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G. LOSADA.
Sábado, 16 de abril 2011, 02:45
Los cánidos no dan tregua. En la zona de Castronuño día sí, día no, estos animales dejan su huella y esta vez le ha tocado el turno a un potro que había nacido esa misma noche.
En esa misma finca en la actualidad hay tres yeguas más a punto de parir, por lo que a su propietario le da miedo lo que pueda suceder. Eugenio, el propietario del potro devorado, comenta que «después de once meses esperando, no es justo que suceda esto. Era un potro puro español, un animal que se suponía sería muy bueno, como lo son los padres».
Antes se dejaban los animales muertos por el término para que los lobos se los comieran pero ahora eso también esta prohibido, se quejan los ganaderos.
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