El Cristo Yacente de Santa Isabel protagoniza la única procesión claustral de Valladolid
Cofrades franciscanos y hermanas clarisas abren la clausura conventual para escenificar la fraternidad entre religiosos y sociedad civil en una singular procesión
La Orden Franciscana Seglar-La Santa Cruz Desnuda ha celebrado este domingo la única procesión claustral de la capital vallisoletana con un solemne acto en ... el que religiosos, cofradía y fieles conmemoraron el entierro de Cristo compartiendo espacio monacal, abriendo así los actos cuaresmales de la orden. Fue una celebración recuperada antes de la pandemia y, aún abierta a la participación del público en general, lo cierto es que es bastante desconocida con lo que se consigue un ambiente íntimo y espiritual alrededor de una sencilla planta de procesión donde se porta a hombros la imagen de Cristo Yacente prácticamente como salió del taller del imaginero: sobre su tablero y al hombro de sus porteadores.
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Fue una comitiva de momentos de otra época y de paralelismos con su actual salida en la Procesión de Humildad y Penitencia del Jueves Santo, con la misma esencia de los rezos y los cantos de los primeros desfiles fundacionales de hace cinco siglos en el antiguo convento de San Francisco de la Plaza Mayor. La misma esencia del silencio de los espectadores, de la paz transmitida por los cofrades e incluso del murmullo de los niños junto con la nube de incienso que, hace varios siglos, ahora y durante las próximas procesiones, al fondo de la comitiva religiosa deja entrever uno de los patrimonios escultóricos de madera policromada más antiguos de la ciudad.
Franciscanos, hermanas clarisas y muchos ciudadanos anónimos se dieron cita en la mañana del domingo para integrar la única procesión de estas características que sobrevive en la ciudad con la que se culminó una jornada de oración de 24 horas presidida por esta imagen de este cristo muerto, una talla de factoría renacentista atribuida a la escuela de Alonso Berruguete a mediados del siglo XVI, y de las más pretéritas de cuantas salen a las calles vallisoletanas en Semana Santa adquiriendo incluso sus salidas más valor si cabe porque durante el año reposa en la clausura del convento. Tras una misa al mediodía presidida por el sacerdote Jesús Cobo, el hermano ministro de la cofradía, Miguel Santos Romón, dispuso la planta procesional en el interior del templo para, a continuación, haciendo la llamada a los hermanos de la Comisaría de San Diego, los comisarios encargados de portar a hombros los pasos de la hermandad, proceder a cargar el Cristo Yacente y, por tanto, comenzar la procesión claustral.
Desde ahí, un sencillo recorrido por toda la nave de Santa Isabel hasta salir a la calle Santo Domingo de Guzmán y pocos metros después acceder a la zona conventual más privada que es donde está el claustro. Un acceso que estuvo custodiado por las monjas de la congregación que abrieron las puertas de acceso al claustro simbólicamente en lo que significó un momento de fraternidad entre las hermanas y los vallisoletanos para compartir este momento de cómo los cofrades devuelven a las estancias conventuales la talla tras la maratoniana jornada de oración que empezó al mediodía del sábado y que mantuvo el templo abierto durante la noche. Un día con Jesús fue la denominación de esta convocatoria, con la que los franciscanos de Valladolid empiezan sus actos cuaresmales que alcanzaron su momento más espiritual y vistoso en el claustro al poder transitar por las mismas dependencias privadas de las monjas hacia la sala capitular, el refectorio y otras estancias por donde discurre el camino hacia la capilla de San Francisco.
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El discurrir de la procesión por el piso bajo del claustro donde destacan las columnas toscanas originarias del siglo XVI dejaba entrever imágenes únicas y llamativas al paso también del Cristo Yacente visto a través de la celosía de yesería con adornos góticos. En el acceso a la capilla, al finalizar este breve recorrido, muchas personas querían participar de este singular entierro de Cristo en reducido espacio pero de monumental atractivo dado que en esta capilla recibe devoción el fundador de la orden y además de por sus altares destaca por el techo con bóveda de crucería y su zócalo azulejado siendo uno de los únicos ejemplos de este orden en la capital. Allí se procedió al rezo de un responso y el hermano ministro emplazó a los presentes a volver a procesionar a este Cristo Yacente, ya de manera más pública, en la tarde del próximo Jueves Santo, en el desfile que les llevará a hacer Estación de Penitencia a la Catedral.
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