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Las camisetas de los peñistas colorean una Plaza Mayor abarrotada por los vallisoletanos y los visitantes que acudieron a escuchar el pregón. :: GABRIEL VILLAMIL
FIESTAS DE SAN LORENZO | PREGÓN

Leo Harlem sube en la ola a los vallisoletanos

El humorista descartó los tópicos que definen a los vallisoletanos como sosos, secos y fríos en un pregón con el que se metió en el bolsillo a una abarrotada Plaza Mayor

NIEVES CABALLERO

Sábado, 3 de septiembre 2011, 04:17

Desde luego si ayer llega a estar la Virgen de San Lorenzo en la Plaza Mayor de Valladolid de buen seguro que también se hubiera partido el eje y hubiera coreado al pregonero. No era para menos. Fue el cómico leonés (para más inri berciano) asentado en la ciudad del Pisuerga desde hace décadas el encargado de dar el arranque oficial de las fiestas de Valladolid. Leo Harlem calentó el ambiente con su buen humor desde que salió al balcón y logró que los vallisoletanos se subieran a la ola. Literalmente, casi al final del pregón reclamó una ola de tal magnitud que «si la logramos llevar al río, los próximos mundiales de surf se celebrarían en el Pisuerga y no en las playas de Hawai». Y las gran plaza hizo la ola al grito de «¡Viva pucela!».

Al instante de pisar el balcón de la Casa Consistorial pidió silencio y, se lo juro, por primera vez en los años en que acudo al pregón, una Plaza Mayor llena hasta la bandera, incluidas las calles aledañas, cerró la boca y escuchó al pregonero. No sólo le escucharon. Los peñistas y demás asistentes corearon el «Bien» con mayúsculas solicitado por Leo Harlem para cada una de las ocasiones en las que pronunciaba las palabras Valladolid y vallisoletanos, Pucela y pucelanos, incluso en las que no las mencionaba. Vamos, un éxito incuestionable. El chico lo vale y se metió en el bolsillo a cada una de las personas que llenaban el centro neurálgico de la ciudad con el objetivo de que los gritos se oyeran en la vecina ciudad de Palencia, y que allí se preguntasen «¿qué está pasando en Pucela?». «¡Biennnn!»

Tras reconocer que «he salido más noches que el camión de la basura», el humorista señaló que hace una excepción en las fiestas de la Virgen de San Lorenzo porque, aconsejó, «hay que disfrutar del día y de la noche, sobre todo con cabeza, que hay tiempo para todo».

Con su humor descartó todos los tópicos que se atribuyen a los vecinos de la ciudad, «esas leyendas urbanas sobre Valladolid y sus gentes». «Los habitantes de Pucela no somos ni sosos ni secos ni fríos. Somos la gente más cachonda del mundo. Tenemos una alegría contagiosa a más no poder», enfatizó, poco antes de volver a dar una buena pincelada de su humor para demostrarlo. Y puso como ejemplo la llegada de Manucho al Real Valladolid, «un tío de Angola, que ha vivido en Inglaterra..., un tío aburrido a más no poder», que prometió 40 goles. «¿Se puede ser más cachondo?», preguntó a todos.

En este punto, los vallisoletanos ya estaban a su altura y coreaban cada vez más alto «¡Qué bote Leo Harlem». Hasta que Leo Harlem botó sobre la tarima que compartía con los principales representantes de las instituciones con el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, a la cabeza.

Eso sí, reconoció el humorista que es más verdad que un templo lo de la gélida temperatura que se sufre en la meseta castellana y esa niebla por la que más de uno «se han ido a vivir con otras familias y no se han enterado hasta bien entrada la primavera». «Este frío de Pucela es para exportarlo» y sugirió a las instituciones un intercambio de temperaturas con ciudades más cálidas como Cádiz y Málaga.

Sin embargo, Leo Harlem defendió que, cuando el termómetro sube 5 o 6 grados, «liberamos el animal tropical que todo vallisoletano lleva dentro» porque «si hay algo que le gusta a la gente de Valladolid es todo lo que gusta en el Caribe», entre otras cosas, «la salsa, en los callos, y bien picantita; el merengue, en la pastelería; la bachata y el reguetón, escuchadme, pero si hay barrios en Valladolid en los que no se baila otra cosa; ya veis somos medio del Caribe».

Minutos antes de generar esa gran ola gigante, Leo Harlem deseó a los presentes que «la suerte de vivir durante estos días momentos inolvidables que os acompañen el resto de vuestras vidas» y tuvo unas palabras de recuerdo para aquellos vallisoletanos ausentes en las fiestas por diversos motivos. Para ellos solicitó una abrazo de todos para enviárselo a cada uno de ellos. «Aquí me gustaría que os abrazarais con la persona que tengáis al lado y la deseéis unas felices fiestas».

Desde los primeros segundos, el cómico que ha hecho famosas las cuñas de radio y los anuncios del Real Valladolid en su lucha por un ascenso a primera división, al final frustrado, animó a una Plaza Mayor atestada de gente a unirse en ese grito común: «¡Biennnn!» «¡Biennnn!» «¡Biennnn!»

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