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Domingo, 7 de diciembre 2014, 22:45
Miryam Arranz Ramiro (40) lleva toda su vida trabajando como peluquera. Impresiona el entusiasmo, la ilusión y la pasión que transmite al hablar de su profesión, que ha convertido en su forma de vida. Afirma rotunda que después de su familia es lo que más ama, aunque no ha tenido que separar mucho esos vínculos familiares para desempeñar su trabajo, ya que recientemente ha montado un nuevo centro de peluquería y estética de autor con su hermana Carolina como socia.
Empezó a trabajar con 14 años en el salón de una conocida, mientras compaginaba sus estudios en una academia. Poco después, entró a formar parte de la plantilla de Londres Peluqueros y más tarde en otros importantes centros. Llegó incluso a montar su propia peluquería, que mantuvo durante 15 años con gran éxito, pero que, finalmente, decidió cerrar por motivos personales, para ponerse a trabajar otra vez por cuenta ajena. «Tengo la suerte de poder decir que he trabajado con los mejores, que nunca he cobrado el paro, ni he necesitado echar un currículum. Todos los cambios que he hecho en mi vida profesional siempre han sido para mejorar. La peluquería es una profesión preciosa y muy artística que te permite estar siempre creando», explica muy vehemente.
En los últimos años que estuvo trabajando como empleada, se dio cuenta de que estaba demasiado acostumbrada a dirigir su propio equipo y que necesitaba volver a ser su propia jefa. Fue entonces cuando recurrió a su hermana Carolina (38), quien no había trabajado nunca en el sector, pero cuyo espíritu emprendedor le hizo dar un sí por respuesta a la propuesta empresarial de su hermana mayor. La benjamina de las Arranz Ramiro estudió auxiliar administrativo y estuvo trabajando 14 años como autónoma en su propia tienda de congelados y de productos ecológicos, y, más tarde, en una entidad bancaria gestionando líneas de crédito. Siempre le ha apasionado el trato y la atención al cliente. «Yo estaba muy contenta en mi anterior trabajo, pero Miryam me insistía bastante para que emprendiéramos juntas. Un día me trajo al local y tuve muy buenas vibraciones. No es porque sea mi hermana, pero como profesional es la mejor. Tengo una confianza ciega en su profesionalidad y en mis aptitudes con las relaciones personales, así que pensé que montar una empresa de peluquería juntas era un éxito asegurado», explica.
Desde hace unos meses, Cool Estilismo es una realidad. Abrió sus puertas en la céntrica calle Zúñiga y cuenta con un tándem perfecto: Miryam como directora de salón y Carolina como responsable de la atención al cliente, además de la gestión administrativa, agenda y la venta de productos.
«El sector ha pasado por muchos altibajos y últimamente se está imponiendo el estilo del bajo precio, pero estamos seguras de que eso se va a terminar. Como en todos los sectores, hay que hacerse valorar y ser un profesional comprometido. Nosotros ya damos por sentados ciertos valores que otros salones ofrecen como valor añadido. Nuestro objetivo es que la gente entienda que nos dedicamos a la belleza porque lo amamos, porque disfrutamos haciendo esto y porque nos comprometemos con los clientes, haciéndoles vivir una experiencia y que tengan la necesidad de volver a nuestro salón para sentirse a gusto», explican.
Estas hermanas emprendedoras entienden que la única manera de destacar en un sector con tanta competencia es disfrutar con lo que hacen y hacer disfrutar a sus clientes. Tienen unas miras muy altas y aspiran a que, en un futuro, poder abrir más locales de Cool Estilismo. «No nos vamos a conformar. Nuestro proyecto es que vuelvan a existir las peluquerías que dejaron de existir», indica Miryam, quien pone un sello personal en cada uno de sus trabajos, siempre buscando el estilo propio de cada cliente.
Competencia fuerte
En cuanto a las tarifas, ellas han optado por ofrecer precios módicos, accesibles a todos los públicos pero que hagan crecer el valor de la marca. Así, por ejemplo, encontramos el corte de caballero en 13 euros y el corte de señora de pelo corto en 12 euros. «La competencia de bajo precio en realidad nos hace fuertes», aseguran.
Sus clientes valoran el asesoramiento y que se dejan aconsejar de su opinión de expertas. «Cuando alguien llega por primera vez a nuestro centro, hacemos algo tan sencillo como sentarnos a hablar con él y ver cómo es su pelo, cómo se peina para ver qué es lo que realmente necesita y busca», apuntala Carolina.
Han cuidado hasta el más mínimo detalle de la decoración del salón y de todo se han encargado ellas. Uno de los rincones más especiales lo ocupa una boutique de productos de belleza de marcas muy conocidas como Icon o Wella. Estas hermanas, son, además, especialistas en la realización de terapias reparadoras para cabellos debilitados, dañados y sensibles, que siempre acompañan de un masaje de cuello y cabeza. «Teníamos muy claro lo que queríamos para nuestro negocio. Todo ha ido mejor de lo que esperábamos. La valoración de estos meses es fantástica y esperamos que dentro de un año sigamos así y podamos decir que hemos seguido aumentando el equipo, que hemos ampliado el horario y que estamos esperando abrir otro negocio», anuncian orgullosas.
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