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EL NORTE
Sábado, 10 de abril 2010, 03:34
El doctor en Medicina por la Universidad de Valladolid José Luis Useros Fernández defendió en la tarde de ayer, en su discurso de ingreso como académico de número de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Valladolid, la importancia de que el sistema sanitario esté preparado para hacer frente a las armas biológicas y el bioterrorismo, «un desafío a la salud pública en el siglo XXI».
Fernández Useros, nacido en Valladolid en 1945, es médico del Cuerpo Nacional de Sanidad y ha ocupado diversos cargos en la Administración, entre ellos subjefe y jefe provincial de Sanidad, jefe de la Inspección de Sanidad y director Provincial de Salud, todos ellos en Valladolid. También, ha sido delegado del Ministerio de Sanidad en Valladolid, y dentro de la Administración autonómica ha ocupado los de director General de salud Pública y secretario general de la Consejería de Sanidad. También, fue subdelegado del Gobierno en Valladolid.
El especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública explicó durante su intervención que la utilización de los microorganismos con fines distintos de los sanitarios es antigua, pero adquirió mayor actualidad e importancia con los adelantos de la biotecnología y la ingeniería genética, que permite modificar las características de los gérmenes para hacerlos más contagiosos, más virulentos y más resistentes. Es más, recordó que la difusión de cartas con ántrax tras los atentados del 11-S en Estados Unidos en el 2001, relanzó la preocupación por estos temas, informa Ical.
Plan de respuestas
A su juicio, «las características de las armas biológicas más simples, las denominadas crudas o rústicas, son fáciles de fabricar, baratas, fáciles de dispersar y pueden estar al alcance de cualquier grupo terrorista». «Sus efectos consistirían en la producción de brotes epidémicos con gran número de afectados y una elevada mortalidad, según el tipo de agente utilizado, y producirían una grave dislocación de los servicios sanitarios y sociales». Además, añadió, ocasionan en las poblaciones, lo mismo que las armas químicas, «una grave sensación de miedo y pánico que contribuye a incrementar la demanda de asistencia ocasionada directamente por la enfermedad».
Por ello, para estar preparados para actuar, Fernández Useros defendió que «es imprescindible disponer de un plan de preparación y respuesta, previamente elaborado y convenientemente ensayado», en el que deben tener «participación activa los servicios sanitarios». Hoy el mensaje que hay que transmitir, concluyó el académico, es que los atentados biológicos «son riesgos que existen»».
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