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Arturo sirve una caña en la terraza de El Punto del Pinar. RODRIGO JIMÉNEZ
Café y cañas por la integración en un chiringuito de Viana

Café y cañas por la integración en un chiringuito de Viana

Intras gestiona un bar atendido por jóvenes con malestar psíquico que se forman para acceder al mercado laboral

Víctor Vela

VALLADOLID

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Lunes, 2 de julio 2018, 09:14

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«Me costó bastante perder el miedo», reconoce Ángel Lozano, 21 años. Nunca antes se había visto detrás de un grifo de cerveza, a los mandos de una cafetera industrial. «Tenía miedo de quemarme, de que algo no saliera bien», dice hoy ya con la voz de la experiencia, con la decisión tomada de dedicarse a la hostelería, con la convicción de que su futuro está en la barra, entre cañas y cortados. Ángel es uno de los jóvenes que el año pasado se formó en el chiringuito de Viana y que este verano refuerza con su trabajo El punto del Pinar, el bar que la Fundación Intras ha abierto en el área recreativa de Peñalta, un pinar revitalizado en Viana de Cega.

La gestión de la terraza forma parte de un programa de formación e inserción laboral dirigido a jóvenes con problemas de salud mental, en riesgo de exclusión ante las dificultades para acceder al mercado de trabajo. El proyecto está financiado por la Once y gestionado por Intras, quien ofrece la formación en hostelería (teórica y práctica)a jóvenes en desempleo con malestar psíquico o trastorno mental grave. «Gracias al programa, adquieren las competencia necesarias para desarrollar el trabajo con responsabilidad, compromiso y trabajo en equipo», explica Laura Sánchez, psicóloga y coordinadora del área de inserción sociolaboral de la Fundación Intras.

El proyecto nació el año pasado de la colaboración entre Intras y el Ayuntamiento de Viana de Cega, que vio en esta iniciativa la mejor opción para revitalizar el área de Peñalta, un merendero con barbacoas y fuente en el pinar que vive una nueva vida gracias a un bar que abre, de martes a domingo, desde las 16:30 horas hasta el cierre y que este año ha ampliado sus meses en funcionamiento. Sirvieron los primeros cafés en mayo y el objetivo es que, si el tiempo lo permite, puedan poner copas hasta finales de octubre.

Ángel estuvo aquí el año pasado en el periodo de formación y ahora, ya contratado, refuerza el servicio los fines de semana.Porque los camareros habituales son los que este año se forman en el curso. Como María Rodríguez, 18 años, vecina de Parquesol. Como le ocurría a Ángel, también los primeros días se enfrentó a la bandeja con cierto temor. Cuenta que su intención era dedicarse a tareas administrativas. Para eso se había formado en Lasalle. «Yo no me veía aquí, pensaba que lo iba a hacer mal», pero nada más lejos de la realidad. El ya veterano Ángel, que se reconoce en esa palabras, lo dice muy claro: «Hay que pensar desde el punto de vista positivo. Yo me pongo en su lugar y veo la complicación de los primeros días, pero siempre que te propones algo, lo consigues».

Cuenta María el día a día de su trabajo:«Hacer la caja, poner el lavavajillas, reponer las cámaras, atender a los clientes...». «La estrategia formativa se basa en la repetición, en tareas muy pautadas con las competencias que se trabajan. Es la mejor forma para trabajar y obtener los mejores resultados», explica Sánchez. Raúl Barcenilla, técnico de formación en Intras, comparte esta idea. Él está, a diario, al lado de María y sus compañeros para comprobar sus avances y profesionalidad. También para echar una mano en la dinamización del espacio, porque este bar no solo sirve bebidas y aperitivos, sino que también organiza actividades para atraer clientes. Disponen de 'wifi', de una pantalla gigante para seguir el mundial de fútbol, también de mesas de pimpón. Organizan torneos de juegos de mesa o cursos de 'mindfulness'.

«¡No paramos!», dice Arturo Higelmo, 26 años, natural de Cervera de Pisuerga (Palencia). Hace cuatro años se vino a Valladolid. Hizo primero un curso de capacitación administrativa en Intras. Ahora participa en este proyecto. «No me creía que iba a llegar hasta aquí, que iba a ser capaz», relata, mientras los clientes a los que atiende en la mesa alaban su profesionalidad al preparar tinto de verano («bien fresquito») o el gintónic de turno. Junto a María y Arturo, atiende el bar Rubén Martín (25) y participa en el proyecto Eloy Sarmentero (23), quien se encarga de la parte administrativa y de gestión, con el control de gastos e ingresos, y la relación con los proveedores.

Intras ha querido además engarzar esta iniciativa con otros talleres y proyectos que se desarrollan en esta entidad sin ánimo de lucro que tiene como objetivo, desde su constitución en 1994, «ayudar a las personas con discapacidad a causa de una enfermedad mental grave a recuperar su proyecto de vida», como indica Gustavo Martín Villarejo, coordinador de programas de Intras. Así, por ejemplo, sirven las infusiones en tazas diseñadas por ellos, bajo la marca Un punto de locura. También cuentan con chapas con imán o unas mesas elaboradas con palés en uno de los talleres de la fundación.

El Ayuntamiento de Viana colabora con la financiación de los gastos de suministro (agua, electricidad)y de la videovigilancia.

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