puente, porque hay otros sitios de España donde ya se han retirado esas ampliaciones y se permite ver mejor el puente antiguo», afirma el autor, quien subraya que Valladolid es una de las grandes ciudades de puentes en España.

El libro incluye otros emblemáticos, como el románico de Puente la Reina (en Navarra), el mayor de Toro (Zamora), el de Torquemada (Palencia), Frías (Burgos), el colgante de Portugalete, el de Alcántara (Cáceres) o el puente nuevo de Ronda (Málaga). ¿Y tiene al autor uno preferido? «Suelo responde que el de Barrios de Luna, en León. Estéticamente me gusta mucho, pero es que, además, viene a terminar con cuatro décadas de sequía (debido al franquismo) en la ingeniería española. La ingeniería española, antes de la guerra civil, tenía una generación muy potente, que estaba haciendo cosas muy modernas y punteras. Pero llega la guerra y todo eso se detiene durante cuatro décadas. Barrios de Luna es como el resurgir después del franquismo», indica Polimón, quien traza una estampa de la situación actual. «Quitando lo vinculado con alguna línea el AVE, la mayor actividad que tenemos ahora en España es de restauración y reparación. Y no es poca», admite. No hay que olvidar, decíamos al principio, que en España hay cerca de 60.000 puentes. Aunque no siempre nos fijemos en ellos.

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