Boda medieval en Venta de Baños

Pedro y Virginia querían una boda diferente, y vaya si la han tenido. Se casaron a la una de la tarde del sábado en el Ayuntamiento de Venta de Baños, en una boda medieval que congregó a más de un centenar de personas en la plaza de la Constitución, entre invitados y curiosos.

Sir Pedro llegaba diez minutos antes al lugar del enlace, como manda la tradición, para esperar a lady Virginia, la doncella con la que iba a desposarse. Los invitados iban llenando poco a poco de disfraces la plaza del Ayuntamiento: caballeros, guerreros, verdugos, herreros, y multitud de damas vestidas con sus mejores galas. Hasta los más mayores se animaron a disfrazarse. La música sonaba de la mano de unos gaiteros, mientras los bufones, también invitados, hacían malabares entre la gente. Todo estaba listo para que comenzase el enlace. Solo faltaba la novia, que tardaría unos minutos.

A su llegada, los invitados hicieron un pasillo, que adornaron con arcos de flores, a través del cual los contrayentes entraron en la 'casa del comendador' para prometerse amor eterno. Dentro les esperaba la alcaldesa de Venta de Baños, Chelo Pablos, también ataviada para la ocasión. El salón de actos del Ayuntamiento estaba decorado, todo dispuesto para una verdadera boda de la Edad Media. Entre nervios y risas discurrió el enlace. En un ambiente distendido y familiar, los novios se dieron el sí quiero.

A la salida les esperaban de nuevo las gaitas, así como los invitados más gamberros provistos de todo tipo de petardos y artilugios para armar bulla y celebrar que Virginia y Pedro ya eran marido y mujer. La plaza era una fiesta.

Los novios regentan un negocio de fabricación de jabones naturales que les lleva todos los años de feria en feria, medieval, claro. Y fue precisamente esto lo que les llevó a celebrar así su enlace: «Queríamos una boda diferente, y como nos encanta todo lo relacionado con la Edad Media, pensamos que era una idea bonita», cuenta Virginia.

«Los invitados se lo tomaron bastante bien. Además, ahora con la crisis, el disfraz sale más barato que vestirse de gala», explica Pedro.

Tras la ceremonia, el banquete tuvo lugar en el mesón El Arriero de la localidad de Dueñas, donde todos pudieron degustar una copiosa comida medieval servida en hogazas de pan y grandes bandejas. Incluso la luna de miel será diferente: a los novios les encanta la naturaleza, y aunque podrían haberse ido a cualquier lugar remoto, han elegido una casa rural en la montaña palentina para pasar esos días.