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Mural de igualdad realizado por el equipo educativo y los niños de dos y tres años de la escuela infantil Mafalda y Guille de Valladolid.
El cliché de las princesas rosas y los príncipes azules

El cliché de las princesas rosas y los príncipes azules

Expertos en educación infantil nos ofrecen algunas claves para educar a los niños en la igualdad y evitar que desarrollen o sufran comportamientos machistas

Rebeca Alonso

Viernes, 25 de noviembre 2016, 09:10

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En la Escuela Infantil Mafalda y Guille de Valladolid ayer fue un día muy especial. Un grupo de niños de 2 y 3 años presenció atentamente la función Princesas del color de los sueños, una obra infantil cuyo mensaje se centra en que no todas las princesas tienen por qué ser rosas ni todos los príncipes azules. Se trata de una de las muchas actividades que se han celebrado en los centros educativos a lo largo de la semana con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer que se celebra hoy 25 de noviembre. En la obra estaba presente Victoria Soto Olmedo, concejala de Educación, Infancia e Igualdad de Valladolid, quien subraya que «lo básico para educar en la igualdad son las familias», y pone el foco en pequeños gestos y detalles que pueden pasar desapercibidos. «Mientras veíamos la función, una niña se ha agachado a recoger un pintalabios y un niño ha realizado un gesto negativo, apartándolo. Son comportamientos que ven en casa», explica.

Las escuelas y colegios aportan su contribución a través de estas actividades, programas especiales, etc. Pero, ¿qué pueden hacer los padres para concienciar a los niños desde pequeños y erradicar el machismo? Marta Alonso, directora de la Escuela Infantil Mafalda y Guille de Parquesol y la educadora del mismo centro Patricia de los Bueis nos ofrecen estas claves básicas:

Para la concejala Victoria Soto, es importante no solo educar en la igualdad a los niños, sino también a los padres. «Hay que recuperar las escuelas de padres, se han abandonado mucho y nosotros tenemos pensado reactivarlas. Cuando un padre ha vivido los estereotipos en su piel es difícil que no los reproduzcan con su hijo. Por eso hay que empezar con ellos», asegura. «Conozco el caso de un padre que se avergüenza de que su hijo quiera ir a clases de ballet, sobre todo por el miedo al qué dirán. Tenemos que erradicar estas situaciones», sentencia. Todo para que consigamos un futuro llenos de príncipes y princesas (o cualquier cosa que ellos mismos elijan ser) de múltiples colores, y que todos nos parezcan igual de bonitos.

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