Rosquillas de palo segovianas

Las rosquillas de palo tienen mucha popularidad en toda la comunidad. Su fabricación de forma artesanal se encuentra en escritos del siglo XVII, según testimonio del párroco de Remondo (Segovia). Insignia de la Cofradía de la Santa Cruz, la cual se confeccionaba con motivo de la fiesta de la Cruz. Esta elaboración se dejó de realizar hace 38 años por la cofradía, aunque en la localidad de Remondo -pueblo situado en la misma zona- aún siguen fabricándola de forma artesanal.

Al día de hoy, la elaboración de la rosquilla de palo se confecciona de forma artesanal, respetando la tradición, pudiendo admitir variantes según el maestro que preste en su confección. Éstas las podemos encontrar con diferentes formas y tamaños, siendo la más común la redondeada en forma de 'O', de unos 12 cm de diámetro. La textura es dura y quebradiza, conocidas también como rosquillas trancalapuerta difíciles de tragar, consignando un sabor acentuado a anís, y algo insípidas de azúcar.

Para realizar las rosquillas de palo tendremos que disponer de los siguientes ingredientes: 1.200 gramos de harina, 5 huevos, 5 yemas, 165 gramos de aguardiente, 130 gramos de manteca, 300 gramos de azúcar y 25 gotas de esencia de anís.

En su elaboración se deberá proceder de la siguiente manera: en un recipiente debemos batir los huevos, las yemas y el azúcar hasta que el azúcar se disuelva por completo. A continuación, se vierte en la amasadora y se incorpora la mitad de la harina, amasándola durante un minuto y agregando la manteca, el aguardiente y la esencia de anís. Se continúa amasando al mismo tiempo que se va añadiendo el resto de la harina. Una vez conseguida una masa semidura que no se adhiera en las manos, se deja reposar 30 minutos. Después se amasa ligeramente, dando forma de rosquilla y se pinta con huevo batido para darles brillo. Finalmente se introducen en el horno a 200ºC por espacio de 25 minutos.