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Iván tatúa una imagen en el muslo de un cliente
El tatuador que practicó en la piel de su madre

El tatuador que practicó en la piel de su madre

Iván Olmedo Gómez, tatuador

laura negro

Domingo, 4 de octubre 2015, 21:08

El amor de una madre no tiene límites y la de Iván Olmedo Gómez (22) lo demostró con creces cuando se dejó hacer un tatuaje para que su hijo, sin ninguna experiencia como tatuador, pudiese aprobar un curso. Ese fue el inicio de la prometedora carrera como tatuador de un joven vallisoletano amante del arte en todas sus vertientes. «Yo había trabajado todas las técnicas de dibujo, como pueden ser el grafiti, la ilustración, acuarela, óleo, lápiz, carboncillo y como siempre me ha gustado probar cosas nuevas, decidí intentarlo con el tatuaje. Así que me apunté a un curso a ver de qué iba aquello», explica.

Las prácticas de dicho curso se hacían sobre piel sintética, pero para conseguir la titulación tenían que tatuar sobre piel humana y allí estaba su madre para dejarse hacer un tatuaje tribal en el antebrazo y que su hijo consiguiera el título deseado. Ese mismo día, Iván, que solo contaba con 16 años, supo que quería dedicar su vida profesional a la realización de obras de arte sobre la piel.

Se compró el equipo necesario, se siguió formando y comenzó a tatuar a familiares y amigos. «Al principio tardaba mucho y lo pasaba muy mal, porque tenía miedo a equivocarme y a hacer daño, pero la práctica es fundamental para controlar esos miedos iniciales», explica este artista.

Hace algunos meses decidió convertir su afición en profesión. Se asoció con Olé Peluqueros, cuyo establecimiento está ubicado en la céntrica calle San Luis, esquina con Acibelas. Y allí montó su propia cabina para atender a su clientela y el día 1 de septiembre pasado se dio de alta como autónomo. «Los inicios son duros. Hay que trabajar mucho para sacar adelante los gastos, pero lo cierto es que estoy encantado y me está resultando muy gratificante», explica.

Su arte se identifica mucho con los estilos puntillista, realista y new school, ya que le gusta crear efectos de volumen, utilizar degradados, sombras y una amplia variedad cromática. Aunque según él, lo más importante para ser un buen tatuador «es tener una buena técnica».

Tiene por norma no copiar diseños de otros profesionales. «Hay gente que viene con una foto para que copie el diseño, lo cual me parece una enorme falta de respeto para el artista que se ha trabajado el boceto. Yo hago siempre mis propios dibujos a partir de la idea que me da el cliente y realizo todos los cambios que sean necesarios hasta conseguir la satisfacción del cliente. Lo que más me gusta es cuando detrás del tatuaje se esconde una bonita historia. Eso es lo que más me motiva a la hora de crear. En cambio, lo más complicado es cuando viene alguien que no sabe lo que quiere, ni dónde lo quiere, entonces muchas veces tengo que hacer las veces de psicólogo», expone este joven tatuador, quien calcula el precio de sus trabajos en función del tamaño, color y la complejidad del diseño.

Medidas de higiene y dolor

Iván es especialmente cuidadoso a la hora de extremar al máximo la higiene, con el objetivo de evitar cualquier tipo de contagio o infección. Por ello, siempre utiliza material desechable en cada uno de sus trabajos. «El dolor es algo muy relativo. Cada persona tiene un umbral muy diferente. Normalmente vienen a mi estudio con miedo ante lo desconocido y cuando ven que no duele tanto, salen cogiendo cita para hacerse el siguiente. Porque esto es algo que engancha», explica Iván, quien próximamente quiere tatuarse una máquina de tatuar en cada uno de sus antebrazos.

Durante la entrevista, Iván recibe la visita de José, un amigo suyo asiduo a la tinta y las agujas. En total 17 tatuajes decoran su cuerpo, y esta vez acude con la intención de dar color a una llamativa catrina mexicana con aire de pin up que ocupa todo su muslo. «Me he hecho tatoos en diferentes partes del mundo y nunca he querido repetir tatuador, hasta que probé con mi amigo Iván. Desde entonces sólo quiero que me tatúe él», explica.

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