Valladolid
Detenido un recluso de Villanubla por traficar con cocaína que recibió en un vis a visDarwin E. M., narco del clan dominicano y con una pena de siete años de cárcel, fue sorprendido con unos 80 gramos de droga entre las zapatillas tras una comunicación íntima
Relatan fuentes del centro penitenciario de Villanubla que «Darwin era traficante en la calle y lo sigue siendo en prisión, incluso si sale, lo seguirá ... siendo». Y a tenor de lo sucedido en las últimas semanas, esa afirmación gana credibilidad tras los recientes acontecimientos que aún siguen bajo investigación. Porque el historial de tráfico de sustancias de este dominicano ha crecido entre las rejas del centro penitenciario de Valladolid tras ser sorprendido, al parecer, con cocaína escondida en sus zapatillas tras un vis a vis. «Unos 80 gramos», apuntan fuentes del caso sobre una cantidad de droga que en el mercado ilícito hubiera alcanzado los 5.000 euros, valor que hubiera crecido dentro del centro penitenciario.
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Todo sucedió tras una comunicación íntima. En la salida de la misma, funcionarios de prisiones alertaron a la Guardia Civil de la posibilidad de que Darwin E. M. portara algo escondido entre sus pertenencias, así que los agentes se presentaron con perros para dar con las supuestas sustancias. Y así fue. Entre el calzado, los canes hallaron cocaína, que ha derivado en un nuevo procedimiento judicial por un delito contra la salud.
Porque Darwin llegó a la prisión de Villanubla a mediados de marzo de 2024 tras ser sorprendido con más de 3 kilos de cocaína en su casa del barrio Cuatro de Marzo. Fue el primer arresto del denominado clan dominicano, cuya principal operación policial explotó semanas después. A Darwin le pillaron, como se afirmó en el juicio, por «casualidad». Los agentes se encontraban esa noche por la zona por otras labores de vigilancia cuando se toparon con la actitud huidiza de este dominicano de unos 30 años y que como él mismo dijo en la vista oral acumula más de veinte años en Valladolid.
Esa noche de marzo del año pasado, Darwin portaba 250 gramos de coca entre sus pertenencias, pero como ya se encontraba en el radar policial se solicitó una orden de entrada y registro a su domicilio. Allí, los agentes incautaron el resto de la droga, con valor superior a 286.000 euros, mientras el dominicano ingresaba en prisión provisional, si bien antes de esa entrada permaneció varios días en la UCI del Hospital Clínico por intoxicación por cocaína.
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De manera provisional permaneció alrededor de cuatro meses, porque en julio se celebró el juicio en el que la Fiscalía solicitaba ocho años de privación de libertad. Finalmente fue condenado a siete años y cuatro meses. De nada le sirvió que durante la vista oral alegara ante el tribunal que todas esas sustancias se las estaba guardando a una tercera persona, cuya identidad no se atrevía a desvelar por miedo a unas posibles represalias. «Me llamó una persona para ver si podía guardar algo en mi casa. Me dijo que me iba a dar unos cinco o seis gramos. Por esas fechas estaba pasando por problemas económicos, laborales y con mi pareja. Había perdido la barriga», agregaba en el juicio.
Miedo a represalias
Su defensa continuó con que «no era consciente al 100%» de lo que supuestamente estaba guardando y que no pudo desvelar el nombre del narcotraficante por «miedo a que hagan algo a su familia». «Llevo casi 20 años en Valladolid. Nunca he delinquido, nunca he hecho nada malo, menos en diciembre por unos problemas con mi pareja (investigado por un delito de violencia de género)», añadía mientras relataba cómo fue la detención. «Me llamaron al timbre y bajé. Iba con mi patín. Nada más abrir la puerta del portal, la empujaron, me tiraron al suelo y cogieron el paquete directamente. Esa noche había consumido mucho por los problemas que he relatado con anterioridad (las pruebas de cabello acreditan que era consumidor habitual en los últimos meses)», continuaba en relación a la drogodependencia que data de cuando tenía 13 o 14 años.
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«Darwin era traficante en la calle y lo sigue siendo en prisión, incluso si sale, lo seguirá siendo»
Pero nada de esa estrategia le sirvió a Darwin. Ni cuando su abogada por aquel entonces esgrimía que el arresto había sido en el portal (lo que suponía que había sido en su domicilio) sin ninguna orden, por lo que solicitaba la nulidad.
Todo eso lo desmontaron los policías del grupo de Estupefacientes, quienes relataron el proceder de Darwin en el desempeño del narcotráfico. «Era muy complicado de seguir. Se movía con patinete. Las vigilancias no estaban siendo productivas. Paralelamente estábamos investigando a otro grupo de dominicanos que sí estaban dando fruto, así que ordené que se le identificara y cacheara cuando se le viese», reiteró la persona al mando de la unidad de Estupefacientes.
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Todo esto fue el relato de Darwin ante el tribunal. Ahora, un año y medio después, encara un nuevo procedimiento judicial por narcotráfico. Ahora, posiblemente, con el agravante de reincidencia. La vida de Darwin, en prisión, sigue igual.
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