El Gobierno bajará ratios en las clases con más alumnos en desventaja
Discapacidad, pobreza, inmigración y cursos críticos son los criterios que más influirán en la fijación por ley de los nuevos topes de estudiantes por aula
El Ministerio de Educación negocia con los sindicatos de trabajadores de la enseñanza una ley que, de ser aprobada por el Parlamento, recortará a partir del próximo curso las horas máximas de clase que deben dar cada semana y reducirá las ratios escolares (el número de alumnos que hay por clase o profesor). Es la norma de la que el presidente Pedro Sánchez avanzó algunos aspectos el miércoles pasado.
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La propuesta que el ministerio presentó este martes, y que debería ser debatida y concretada con lo sindicatos en la próxima reunión, no prevé una bajada generalizada de las ratios en todas las aulas de país. Como tendencia de fondo pedirá a las autonomías, las gestoras de la educación, que realicen una progresiva reducción de los alumnos por profesor, pero las obligaciones concretas que marcará la ley irán orientadas a que la reducción tasada y con plazos específicos de las ratios se concentre en las aulas que acumulan mayor número de alumnos en situación de desventaja educativa.
La idea es concentrar las mejoras en quienes precisan de un trato más individual y donde pueden reducir el fracaso escolar
La reducción de las ratios supone un obligado aumento de la inversión educativa, con más profesorado y profesionales de apoyo y con la modificación de centros, por lo que, dado lo finito de los recursos, el departamento que dirige Pilar Alegría cree que deben concentrarse en quienes más lo necesitan y en los lugares y cursos donde las mejoras pueden traducirse en un mayor descenso del fracaso escolar y del posterior abandono de los estudios. Es, además, la fórmula que recomiendan organizaciones de referencia en el ámbito de mejora de la enseñanza como la OCDE.
Con este objetivo, han propuesto a los sindicatos los tres apartados donde se deberían reducir por ley las actuales ratios máximas. El primero son las unidades con estudiantes con necesidades educativas especiales, con discapacidades intelectuales, auditivas o visuales o con trastornos autistas, de comportamiento o del lenguaje. Se busca que puedan recibir una atención educativa más individualizada y rebajar la carga de trabajo sobre el docente para que pueda dedicar tiempo a las necesarias adaptaciones pedagógicas u organizativas. Hay unos 290.000 alumnos en esta situación escolarizados.
El segundo gran campo de reducción de ratios máximas serían los centros que concentran una gran complejidad social (familias pobres, alta inmigración) y que son los que más precisan de grupos reducidos y de refuerzos educativos por ser también los de mayor riesgo de repetición y fracaso escolar. En colaboración con el INE, Educación va a definir un índice que medirá la vulnerabilidad educativa para detectar los centros donde la rebaja de ratios es más necesaria. La gran mayoría de ellos serán escuelas e institutos públicos, pues es donde se concentra el 80% de estos casi 840.000 alumnos con necesidades de apoyo educativo.
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El tercer ámbito en el que se podrían rebajar ratios serían determinados cursos considerados clave. Se citan el quinto y sexto de Primaria y el primero y segundo de la ESO, los de transición entre ambas etapas, que es donde más alumnos quedan rezagados. También se quiere dar un plus de ayuda a titularse a los estudiantes de FP Básica, con una altísima tasa de abandono. El apartado se cierra con el Bachillerato, un ciclo muy exigente y en el que la atención individualizada es hoy casi imposible por la especial masificación de las clases.
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