La Diputación, comprometida con el desarrollo

La Educación para el Desarrollo (EpD) no es una materia nueva para la Diputación de Valladolid. La institución provincial lleva una década convocando ayudas de cooperación al desarrollo y, una parte de ellas, siempre se ha reservado a la EpD y a actividades de sensibilización. «Detectamos que no había una coordinación entre las organizaciones beneficiarias de las ayudas, por lo que convocamos una subvención nominativa con la Coordinadora de ONGD de Castilla y León y empezamos a contar con la colaboración de la UVA», explica Aurelio Baró, jefe del Área de Igualdad de Oportunidades y Servicios Sociales.

Aunque no fue hasta 2015, Año Europeo del Desarrollo y momento de verificación a nivel internacional del cumplimiento de los Objetivos del Milenio, cuando comenzó a caminar Rural DEAR Agenda, la Diputación inició hace cuatro años el proyecto a propuesta de la Universidad de Valladolid.

Un compromiso que lleva manteniendo de forma efectiva durante todo su desarrollo. «La verdad es que, por parte de la institución, el apoyo fue muy grande y, de hecho, son ellos los que se encargan de la coordinación», explican desde el Observatorio de Cooperación de la UVA.

Porque, para sacar adelante una investigación que engloba a siete países diferentes, no basta con la «retroalimientación y comunicación constantes capitaneadas por la Diputación, que son bastante fuertes y fluídas», en palabras de los investigadores; también se producen encuentros anuales entre los diferentes participantes. La primera se celebró en 2015 en Fuensaldaña, la segunda, el pasado mes de abril, los hizo viajar hasta Chipre y, para la tercera asamblea, que tendrá lugar en Polonia, habrá que esperar hasta marzo del próximo año. En torno a octubre o noviembre de 2017, en Malta se presentarán los resultados y la agenda.

Son nombres que pueden resultar lejanos, no así los de los municipios en los que ejerce su labor la Diputación vallisoletana, que deja claro que «la cuestión de elegir el medio rural no es porque se trate de personas menos informadas o proactivas, pero sí que tienen menos oportunidades de informarse que en las ciudades».

Y es que el organismo se encarga sólo de las localidades que cuentan con menos de 20.000 habitantes. A tal respecto, Baró recuerda que, «a pesar de que la recepción de profesionales liberales es una posible tendencia, hay que esperar a tener datos de lo que puede suponer para nuestros pueblos». Una visión de futuro que, a partir de 2017, podría ser más prometedora con esta agenda de EpD.