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Vecinos y comerciantes de San Andrés. Rodrigo Ucero

Vida de barrio

Del bullicio al vacío: vecinos de San Andrés piden más comercios para «devolver la vida al barrio»

Los vallisoletanos reivindican mejoras para revitalizar una zona cada vez más despoblada de comercio y vida social tras años de cierres y escasa actividad

Viernes, 27 de junio 2025, 06:45

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A pesar de que actualmente se ubica a escasos minutos del centro de Valladolid, hasta el siglo XIX el barrio de San Andrés o Caño Argales se encontraba separado del resto de la ciudad. El conocido Campillo de San Andrés era 'el culpable' de esta extraña ubicación, pues se trataba de un amplio terreno cuyo nombre se debió a la presencia en sus proximidades, desde el siglo XII, de una ermita dedicada a San Andrés. Más tarde se transformaría en parroquia y el edificio actual se acabó en 1776 bajo las órdenes de Fray Martín de la Vega.

Este terreno terminó por albergar una de las plazas más emblemáticas de Valladolid, la Plaza de España, aunque por aquel entonces era conocida como la plaza del Campillo. El progresivo aumento de habitantes en esta zona determinó que se estableciera un mercado de casetas de madera, hasta que en 1880, el Ayuntamiento presidido por Miguel Íscar, acordó la construcción de un mercado de hierro que se conoció como Mercado del Campillo y que actualmente sigue en funcionamiento.

Cabe recalcar que, a pesar de su notable evolución, San Andrés fue un barrio tradicionalmente habitado por vecinos humildes, pues era habitual ver a aguadores, artesanos, jornaleros o trabajadores del ferrocarril en esta zona de Valladolid. Como anécdota, cabe recordar que, cuando el Ayuntamiento de entonces tuvo la ocurrencia de premiar a la persona más pobre que naciera en Valladolid en el año 2000, la ganadora fue una niña que nació en una pequeña casita de San Andrés.

Ahora, este barrio antiguo y entrañable linda con el centro histórico y burgués además de ofrecer calles y rincones con tradición vallisoletana

«Necesitamos tiendas de ropa, sobre todo en esta parte del barrio. En Mantería hay, pero aquí se nota la ausencia»

Luis Parada

Camarero

A escasos metros de la iglesia que da nombre al barrio, se encuentra un bar ya histórico de Valladolid, El abuelo Juan. Los guisos y las tortillas de patata son su especialidad, comida casera y castellana que los vecinos reclaman a diario. «Llevo unos seis meses aquí, y me gusta. Es un barrio tranquilo, cada quien va a lo suyo, y hay buenos locales», comenta Luis Parada, joven camarero que vive y trabaja aquí desde hace seis meses.

Luis Posada, camarero del bar El abuelo Juan. Rodrigo Ucero

Y si bien tiene una amplia lista de aspectos positivos de San Andrés, no tiene problema en destacar lo que echa en falta. «Por esta zona es cierto que necesitamos tiendas de ropa, sobre todo en esta parte del barrio. En la calle Mantería hay, pero aquí se nota la ausencia» apostilla antes de atender a los primeros clientes de la mañana.

«Antes había locales de ropa, bares, una tienda de discos… ahora estamos solos»

José Milo

Tienda de cómics

Como él, muchos coinciden en que el barrio ofrece una buena conexión con el resto de la ciudad, pero reclama más variedad comercial y vida de calle. Algunos comerciantes, consideran que el actual panorama de San Andrés es desolador, no tiene vida y sin comercios y con las principales calles con sus tiendas cerradas, no parece haber una pronta solución.

José Milo, de La parada de los cómics. Rodrigo Ucero

José Milo regenta una tienda de cómics desde 2016, La parada de los cómics. Primero en la calle Sierpe, y luego ya asentado en San Andrés un año después de abrir el negocio. «Al principio todo iba bien. Después de la pandemia, especialmente a partir de 2021, todo decayó. Antes había locales de ropa, bares, una tienda de discos… ahora estamos solos», lamenta mientras muestra la calle de Acibelas, donde se encuentra su tienda completamente aislada.

«Deberían poner alguna terraza en verano, sobre todo para los más mayores y así dar vida al barrio»

Puri Sanz

Vecina de San Andrés

Pese a ello, intenta mantener la ilusión. «Yo en mi tienda organizo charlas y visitas de dibujantes, viene mucha gente a verlas y eso da vida al local y al barrio» concluye.

Puri Sanz, vecina de Valladolid que trabaja en el barrio de San Andrés. Rodrigo Ucero

Durante las primeras horas de la mañana, cerca de Mantería, se ven a muchos vecinos pasear con los carros de la compra, pues la mayoría de ellos vienen del Mercado del Campillo. Otros, se toman un descanso con un café en la mano, se sientan en un banco y se refugian del sol. Es el caso de Puri Sanz, que trabaja en la zona y es una enamorada de su entorno. «Es un barrio tranquilo, muy agradable. Mucha gente mayor, sí, pero con mucha vida sobre todo en la calle Mantería», señala.

«San Andrés siempre me pareció un barrio limpio y muy bien cuidado»

Carolina Barbosa

Vecina de San Andrés

Y su petición es concreta, pues solo pide un pequeño cambio en su zona favorita, la plaza donde se encuentra la iglesia de San Andrés. «Hace falta una terraza en esta plaza. Antes había una cafetería que se llenaba, sobre todo de gente mayor. Con lo bien que se está aquí, sería un sitio perfecto para tomar algo y dar más ambiente al barrio».

Carolina Barbosa, vecina de San Andrés. Rodrigo Ucero

Carolina Barbosa, vecina de origen brasileño y que vive desde hace 28 años en el barrio, enumera con cariño sus rincones favoritos. «El mercado del Campillo, la plaza Cruz Verde y la iglesia son lo mejor de esta zona, mucha gente de fuera viene a visitiar estos sitios» afirma. Eso sí, a pesar de conocerse ya el barrio como la palma de su mano, reconoce que al llegar desde Euskadi le costó adaptarse. «En general la ciudad la veía muy sucia y sin embargo San Andrés siempre me pareció un barrio limpio y muy bien cuidado» explica para aclarar los motivos por los que se mudó a esta zona.

Todo apunta a que San Andrés mantiene ese aire de barrio clásico, de vecinos que se conocen y bancos que invitan a conversar. Pero también refleja un sentimiento compartido: la necesidad de revitalizar el comercio local, de recuperar la vida en sus calles y de cuidar esos espacios de encuentro que hoy parecen olvidados.

«No hace falta mucho», repiten sus vecinos y comerciantes. «Alguna terraza, y más bares y tiendas». Porque en barrios como San Andrés, donde reina la calma, a veces bastan unos pequeños cambios para devolverle la chispa. Y si algo queda claro es que sus vecinos no solo lo quieren… también lo imaginan mejor.

La próxima semana

Visitaremos el pequeño barrio de La Farola, distrito que conecta la zona de Las Norias con el Paseo Zorrilla

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