El Banco de Alimentos espera un «posible aluvión de peticiones por el conflicto de Ucrania»

La tendencia al alza entre las personas que necesitan la ayuda que ofrece el Banco de Alimentos de Valladolid no ha pillado por sorpresa a ninguno de los 64 voluntarios –la mayoría ya jubilados– que dedican su tiempo a esta amplia y necesaria red solidaria que se esfuerza por garantizar que más de 12.700 vallisoletanos tengan acceso, cada vez que lo necesiten, a casi una treintena de productos y alimentos básicos. Llevan encadenando varios meses en los que ven cómo cada vez son más y por diferentes motivos, los vallisoletanos que se acercan hasta alguno de los 130 puntos de consumo y reparto –en su mayoría asociaciones y centros parroquiales– que les echan una mano para a la hora de poder llenar la nevera para garantizarles una dieta variada y equilibrada.

«Hemos notado un incremento gradual del 5% desde el pasado mes de enero, cuando atendimos a un total de 12.122 personas. Después, en febrero la cifra se incrementó en 400 personas, hasta llegar a los 12.527 y ya en marzo ha visto cómo ha subido hasta los 12.700 usuarios», explica el presidente de la entidad, Jesús Mediavilla. No vislumbran una mejoría de la situación y esperan que en las próximas semanas continúe la tendencia al alza, aunque aseguran estar «muy pendientes y a la expectativa, porque puede producirse un aluvión de peticiones de ayuda por parte de la llegada de ucranianos que necesiten de nuestra ayuda», vaticina.

De hecho, ya les consta que muchas de las familias que han optado por acoger a personas que huían del conflicto «y que lo han hecho con muy buena voluntad, se están dando cuenta de que no pueden afrontar todos los gastos que supone atenderles y nos están pidiendo ayuda», asegura el presidente del Banco de Alimentos de Valladolid, entidad que gestionará la situación con Cruz Roja y Cáritas. Lanzan un mensaje de tranquilidad, «estamos preparados para esta nueva realidad», aseguran.

Aunque el conflicto armado no es el único factor que engrosa la lista de personas que recurren a ellos para garantizar su sustento. Detrás del actual y futuro incremento de personas que necesitan ayuda para llenar la nevera se encuentran los efectos de dos años de pandemia que han terminado por asfixiar la débil economía en miles de hogares de Valladolid que tienen que lidiar con el aumento del IPC (índice de precios al consumidor) que alcanzó el pasado mes de marzo el 9,8% según datos del INE. Este hecho, tal y como asegura Mediavilla «supone un duro golpe para las personas con rentas más bajas o que necesitaban de nuestra ayuda solo de forma puntual».

Se refiere a un perfil que no es escaso y que está en aumento a consecuencia de la pérdida de poder adquisitivo. «Son personas que nunca habían tenido la necesidad de acudir al Banco de Alimentos y que, aun teniendo trabajo, no llegan a fin de mes por el encarecimiento de la luz, la energía para calentar el hogar o el combustible para desplazarse, no les llega para todo», asegura Mediavilla.

Tienen garantizado el reparto, aunque asegura que los estantes de la nave que el Banco de Alimentos tiene en el Polígono de Argales «nunca están llenos porque siempre se necesita de los productos que ofrecemos», explica el presidente de entidad, en la que han notado desde hace unas semanas mayor escasez de leche o aceite como consecuencia del conflicto en Ucrania.

Agradecen la solidaridad de los vallisoletanos a través de las donaciones que hacen en metálico. «Este sistema es mucho más efectivo que las recogidas, porque empleamos el dinero directamente en los productos que vamos necesitando. La donación en caja nos permite trabajar mejor y se evita que haya demasiada cantidad de unos alimentos y escasez de otros», asegura Mediavilla desde el Banco de Alimentos de Valladolid, que está a la expectativa de lo que pueda suceder en las próximas semanas.

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