«Ahora compro menos pescado fresco y bastante más congelado»
Beatriz Alonso, de 25 años, vive sola y trabaja como acompañante terapéutico. Ayudar a personas con problemas de salud mental a hacer sus compras
Beatriz Alonso tiene 25 años y es natural de Nava del Rey. Vive en Valladolid desde que en 2015 comenzara el grado en Educación Infantil. ... Actualmente trabaja como acompañante terapéutico de personas con problemas de salud mental. Vive sola, lo que le obliga a ser muy cuidadosa con los precios de los productos que compra. «Hasta junio de 2022 estuve compartiendo piso y, por tanto, los gastos de la casa se dividían. Desde que vivo sola, casi la mitad del sueldo se me va en alquiler, por eso ahora controlo mucho más todos los gastos y también lo que compro para comer», dice esta joven, que está acostumbrada a apuntar todos sus movimientos financieros en una hoja de cálculo. «Es una manera de controlar en qué se me va el dinero», dice.
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En enero de 2022 se gastó en alimentación, perfumería y droguería, alrededor de los 120 euros. El pasado mes de enero, sus tickets de la compra sumaron 170 euros. «Lo que más me alucina es el precio de la leche. De otros productos puedo prescindir, pero de la leche no. La compro sin lactosa de una primera marca y hasta el año pasado me costaba 0,70 euros el litro; ahora la pago a 1,10. Es en lo que más lo noto», dice esta joven. «Compro productos variados e intento no prescindir de nada, pero para eso tengo que mirar mucho los precios y comparar bastante. Lo que sí que es cierto es que últimamente compro menos pescado fresco y bastante más congelado», prosigue Beatriz, quien tiene por costumbre cocinar los lunes para toda la semana. Las cenas las hace «más ligeras, con algo de picar». «Desde que vivo sola voy al súper con lista de la compra e intento no salirme de lo que llevo apuntado. Además, a principios de mes hago una estimación de lo que creo que me voy a gastar en comida», comenta.
Uno de sus cometidos como acompañante terapéutico es ayudar a personas con problemas de salud mental en la tarea de hacer sus compras, por lo que está habituada a visitar diferentes cadenas de supermercados y ver muy diferentes precios. «Muchos de los usuarios de la fundación para la que trabajo necesitan apoyo en esa rutina diaria. Les aconsejamos sobre qué productos comprar y qué cantidades. La mayoría son bastante autónomos y también les llama mucho la atención la enorme subida de los precios de los lácteos, de la carne y del pescado. Debido a la inflación, a muchos de ellos se les ha tenido que aumentar su asignación semanal. La mayoría han dejado de comprar primeras marcas y optan por marcas blancas», subraya.
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