Jordan, camarero del CDO Covaresa que se formó con JuanSoñador, y Sergio, alumnos en prácticas que acaba de terminar el curso de la entidad social. ALBERTO MINGUEZA

Abrirse camino en el mundo de la hostelería en Valladolid cuando peor lo está pasando el sector

La Fundación JuanSoñador ha sorteado los duros efectos de la covid y mantenido las prácticas en bares para jóvenes en riesgo de exclusión

Víctor Vela

Valladolid

Jueves, 8 de julio 2021, 09:44

Sergio Gutiérrez (Valladolid, 2002) intuía un futuro repleto de bujías y delcos –de motores averiados y frenos con sed de líquidos– cuando la hostelería se ... cruzó en su camino por puritita casualidad. Recién acabado cuarto de Secundaria en el Leopoldo Cano (en Pajarillos), el año pasado se planteó iniciar un curso de mecánica, de automoción. «Era lo que siempre me había gustado», dice, rodeado ahora por decenas de tazas que buscan cafés, y de vasos a la espera de que les tiren una caña.

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Pero una propuesta que ni siquiera era para él lo cambió todo. Su hermano menor (tenía 16 cuando se desentendió del instituto en segundo de la ESO) recibió un mensaje para que dejara el sofá y recuperara su formación, con un curso de hostelería. El remitente era la Fundación JuanSoñador. Sergio lo vio, se acercó a la entidad social y preguntó si quedaría alguna plaza libre también para él. La había. Aquel impulso le ha abierto nuevas perspectivas laborales que hace tan solo unos meses ni siquiera se había planteado. «Al principio no me veía, pero poco a poco le he ido cogiendo el gustillo».Y ya se maneja con agilidad con la bandeja y la máquina del café.

Sergio es uno de los 15 futuros camareros que durante este año han participado en la última convocatoria de un programa formativo organizado por la Fundación JuanSoñador, gracias a un convenio con el Ayuntamiento. Está dirigido a jóvenes (de 16 a 25 años) entre los que es habitual el abandono temprano de los estudios (el 90% no ha terminado Secundaria), donde era común el absentismo, en algunos casos (los menos) con medidas judiciales y personas migrantes (algunas, en pleno proceso para la obtención de permiso de trabajo).

«Son colectivos en riesgo de exclusión que encuentran en este proyecto (también en el de comercio e imagen personal) vías para su inserción laboral», explica Vanessa López Laguna, coordinadora del programa de empleo de la fundación salesiana. Y eso que este año no ha sido especialmente sencillo. La pandemia lo ha complicado todo. «La hostelería ha sido uno de los sectores más golpeados por el coronavirus. Las restricciones han obligado a muchos negocios ha permanecer cerrados, con trabajadores en ERTE, con limitaciones de horarios y de zonas para trabajar. Eso hizo que, al principio, hubiera alumnos que no estuvieran muy decididos, porque pensaban que no habría salidas para ellos. Y también negocios que no se atrevieron a recibir a estudiantes en prácticas. Este año ha costado más», reconoce Irene Labajos, orientadora del programa, en el que se ha enseñan las claves de atención al cliente, servicio de barra y sala, coctelería, sumillería, elaboración de bebidas calientes y frías... y, ahora, además, formación específica en aspectos más demandados por culpa de la covid, como servicio de terraza, protocolo de higiene y comanda digital.

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«Sí que tuvimos un poco de miedo sobre si podríamos hacer las prácticas», admite Sergio. No parece fácil meter la cabeza en un sector que no lo ha pasado bien durante los últimos meses. «Afortunadamente, hay empresas comprometidas con las que seguimos colaborando», aseguran desde JuanSoñador. Como Gastrobar Pasión, Gondomatik, El Coloquio de los Perros, el hotel San Cristóbal. En otros casos, han tenido que dejar las prácticas en pausa por tener a empleados en ERTE.

Sergio ha atendido durante el último mes la barra del CDO Covaresa, donde trabaja una plantilla de siete camareros y cinco cocineros. Jesús Bayón es el responsable de cafetería y solo tiene buenas palabras para Sergio. «Las destrezas se aprenden con la práctica, lo más importante es tener buena disposición», dice Jesús, quien asegura que las puertas del centro están abiertas a Sergio por si hiciera falta ampliar la plantilla. No sería el primer caso, porque en el centro deportivo trabaja desde hace seis años Jordan Alexander Martínez (27 años).

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También él sirvió allí sus primeros cafés gracias a JuanSoñador, entidad a la que llegó a través de Cruz Roja. «Me alegraré siempre de haber hecho el curso, porque gracias a él tengo trabajo. ¡Y conseguí plaza casi de casualidad; era la última libre que quedaba!». Jordan hizo sus prácticas en el CDOy allí se ha quedado después. Sergio confía en seguir el mismo camino. «Sé que la situación está ahora más complicada. Es muy difícil encontrar empleo, sobre todo para los jóvenes. Y en hostelería las cosas han estado más difíciles».

Sin embargo, parece que se empieza a vislumbrar la luz al final del túnel.Eso perciben al menos desde el área de empleo de JuanSoñador, donde han constatado un incremento de las ofertas laborales de cara a los próximos meses. Puede que sea un espejismo veraniego, pero comienza a moverse la bolsa, después de unos meses de barras cerradas y aforos limitados. De los 15 alumnos que empezaron el curso, diez han conseguido prácticas y ya hay varios en tramitación de contrato.

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«No ha sido fácil pasar tantos meses cerrados, luego con el ahora te abro, ahora te cierro», indica Paco de la Fuente, director del CDO Covaresa, que ha obtenido este año el sello de JuanSoñador a la empresa comprometida con el empleo digno. El reconocimiento luce en la barra de una cafetería que recupera poco a poco la normalidad. «Todavía no del todo, confiamos en que sí que se alcance en el último trimestre, con el avance de la vacunación», asegura De la Fuente, quien subraya que, pese a todo, han mantenido su «compromiso social» con iniciativas como la de JuanSoñador, que propone programas de formación para jóvenes que abandonaron pronto los estudios y buscan un empleo para evitar la exclusión social.

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