Colocación de las primeras barreras de pinchos en la calle Ferrari, ante la mirada del concejal Alberto Cuadrado y el jefe de servicio, Dionisio Villagrá. Carlos Espeso

Un 2024 de récord en la plaga de palomas en Valladolid

El servicio municipal ha retirado 686 nidos de torcaz y ha capturado a 5.300 bravías, el triple que en 2023

Antonio G. Encinas

Valladolid

Domingo, 24 de noviembre 2024, 14:58

Mientras se coloca la primera barrera de pinchos contra las palomas en los soportales de la calle Ferrari, en una de las 178 columnas que recibirán este sistema protector ... , el árbol de enfrente se ve alborotado. En su interior, si se fija un poco la mirada, se avistan palomas torcaces, distintivas por el 'cuello blanco' que lucen. Hasta hace poco eran propias del mundo rural. «De pandemia para acá», explica Dionisio Villagrá, «se han introducido más en la ciudad». Actúan, en este caso, como lo hace una especie invasora. «Siempre se posan en árboles, en la cubierta vegetal es donde posan, donde anidan y de la que se alimentan. Como tienen asegurada la alimentación y la bebida en la ciudad y no tienen predadores naturales, se han acomodado y se ha notado un incremento grande en la presencia de palomas torcaces en las ciudades».

Publicidad

Noticias relacionadas

Así que a la plaga más habitual, la de las palomas bravías, las más comunes en el núcleo urbano, se le suma la de torcaces. Que son las que se posan en las columnas de los soportales de la Plaza Mayor, la calle Ferrari y Fuente Dorada. Y a ellas se dirige, en primer lugar, el plan antipalomas que estos días empieza a proteger estos espacios de su presencia. Para que sus excrementos no acaben por provocar, además de un problema de limpieza, uno de salud pública. El polvo en que se convierten sus deyecciones puede acabar causar infecciones respiratorias, por ejemplo.

Colocación de las bases de pinchos con una silicona especial para no dañar la piedra de las 178 columnas. Carlos Espeso

El Ayuntamiento colocará pinchos en todas las repisas de las columnas. Y añadirá los capiteles de madera de algunas de ellas. Porque en algunos casos, en estos espacios más estrechos se apoyan las conducciones de los edificios, pero en otros casos no. Y eso les deja un resquicio para seguir posándose. «Habíamos estimado de medio metro a 70 centímetros de pinchos en cada lado de las columnas, en la cara interna del soportal y en la cara externa. Hemos visto que hay columnas que tienen un poco de mayor longitud en el capitel y a mayores hay parte de las columnas que tienen un soporte de madera superior que también se convierte en una superficie de posado de palomas, lo que va a incrementar el número de dispositivos a poner y por consiguiente un poco más el presupuesto», explica Villagrá.

El concejal de Salud Pública y Seguridad Ciudadana, Alberto Cuadrado (Vox), había presupuestado 3.700 euros para esta intervención, para la que se ha obtenido el permiso de todos los propietarios de los diferentes edificios.

Publicidad

Es solo un modo de luchar contra esta plaga y sus consecuencias. Porque llegado un punto, la presencia de palomas se convierte en una plaga, dado lo rápido de su ciclo reproductivo. En lo que va de año, el servicio municipal antiplagas ha capturado 5.300 palomas bravías. Es el triple de las que se capturaron en 2023, y casi el doble que en 2022 (2.888) y en 2021 (2.890). Con las torcaces la intervención es diferente, porque no se alimentan igual y eso hace que las jaulas para capturarlas sean ineficaces. La única opción es retirar los nidos. En este 2024 ya se han retirado 686 nidos. En 2022, por poner un ejemplo, fueron 459. Y en 2021, 400.

El sistema de jaulas se ha mostrado eficaz especialmente en edificios que están abandonados y en los que las palomas bravías encuentran refugio, provocando auténticos problemas de salubridad en los vecindarios. Es el caso, explica Dionisio Villagrá, de un edificio situado cerca del Teatro Calderón. «Son propiedades privadas en las que el Ayuntamiento no tiene capacidad de actuación. Es la propiedad la que tiene que colaborar con nosotros y proceder al sellado de esas oquedades o de esas aberturas para que no se conviertan en palomares. Por ejemplo, y por poner un ejemplo, actualmente en el edificio abandonado que tenemos enfrente del Teatro Calderón, tenemos dos jaulas de captura de gran capacidad y se están capturando en torno a un centenar de palomas semanales».

Publicidad

La cantidad de excrementos y porquería que generan estas aves en ese entorno en el que están protegidas es ingente.

Barrera de pinchos de acero que se está colocando en las repisas de Plaza Mayor, Ferrari y Fuente Dorada.

Pinchos de acero y vigilancia vecinal

El plan antipalomas para el entorno de la Plaza Mayor incluye la colocación de barreras de pinchos antiposado. Pero esto también reviste una cierta complejidad. Por ejemplo, la silicona con la que se adhieren a las columnas tiene que ser de un material que no perjudique a la piedra. «Se utiliza una silicona de policarbonato muy resistente», explica Dionisio Villagrá. Además, los pinchos son de acero inoxidable. «La perdurabilidad, en principio, es para varios años», señala. En todo caso, los propios vecinos y comerciantes de los edificios «se van a encargar, en el momento que vean alguna alteración de algún pincho que se haya doblado», de avisar al Ayuntamiento a través del 010 o de cualquier otro método de contacto con el Consistorio. «Nos pasarán comunicación para inmediatamente venir y subsanar la incidencia que se haya producido».El Ayuntamiento recuerda que está prohibido alimentar a estos animales, por ejemplo, para evitar su propagación. Y explica que determinadas comunidades de propietarios han instalado, por su cuenta, sistemas de pinchos antiposado como los que se están instalando en la Plaza Mayor. «Ellos de motu proprio han tomado la iniciativa de poner estos dispositivos muy eficazmente. Los resultados son muy satisfactorios», asegura Villagrá.

«No pretendemos exterminar las palomas en la ciudad», aclara Villagrá. «Queremos un equilibrio poblacional. La biodiversidad de la fauna urbana no hay que eliminarla, hay que tenerla mantenida en los niveles en los que es compatible con la salud pública». Cada especie tiene su función en su ecosistema, y eso es aplicable también a las palomas, pero un exceso de población o la irrupción de las torcaces en un entorno inusual puede conllevar perjuicios. Un ejemplo recurrente y muy molesto es el de la proliferación de cotorras argentinas en Madrid, donde se convirtieron en pocos años en una plaga muy difícil de erradicar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad